UNO
El último concierto fue un imprevisto, según los conocidos en el tema. Los lazos entre John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, ya estaban destruidos. Y el haber subido a la azotea del estudio de Apple Corps para recordar las raíces de la banda, quedó en la memoria de los melómanos. A 50 años de que viéramos por última vez a The Beatles desde un tejado en Londres, los homenajes no podían esperar.
Al medio día del miércoles 30 de enero, de Arica a Punta Arenas, comenzó un concierto masivo retratando lo que fue este episodio clave en la cultura popular, descrito por la organización como "algo nunca antes visto en Chile ni en el mundo". En Plaza de las Banderas se dio el vamos oficial a la jornada, siendo quizás el lugar ideal: hay sombra.
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DOS
Al igual que hace medio siglo en Londres, esta vez con una significativa diferencia de temperatura -27 grados-, la gente se aglomera alrededor del lugar. Algunos prepararon su visita, mientras que otros -sorprendidos- peatones, se sientan a esperar. Un pequeño y respetuoso público, espera el homenaje. Nelson, de 61 años, es fanático de la banda desde pequeño: "Yo soy del '57, los sigo desde que tengo 7 años. Me gustan Los Beatles desde que estaban en la plena, cada vez me gustan más", afirma. Respecto a si tenía algo que hacer durante el homenaje, afirma que todo estaba calculado: "Tengo el auto en el mecánico, me arranqué". Nuestra conversación se interrumpe cuando la banda tributo -Siempre Beatles- aparece para dar inicio al espectáculo con una cuenta regresiva. El show comienza sorpresivamente a la hora prevista, casi con puntualidad inglesa, solo con cinco minutos de atraso.
TRES
"Get Back" es la primera de las 12 canciones comprometidas. Si bien el show no respetó el setlist original, el público no está preocupado de eso. Familias completas, transeúntes camino al trabajo y diferentes personas comienza a agruparse en el sector, saturando el paso de quienes no están interesados en la música. Los representantes locales de los fab four continúan con "Don't let me down", canción que coincide con la destrucción de un dron que grababa la escena. "¡Quítale la batería!" gritan los de producción al ver que se está incendiando tras chocar contra un árbol, mientras guitarras y baterías imaginarias seguían apareciendo entre quienes revivían desde la nostalgia la alegría que transmiten las canciones del cuarteto inglés.
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El dron incendiado.[/caption]
CUATRO
Jaime Godoy, el gestor de la iniciativa, no para de revisar su celular. Por el grupo de WhatsApp "Azoteas Beatles", recibe fotos de todos los escenarios dispuestos, 32 en total. Al azar, muestra algunos vídeos de Viña del Mar y Plaza de Armas, demostrando que los shows han sido un éxito total. Al mismo tiempo, "Can't buy my love" empieza a desordenar a quienes disfrutan de la intervención. César "Lennon", el guitarrista de la banda, pregunta si lo están pasando bien, a lo que pocos responden. "Parece que no han desayunado" grita una espectadora, quien desde que comenzó la fiesta por los 50 años no ha parado de bailar.
Un repaso por los grandes éxitos, principalmente de la primera época de la banda, mantiene cantando a los asistentes. "Help" y "She loves you, yeah, yeah, yeah" son coreadas por gente de todas las edades. Antonio y Cecilia, pareja que no se conoció por la beatlemanía, pero sí reconoce que las canciones "aumentaron la pasión", acaban de llegar desde el show de Plaza de Armas, y admiten que acá están tocando "las canciones que la gente quiere oír".
Mientras suena "A hard day's night" un niño se acerca a cantar con la banda. Las nuevas generaciones ya vibran con las melodías de Lennon y McCartney, parece que el furor por The Beatles no acabará nunca.
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CINCO
"Nos dicen por interno que nos tenemos que ir" dice César Lennon. "¡No nos vamos ni cagando!" responde el público. La intervención es un éxito. "We can work it out" y "Twist and Shout" cierran la jornada, siendo esta última canción la que destruye todo protocolo: son los transeúntes los que toman el micrófono, entregando una atmósfera digna de un concierto de rock n' roll. Tras finalizar el pequeño concierto, los medios se acercan a conversar con los músicos a cargo del tributo, mientras que algunos espectadores les piden fotos para el recuerdo.
El organizador, afirma que en todo Chile ha sido un éxito y esperan replicar esta idea cada cinco años. Mientras tanto en Plaza de las Banderas, todo vuelve a la normalidad. Al menos, a diferencia del cuarteto original, la policía no detuvo el espectáculo.