Su guitarra ha sonado en cada unas de las fechas de la agitada agenda veraniega de Chancho en Piedra, y lo hará en las tres fechas que vienen del festival Juntémonos. Su rostro aparece por primera vez en las fotos promocionales con las que el grupo ilustra una nueva etapa en su carrera. Tras entrar como reemplazo a la banda en abril del año pasado -"para echarles una mano a mis amigos", explica- Cristian Moraga, conocido como "C-Funk", se afianza como integrante estable del cuarteto y piedra angular de este segundo tiempo que inician los autores de "Eligiendo una reina". Un reajuste motivado por los dos mayores remezones que se han vivido al interior de lo que alguna vez se conoció como 'La familia chilenita del funk'.
"Tocar con amigos siempre es agradable, en especial cuando sientes que eres un aporte para la banda", comenta Moraga, quien tras el paréntesis indefinido de Los Tetas desde 2017, motivado por la denuncia por violencia intrafamiliar contra el cantante Camilo Castaldi, se sumó a Chancho en Piedra para ocupar momentáneamente el puesto que dejó vacante el histórico guitarrista Pablo Ilabaca, la primera baja del conjunto en 24 años, hoy enfocado en otros proyectos, como el grupo Pillanes. Y aunque asegura que va "paso a paso", C-Funk ya planea los próximos hitos junto a sus nuevos compañeros de ruta: una primera gira al exterior y un disco, el décimo, con su debut en el estudio.
"No le hemos puesto fecha todavía pero queremos componer y grabar música nueva, que será el puntapié inicial de la nueva era", explica Eduardo "Lalo" Ibeas, vocalista del remozado cuarteto. "Cuando llegó Cristian nos dijo que nos ayudaría mientras encontrábamos a alguien, pero de poco se ha ido entusiasmando más y creo que el paso natural después de casi un año juntos es grabar, así que en marzo vamos empezar a ver qué sale. Queremos algo que suene moderno, bailable, que tenga fiesta y discurso", añade.
En este nuevo proyecto discográfico, que el grupo afronta en medio de sus "bodas de plata", el rol de Moraga irá más allá de la guitarra. Según explica él mismo, la idea es tomar la producción musical del conjunto, como complemento a la labor de director musical que ejerce el bajista Felipe Ilabaca. "Para mí es muy atractivo producir a una banda con una gran trayectoria como esta. Se los ofrecí en el pasado y ahora se dio esa opción. Chancho en Piedra tiene que tomar un nuevo rumbo porque ya hicieron de todo, entonces el desafío es ver qué pueden hacer en 2019, replantearse las cosas después de la partida de alguien tan importante como Pablo", señala.
Ibeas profundiza en este punto: "Con Pablo, después de tanto tiempo, las cosas se daban casi sin necesidad de conversarlas, casi ni ensayábamos. Ahora con Cristian es otra modalidad, pero una que nos ha permitido quitar el piloto automático y reencantarnos con nuestra propia música. Los cambios son para los dos lados, y como Cristian es productor también, y no sólo un músico invitado, nos propone desafíos para hacer cada vez mejor las cosas".
Fechas por el país
Al momento de definir qué ha sido lo más difícil de su llegada a Chancho en Piedra, C-Funk tiene una respuesta clara: aprenderse al dedillo buena parte de un repertorio que incluye nueve discos. "Si bien uno conoce las canciones, tocando te das cuenta que tienen algo que es propio de ellos", explica.
Tras algunos shows el año pasado -incluyendo la celebración de los 20 años del disco Ríndanse terrícolas-, seguidos de diversas presentaciones este verano a lo largo del país, Moraga y el resto del grupo preparan su actuación en las tres fechas del festival Juntémonos (Puntoticket), que parte este sábado en Coquimbo y continúa en Pucón (13 de febrero) y Viña del Mar (16). "Los shows del verano han sido una demostración de que queda Chancho en Piedra para rato", asegura Ibeas.