"Sufro cuando pienso que no se me capta", decía Nicanor Parra en una entrevista en marzo de 1980. "Se ha dicho que soy un tránsfuga, un traidor, un miembro de la CIA", agregaba a la revista La Bicicleta para terminar definiéndose como "un socialista libertario". Por aquellos años el autor de Manifiesto era cuestionado por haber apoyado el Golpe de Estado de 1973. Sin embargo, cambió de opinión cuando se enteró de los atropellos a los Derechos Humanos.
Uno de los grandes poetas hispanoamericanos del siglo XX mantuvo una compleja relación con la política durante sus 103 años de vida. No quiso ser el autor oficial de ningún movimiento, como Pablo Neruda lo fue del PC. Atacado por la izquierda y la derecha, igualmente apoyó la campaña presidencial de Ricardo Lagos, en 2000, y fue cercano a la ex presidenta Michelle Bachelet, quien asistió a su funeral el 25 de enero, de 2018, en Las Cruces.
Pero Parra se convirtió en el blanco de los ataques cuando en 1970, en plena Guerra Fría, invitado a un festival de poesía en Washington, accedió a una taza de té con Pat Nixon, en la Casa Blanca. La fotografía del momento se reprodujo en la prensa: la izquierda no lo perdonó y la censura de Cuba fue inmediata.
Luego asumió una actitud distante y crítica con la Unidad Popular y Parra fue considerado "el payaso de la burguesía". Entonces desenfundó los Artefactos a modo de respuesta a sus agresores. Una de las postales más populares de esa caja editada en 1972 fue "La izquierda y la derecha unidas/ jamás serán vencidas".
Los Artefactos, junto a una serie de primeras ediciones, desde su libro Cancionero sin nombre (1937) hasta reproducciones de originales, serán parte de la exposición Nicanor Parra 1914-2018, que se inaugurará en la Biblioteca Nacional (Alameda 651) el próximo 23, cuando se cumpla un año de la partida del Premio Cervantes 2011. La muestra recogerá también fotografías y videos.
"Para la Biblioteca Nacional es un acto de justo reconocimiento, el conmemorar el primer año de la muerte de Nicanor Parra. Se trata de un homenaje muy modesto, pero significativo, el que incluye, una parte de los materiales que conserva nuestra institución como sus primeras ediciones y material documental del Archivo del Escritor", señala Pedro Pablo Zegers, director de la Biblioteca Nacional.
Es justamente en el Archivo del Escritor donde se conserva una docena de textos desconocidos de Parra. Algunos versos apuntados en inglés fueron donados al Archivo por Diego Ibáñez Langlois, en 1969. Hay dibujos donde aparece el personaje Mr. Nobody (corazón con patas), de 1989 y otros poemas de 1998, que la Biblioteca adquirió en 2001 por un monto cercano a los $ 500 mil.
En uno de esos poemas reaparece el protagonista de Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977): "Pobre Cristo de Elqui/ Todos abusaban de él/ Incluidos los Padres Franciscanos// Hasta las putas abusaban de él...".
Hay dos poemas dedicados a Octavio Paz. "No se dejó tragar por el poder/ Hubo un malentendido entre nosotros/ Pero toda la culpa la tuve yo", y al terminar el verso hay un asterisco que conduce a la frase: "Casi toda". "Que la verdad no quede sin ser dicha/ Admiración & afecto fraterno:/ Paz sobre la constelación cantante de las aguas".
Lo más probable es que a un año de la partida del autor de Discursos de sobremesa no haya mucho movimiento editorial para recordarlo. Esto ya que desde junio del año pasado, en el 24º Juzgado Civil de Santiago se desarrolla el proceso judicial por la nulidad del testamento de Parra. La demanda interpuesta por Catalina y Alberto, los dos hijos mayores del poeta, es contra los otros hermanos, Francisca, Ricardo, Colombina y Juan de Dios.
Permiso al ministerio
Nicanor Parra estaba en su casa de Isla Negra cuando el 22 de enero de 1982 se enteró de la muerte del ex presidente Eduardo Frei, en la Clínica Santa María. Un caso que la justicia ya determinó como un homicidio. El antipoeta estaba acompañado del editor César Soto. Rodeado de pinos, Parra comenzó a escribir el único poema que le dedicaría a un político.
"Con Eduardo Frei desaparece en verdad/ algo que hace mucha falta en este país/ un amigo sincero del pueblo trabajador", anota en los primeros versos de Poema y antipoema a Eduardo Frei, que terminó pocos días después en Santiago, en su hogar de Conchalí.
"El libro llevaría unos dibujos de Eugenio Dittborn. Eran bien bonitos, pero a Nicanor no le gustaron", cuenta Soto. "Entonces Juan Capra hizo unos bocetos, pero tampoco le gustaron a Nicanor y ahí optamos por la fotografía de Frei con la banda presidencial para la portada", agrega el editor del sello América del Sur, donde apareció la plaquette, en 1982, con una tirada de 200 ejemplares firmados por el autor. Otras 5 mil copias se imprimieron en cartulina blanca (de menor gramaje).
"Yo tuve que pedir permiso al Ministerio del Interior para editar este libro. Era una obligación de aquellos años. El permiso lo dio el ministro Sergio Fernández", recuerda Soto sobre Poema y antipoema a Eduardo Frei. Hoy un ejemplar (de cartulina blanca) en Internet fluctúa entre los $ 10 mil y $ 180 mil. Mientras que copias de la primera edición firmada se venden desde $ 460 mil.
"Es un poema que tiene varias versiones", dice Soto. Si es así, una de ellas está en la Biblioteca Nacional. Llegó en marzo de 2018 cuando el Archivo del Escritor adquirió parte del legado de Oscar Castro (1910-1947). El texto a Frei, mecanografiado y escrito a mano por Parra, era de Isolda Pradel (1915-2012), poeta y viuda de Castro.
"Parra recordaba a Frei desde la parodia, poniendo en suspenso cualquier homenaje, convirtiendo aquella despedida en una escritura urgente e inevitable", apuntó el escritor Álvaro Bisama cuando Parra cumplió un siglo, en 2014.
"Dios lo tenga en su Santo Reino/ y que descanse en paz naturalmente/ cómo se le ocurre que no", escribe Parra en el Antipoema y después sigue: "Y mientras tanto un hombre en un ataúd/ el muñeco de un hombre por lo menos/ eso que llaman sus restos mortales".