Aunque no tuvo suerte en los principales premios de la industria -Oscar y Globos de Oro- la saga Cómo entrenar a tu dragón se dio el gusto de arrebatarle a la competencia dos veces el premio Annie a la Mejor película animada (en 2011 y 2015), el tradicional reconocimiento que galardona en exclusiva ese cine.
Así, en medio del habitual dominio de las cintas de Disney y Pixar, la franquicia de DreamWorks logró alzarse como uno de los faros de la animación de Estados Unidos, ofreciendo emoción y sentido de aventura.
Pero ahora, a contramano de las reglas no escritas de la industria, las aventuras en el cine del joven
vikingo Hipo y el dragón Chimuelo se despiden con una tercera película, que debuta mañana en cines chilenos como uno de los títulos fuertes de la temporada.
La historia -que conserva a su director original, Dean DeBloisparte ocho años después de los hechos del primer filme y cerca de los últimos sucesos del anterior, que dejaron una profunda herida en la familia protagonista.
La tensión regresa hacia la coexistencia en una sola sociedad de vikingos y dragones, por siglos separados, pero en convivencia desde las heroicas acciones de Hipo, el actual jefe de la isla de Berk. En medio de su compromiso con Astrid y sus primeros pasos como líder -que apuntan a mover a toda la comunidad al Mundo Oculto, la supuesta tierra de donde vienen los dragones-, todo se precipita con la aparición del villano Grimmel, un enemigo de ese entendimiento y asesino de Furias Nocturnas, la raza a la que pertenece Chimuelo (para el que también aparece el amor).
Con una apuesta que celebra los elementos que hicieron popular a la saga, la cinta se aboca a proporcionar dos horas de diversión, pero sobre todo a darle un cierre consistente a la trilogía, donde el paso del tiempo tiene repercusiones.
"Ha permitido a sus héroes evolucionar como seres humanos, dando como resultado uno de los mejores arcos de personajes que la animación haya visto jamás", expresó en ese sentido Variety, mientras que IndieWire señaló que "toca una tecla agridulce al recordar a su joven audiencia que todas las cosas buenas deben llegar a su fin".