"La primera vez que vi Roma quedé con un gusto amargo", escribió Slavoj Žižek. "Sí, la mayoría de los críticos tiene razón al celebrarla como un clásico instantáneo, pero no me pude deshacer de la idea de que esta percepción predominante se apoya en una aterradora -casi obscena- mala lectura, y que la película es celebrada por las razones equivocadas".
Roma, la cinta de Alfonso Cuarón estrenada en Netflix en 2018, ha sido apoyada por la crítica especializada y galardonada en el Festival de Cine de Venecia, los Globos de Oro y los Critic's Choice Awards. Actualmente, es una candidata segura en los Premios Oscar como Mejor Película en Lengua extranjera.
Sin embargo, el filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Žižek, no está de acuerdo. Al menos no basándose en los argumentos planteados hasta ahora en las diversas reseñas. Žižek plantea que las apreciaciones publicadas son superficiales y que omitieron los mensajes que su director, Alfonso Cuarón, dejó entre líneas.
"Realmente Roma solo celebra la bondad de Cleo y dedicación desinteresada a la familia? ¿Realmente puede reducirse a un objeto preciado de una familia de clase media alta, (casi) aceptada como parte de la familia para ser explotada física y emocionalmente? La textura de la película está llena de pistas sutiles que indican que la imagen de bondad de Cleo es una trampa, el objeto de crítica implícita que denuncia su dedicación como resultado de su ceguera ideológica", redactó Žižek.
El esloveno ejemplifica con la inconsecuente expresión de cariño por parte de su jefa Sofía y los niños, y el abrupto cambio exigiéndole que cumple diversas labores en la casa. Lo que más impactó a Žižek, es la escena en que Sofía estaciona el gran Ford Galaxy rayándolo contra las paredes del estrecho pasillo.
"Aunque su brutalidad puede justificarse por su subjetivo sufrimiento (ser abandonada por su esposo), la lección es que, por su posición dominante, puede permitirse actos como ese (los sirvientes repararán la pared), mientras Cleo, que está en una posición más extrema, simplemente no puede permitirse esos arrebatos espontáneos, aunque todo su mundo cae a pedazos, el trabajo debe continuar..."
El punto clave de Roma
Parte crucial de la cinta, es el nacimiento de la hija de Cleo, quien es sacada de su vientre sin vida. Ella la toma entre sus brazos por unos momentos antes de perderla para siempre. "Muchos críticos que vieron en esta escena el momento más traumático de la película, se perdieron su ambigüedad: como nos enteramos más adelante en la película (pero que podemos sospechar desde ahora), lo que realmente la trauma es que no quería a su hija, así que un bebé muerto en sus brazos es una buena noticia", interpretó el filósofo.
Pero, aún tras esta experiencia dolorosa, Žižek argumenta que la familia sigue explotándola, ya que la invitación a la playa por parte de Sofía y los niños, es una mera excusa para tener una empleada durante las vacaciones. Sin embargo, cuando Cleo debe salvar a los niños arrastrados por la fuerza de mar -aún cuando ella no sabía nadar- la familia se funde en un abrazo de agradecimiento en el que Cleo confiesa su sentimiento de culpa. "Un momento que simplemente confirma que Cleo está atrapada en una trampa que la esclaviza....", concluye Žižek.
"¿Estoy soñando? ¿Mi lectura es muy loca? Pienso que Cuarón provee una pista sutil en esta dirección al nivel de la forma. Toda la escena de Cleo salvando a los niños está en una única toma larga, con la cámara moviéndose transversalmente, siempre enfocando a Cleo. Cuando uno ve esta escena, no se puede evitar la sensación de una extraña disonancia entre la forma y el contenido: mientras el contenido es un gesto patético de Cleo quien, poco después de su traumático parto, arriesga su vida por los niños; la forma ignora totalmente el contexto dramático".
Y es que el crítico cultural ve una falta de "tensión dramática", sin la perspectiva de lo que Cleo está viendo al entrar al mar. "Esta extraña inercia de la cámara, su negativa a involucrarse en el drama, es crucial en el desenganche de Cleo del patético rol de la sirvienta dispuesta a sacrificarse".
Slavoj Žižek pone énfasis en la frase que Cleo le dice a Adela en su retorno a la casa: "Tengo mucho que contarte". Un frase que invita a su liberación o cambio de vida según sospecha el esloveno. "Es muy difícil deshacerse de las cadenas en las que no solo nos sentimos cómodos, sino que también sentimos que estamos haciendo algo bien. Como dijo T.S. Eliot en su libro Asesinato en la catedral, el mayor pecado es hacer lo correcto por la razón equivocada", finaliza Žižek sobre Roma en The Spectator.