Daniel Riveros ya se había transformado en Gepe, recuerda. Y retrocede la cinta 12 años: "Me fui de gira con Rodrigo Santis (Congelador) y él y yo éramos nuestros propios roadie y mánager". De esas historias hay muchas en la memoria del cantautor, que construyó su carrera a pulso y desde el camino de la independencia junto al sello local que ha editado sus siete LP, Quemasucabeza. El mismo que dirige Santis. "Fueron procesos de puro aprendizaje en los que ellos y yo crecimos juntos profesionalmente", reconoce el solista, que hace un par de semanas se despidió de su disquera histórica y firmó por Sony Music, en una alianza que involucra a dos filiales de la compañía, la nacional y la mexicana. Para Gepe, la voz más reconocible del llamado Nuevo Pop Chileno, un hito que abre una nueva etapa en su ascendente trayectoria.
"Esto partió por Sony México, diciéndonos que nos querían fichar porque encontraban que el trabajo que se ha hecho allá, más la gente que nos sigue en ese país, era algo súper interesante", cuenta el autor de "Hambre". Luego vino la coordinación de las dos sucursales y las reuniones en ambos países entre Gepe y la compañía, con varios tira y afloja durante "un montón de tiempo", reconoce. Hasta que se convenció, porque "nos interesa mucho consolidarnos en Chile y en México, que es un súper mercado", explica.
Sentado en una de las oficinas de su nueva casa discográfica, el músico profundiza en las razones que lo llevaron a firmar: "En Chile tenemos un camino avanzado, con varios discos, recorrido, la gente nos conoce. Y eso ha sido un trabajo paso a paso junto a Quemasucabeza que con este upgrade técnico seguiré consolidando. Pero para mí la internacionalización es clave. Afuera fue más difícil para nosotros, al haber pertenecido a un sello independiente, en países con 'mercadotes' como EE.UU., México o España".
En lo concreto, Riveros no seguirá trabajando con Quemasucabeza pero sí con Armónica, la agencia de booking de la disquera, que serán "mis coordinadores, mi nexo y apoyo creativo para relacionarme con Sony", detalla. El contrato con su nuevo sello no tiene fecha de término ni un número de discos o singles por editar. "Va a ser un proceso muy orgánico", repite varias veces. Y para eso puso su currículum sobre la mesa: "Nosotros dijimos 'tenemos una carrera de tal cantidad de tiempo, hicimos estos discos, no somos tan nuevos en esto'. Queremos la libertad de decir 'quiero sacar un disco ahora, después o demorarme tanto tiempo'. Pero hay libertad y comprensión, eso es lo más lindo que sucedió entre las dos partes".
Una autonomía creativa que el sanmiguelino ha tenido durante toda su carrera solista, desde que debutó en 2004 con el EP 5x5 (Jacobino Discos). Y que ahora, dice, no peligra por el hecho de estar ligado a una de las mayores firmas de la industria. "No tengo miedo a perder el control artístico de mi carrera, porque dialogamos y hay libertad", aclara. "El único miedo que he tenido siempre es que no se me ocurran más canciones".
Por ahora, reconoce que no tiene ninguna pieza terminada que se pueda convertir en el primer single de esta nueva etapa. "Estoy haciendo demos como enfermo pero los que valen la pena necesitan un tiempo para que decanten", explica. Y aunque ha coqueteado con el reggaetón y la bachata, dice que no cambiará su esencia de pop y folclor por los ritmos que hoy dominan la industria. "No haría un trap, porque no me acomoda. Me encanta el black metal, pero no haría uno por lo mismo".
En ese sentido, tiene claro cómo quiere que suene su próximo proyecto: lejos de los sonidos orientados a la pista de baile de Estilo libre (2015) y de la sobriedad acústica de Ciencia exacta (2017), y más próximos a los de su último y alabado LP en homenaje a Margot Loyola, Folclor imaginario (2018). "La sonoridad tiene que ser de ese álbum, que para mí fue tan importante. Hay una forma nueva de cantar. Una nueva forma sobre todo en la espacialidad musical. Lo que sí te puedo decir es que este no va a ser un disco de folclor, va a ser uno con el espíritu mío pero con canciones relacionadas al pop y por supuesto con inspiración folclórica", detalla.
El nuevo acuerdo de Gepe, de paso, confirma una tendencia al alza en la escena musical chilena, que tras varios años fuera del radar de las grandes discográficas -obligadas a reajustarse por la piratería y el formato MP3-, ha vuelto de a poco a las filas de las "majors". Así, el sanmiguelino se suma a otros nombres locales que recientemente han sido fichados por Warner, Sony y Universal, como Américo, Kudai, Javiera Mena, Paloma Mami, Denise Rosenthal, Mon Laferte, Camila Gallardo y DrefQuila. "Diría que hace muy poco se definió que el formato para saber el alcance de ciertos artistas es el streaming. Y los sellos se fijaron en eso", teoriza el solista.