El pasado domingo 6 de enero Post Malone, cabeza de cartel en el próximo Lollapalooza y número uno la última semana del hot 100 Billboard, pidió a sus seguidores a través de Twitter que lo dejen tranquilo apelando a su estabilidad emocional. "Estoy a punto de suicidarme" tuiteó dos días después la rapera CupcaKKe para luego ser internada. En diciembre el comediante Pete Davidson del elenco de Saturday Night Live y ex novio de Ariana Grande posteó en Instagram "ya no quiero estar en esta Tierra". La policía de Nueva York envió una patrulla a su casa (más tarde lo encontraron ensayando sin novedad para el show) mientras su ex decidió apoyarlo vía Twitter. La propia Ariana inquietó a las redes sociales a fines de septiembre con una seguidilla de tweets interpretados como una reacción a la muerte por sobredosis del rapero Mac Miller, su pareja hasta mayo de 2018 de historial narcótico y etílico, romance que la cantante definió en redes sociales como "duro" y "aterrador". En esa fecha estaba comprometida en plan matrimonial con Davidson, famoso por su talento precoz (debutó a los 20 en Saturday Night Live) y la franqueza para hablar públicamente de adicciones y padecimientos como el mal de Crohn, trastornos de personalidad y perder a su padre en el atentado a las Torres Gemelas. El romance de seis meses fue redondo en redes para una generación criada con internet y plataformas convertidas en un espacio de borrosa delimitación entre lo privado y lo público. Se amaban con locura según registros en Instagram, de pronto terminaron y Ariana la rompió con "Thank you, next!", single de adelanto de su nuevo álbum y una alusión inequívoca a su historial amoroso.
Los anuncios vía redes sociales de las estrellas pop y famosos sobre depresiones y pensamientos suicidas parecen llamativos aún cuando la condición mental ha sido parte del mundo de los espectáculos y las artes desde siempre, incluyendo el desorden bipolar que afectaba a Beethoven y Virginia Woolf, Van Gogh cortándose una oreja como antesala al suicidio, los trastornos de Judy Garland y Carrie Fisher en Hollywood, las crisis nerviosas de Sinead O'Connor a lo largo de los años y el derrumbamiento emocional de Kurt Cobain, cuyo matrimonio con Courtney Love fue una trágica teleserie que se leía en revistas de rock hace un cuarto de siglo.
La diferencia es que ahora las personalidades del espectáculo no tienen complejos en revelar desbarajustes emocionales y si las redes sociales sirven para compartir experiencias y alertar sobre enfermedades mentales superando la barrera del tabú que rodea estos temas, que se sigan usando. La ansiedad suele ser citada como una de las complicaciones más típicas de las figuras juveniles. Selena Gómez y el ex One Direction Zayin Malik han abordado con detalle los procesos personales que han atravesado para lidiar con ese desorden. La vulnerabilidad emocional de los artistas pop dado el nivel de exposición al que se someten es una forma de humanizar el estrellato y empatizar con sus seguidores, como sincerarse públicamente es parte del remedio.