Corría 1823 y en Chile un golpe de Estado lograba la abdicación del Director Supremo Bernardo O'Higgins, tras seis años en el cargo. El llamado padre de la Patria daba un paso al costado, amenazado por una inminente guerra civil liderada por su opositor Ramón Freire, y se autoexiliaba en Perú. Al otro lado de la cordillera, otra antigua adversaria celebraba y ponía fin a su propio autoexilio de 10 años. Javiera Carrera, única mujer del clan que luchara activamente por la Independencia de Chile, aunque en rivalidad con O'Higgins, regresaba al país arrastrando todavía el velo negro de la derrota. Sus últimos años los pasaría recluida en su hacienda de El Monte, dedicada a las labores domésticas y a la caridad. Cuatro años después, durante el gobierno de Francisco Antonio Pinto, lograría al fin su deseo más anhelado: repatriar los cuerpos de sus hermanos Luis, Juan José y José Miguel, fusilados en Mendoza, en 1818 y 1821, respectivamente.
Esa casa, donde Javiera Carrera pasó sus últimos años y que fuera testigo mudo de los hechos trágicos de la Independencia de Chile, ha sido por más de 100 años uno de los secretos mejor guardados de la localidad de El Monte. Hace 30 años funciona allí la Viña Doña Javiera, administrada por la actual familia propietaria de la hacienda, quienes han conservado el inmueble tal y como se levantara a mediados del siglo XVIII. Hoy uno de los herederos, el gestor cultural Francisco Yávar Correa (32) está dando marcha a un ambicioso plan que espera relevar el valor histórico de la casa y de paso convertirla en un nuevo polo cultural y artístico de la zona.
La primera etapa ya es un hecho: la apertura a público de la Casa de los Carrera, decretada Monumento Nacional en 1974, a través de visitas guiadas donde es posible recorrer los espacios exactos por donde caminaron, comieron y durmieron los hermanos independentistas. Hay lugares históricos indudables como la pileta de metal traída de Francia y donde se dice Javiera Carrera bordó la primera bandera nacional de la Patria Vieja, de colores azul, blanco y amarillo; también su cama original, y el comedor de mediados de 1800 que sirvió de punto de reunión familiar. Los jardines también permanecen intactos con un árbol de sequoya centenario y los tres magnolios plantados por la misma Javiera.
"La verdad es que mi abuelo materno, Francisco Correa Salas, conservó muy bien esta casa. El vivió en el ala histórica y yo con mis hermanos y mi madre residimos en otra ala más nueva, hasta que tuve 18 años. Siempre tuve en mi cabeza abrir este patrimonio a la comunidad, pero también convertirlo en algo de mayor valor. Hasta ahora la casa se ha ocupado para eventos, matrimonios y también la hemos prestado para grabaciones de comerciales, pero la verdad es que es muy poco conocida incluso por los vecinos de El Monte. Ahora ya empezamos a abrirla a público con visitas guiadas que hay que reservar con 48 horas de anticipación", cuenta Francisco Yávar.
La Casa de los Carrera está abierta de martes a domingo y tiene tres modalidades de visita: recorrido guiado ($ 10.000), visita y degustación de vinos ($ 15.000) y más almuerzo ($ 30.000). Estudiantes y personas de la tercera edad pagan la mitad, menores de 10 años entran gratis. "Me gustaría que el aporte fuera sólo simbólico pero por ahora debemos inyectar recursos para nuestro proyecto cultural", cuenta Yávar.
Se trata de la segunda etapa del plan que incluye la recuperación de un antiguo bodegón de 450 metros cuadrados donde eventualmente funcionará un centro cultura con sala de exhibiciones y auditorio. "Estoy convencido de que la historia se activa cuando se hacen cruces con otras expresiones como el arte contemporáneo. Este lugar va a revivir con todo el peso histórico que tiene, pero también mi visión es construir una nueva historia unida al arte y que pueda convertir a El Monte en un referente artístico", dice Yávar.
Ya hay un precedente. El año pasado el gestor cultural junto a la curadora Sofía Edwards y desarrollaron la muestra Húsares trágicos, donde por un fin de semana invitaron a 17 artistas a intervenir la casa con obras de video, pinturas, esculturas e instalaciones. Llegaron dos mil personas. Luego la misma exposición estuvo durante tres meses, entre julio y septiembre, en el MAC de Parque Forestal. "Fue la primera vez que hacíamos algo así y fue un éxito, nos dio la oportunidad de invitar a muchos vecinos que por primera vez visitaron la casa. La idea es seguir con estos proyectos de arte contemporáneo y sumarles conciertos al aire libre", agrega.
Donde nace la Patria
El proyecto de revitalización del bodegón costaría unos $ 250 millones y Francisco Yávar ya está en contacto con organismos públicos y privados para conseguir el financiamiento. Para eso está en plena conformación de la Fundación Doña Javiera, que él mismo presidirá y que contará entre sus miembros a la historiadora Ana María Ried, presidenta del Instituto de Investigaciones Históricas José Miguel Carrera. "El proyecto me interesa muchísimo, sobre todo poder habilitar uno de los sectores de la casa como museo, donde nosotros prestaríamos objetos y documentos para su exhibición. Dentro de los objetos más valiosos tenemos un retrato a pluma de cuerpo entero de José Miguel Carrera, la bitácora de su viaje a EEUU y el testamento que hizo en Montevideo. También de su cónyuge Mercedes Fontecilla tenemos un retrato en colores y unos aros", cuenta Ried, quien es además descendiente directa de los Carrera. Hace un mes, además, la historiadora donó a la Biblioteca Nacional un conjunto de más de 100 cartas originales de los hermanos Carrera y otras figuras como Vicuña Mackenna y la familia Amunátegui que dan cuenta de hechos históricos y que eventualmente podrían exhibirse, en copias, en la hacienda de El Monte.
"Muy poca gente sabe que existe esta casa y es una de las pocas residencias originales pertenecientes a un prócer chileno que se mantiene en pie, es un verdadero tesoro", dice Ried.
Efectivamente, además de este inmueble sólo existe la casa cuna de Arturo Prat en Ninhue, Región del Biobío.
Pero además, la casa de los Carreras mantiene un misterio. A un costado del bodegón que Yávar quiere restaurar se encuentra la entrada al túnel por donde Carrera y sus hermanos escaparon tras el desastre de Rancagua. El túnel, que fue investigado por expertos de la Universidad de Santiago, tiene un kilómetro de extensión y acaba en la Iglesia San Francisco de El Monte, recientemente restaurada y donde desde 2014 se conserva también el cráneo de José Miguel Carrera (ver recuadro), recuperado tras su fusilamiento en Mendoza.
Según aquella investigación el túnel tendría otras dos salidas, una en los cerros y otra en el río Maipo. Todo es conjeturas. "Como se dice, El Monte es el lugar 'donde nace la Patria' y tiene muchos atractivos que hacen falta descubrir y difundir. Mi desafío es desde la casa de los Carrera poner en el mapa histórico y turístico a El Monte, con miras al 2021, fecha en que se cumplirán 200 años de la muerte de José Miguel Carrera".
La calavera de Carrera
La historia cuenta que tras el fusilamiento de José Miguel Carrera en Mendoza, a éste le cortaron la cabeza y los brazos. Javiera Carrera logró repatriar su cuerpo y el de sus otros hermanos que hasta hoy están enterrados en la Catedral de Santiago. Se dice que también habría traído la calavera del prócer, pero Ana María Ried asegura que no. "No se sabe a ciencia cierta quién la recuperó ni tampoco si es de Carrera. En el pasado se hicieron análisis pero no fueron concluyentes. Lo mejor sería someterla a un nuevo estudio de ADN", dice Ried. "De todas maneras, todo indica que es verídica por una marca que tiene en la sien, que sería el disparo con que terminaron de rematar a Carrera", agrega. Antes de pasar a la Iglesia de El Monte, el cráneo estuvo en una bóveda del Banco Estado.