La decisión de Yalitza, la protagonista de Roma
La primera indígena en ser nominada al Oscar, tuvo una vida difícil. Agobiada por las deudas debió trabajar en lo que fuera. Todo cambió el día en que entró al casting de Roma en reemplazo de su hermana.
El día que Alfonso Cuarón escogió a Yalitiza Aparicio como protagonista de Roma, también pudo ser la jornada en que ella dejó pasar una chance que varios persiguen por años. La tercera fase de la selección se hizo en Ciudad de México, con presencia del director. Yalitizia no lo conocía. Antes de viajar, buscó su imagen en Google. Cuando lo vio en el set, no lo reconoció.
"Las otras tres chicas que habían llamado al casting estaban súper emocionadas de tenerlo cerca. Cuarón era distinto en fotos, hasta pensé que era una farsa. Entonces volteé a decirle a mi mamá que no era él, que algo no estaba bien y mejor nos fuéramos. Ella me dijo que no valía la pena echarse para atrás, habiendo venido desde lejos. Y pues sí: me animé", contó la oriunda de Oaxaca en conversación con el portal Vice.
El proceso había comenzado algunas semanas antes. Aparicio acompañó al casting a su hermana, quien en ese momento estaba embarazada, por lo que ella ocupó su lugar. "Me cuestionaron cosas bien raras. Yo no sabía que eso pudiera ser una prueba para algo. Querían saber si alguna vez me había enamorado, si tenía miedos, si creía en la amistad. Yo respondí lo que pude y salí un poco confundida. Ni me imaginaba lo que pasaría a continuación", relata en la entrevista mencionada. .
Hasta entonces su vida no había sido fácil. Se tituló de profesora de preescolar, pero como muchos, tras egresar solo tenía deudas. Por ello debió trabajar en lo que fuera: garzona, recepcionista de hotel, cuidadora de niños, entre otras ocupaciones.
"Para nadie es una novedad que encontrar trabajo después egresar sea difícil, especialmente en Oaxaca. Yo le entré a todo lo que podía, estaba siempre fuera. No tenía ni tiempo, ni ganas de regresar a casa a mirar la televisión. Por lo mismo no conocía a Alfonso Cuarón, mucho menos me daba el lujo de soñar y de pensar que algún día fuera a trabajar con él", relata en el portal mexicano.
Pero este trabajo era distinto. Eran 20 semanas de rodaje sin guión, en que solo cuando llegaba al set se enteraba de lo que debía hacer. "Lo que pasa es que yo estaba mentalizada a que trabajaría educando niños. Así que cuando me metieron a un quirófano y tuve que actuar un parto, o cuando tuve que repetir 60 veces la escena donde le confesaba a mi patrona que estaba embarazada, me pregunté si eso era mi vocación", cuenta la oaxaqueña a Vice.
Con su visión formada desde la pedagogía, Aparicio cree que desde allí puede aportar en el cine. "A los normalistas nos dan una educación que da mucha importancia a los derechos estudiantiles. Por eso mismo entendí muy bien qué hacer en las escenas donde revivimos el 'Halconazo'. No puedo negar que en algún momento pensé en nuestros compañeros de Ayotzinapa, en todo lo que ha ocurrido y hemos tenido que ver en una pantalla para dimensionarlo mejor."
La mexicana fue la primera mujer indígena en ser portada de Vogue y competir por el Oscar como Mejor Actriz. Consultada por la mayor enseñanza que le ha dejado esta experiencia, afirma: "Sin importar el físico o el origen, todos somos capaces de llegar lejos y demostrar de qué está hecha nuestra cultura, nuestro temple".
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