Vivan las apps y sus emprendimientos

Definitivamente el trabajo freelancer y los emprendimientos en tecnología son mucho más comunes en la actualidad que en la época de mis papás. La casi normalizada dependencia del celular ha permitido que las apps moneticen lo suficiente para que sus desarrolladores ganen dinero en un trabajo donde "definen su propio horario".

En ese ambiente surge la figura de Billy McFarland, el hombre detrás de la idea de Fyre Festival, quien comenzó su carrera con otro emprendimiento llamado Magnises (también ligado a la idea de eventos exclusivos y el lujo). McFarland contaba con los contacto del mundo de las start ups, inversionistas que creían en su discurso y jóvenes dispuestos a trabajar con él. No olvidemos que la idea inicial era que Fyre Festival fuese un evento para lanzar la App de Fyre. Esta app buscaba que una persona común (pero con alto poder adquisitivo) pudiese contratar a artistas importantes para eventos privados (porque todos sabemos lo terrible que es buscar un número musical para nuestra fiesta de cumpleaños).

No soy un jefe, soy un líder

Actualmente se critica la imagen del jefe ochentero ambicioso, explotador y que trata mal a sus empleados. Estas personas siguen existiendo (algunos envueltos en polémicas con respecto a playas privadas) por lo que el espíritu millennial está fuertemente ligado a la idea de liderazgo por sobre la autoridad suprema del jefe. Hay cientos de frases clichés para ejemplificar las diferencias: el jefe inspira miedo, el líder guía. El jefe dice "yo", el líder dice "nosotros". El jefe busca responsables, el líder busca soluciones. Si vieron el documental, quizás les suene esa última frase.

En varias ocasiones los encargados de distintas áreas del Fyre Festival (cuyas responsabilidades no logran quedar muy claras) mencionan que le hicieron ver a Billy McFarland la posible crisis. McFarland respondía con el clásico "busquemos soluciones". El hombre es descrito como carismático y está claro que utilizó las frases y actitudes de líder que hacían que su equipo se sintiese comprometido con él.

A medida que avanza el documental, siento que nadie del equipo abandonó el proyecto porque sus sueldos estaban retenidos (sólo les pagarían una vez terminado el festival). O quizás nadie quería desertar después de tanto tiempo y esfuerzo invertido. El optimismo los cegó a todos.

https://twitter.com/markhoppus/status/1092255876461686784

Los festivales de música ya no son sobre la música

Adiós al recuerdo místico de Woodstock donde se habla de Jimi Hendrix o Janis Joplin. Es cierto que el festival debe seguir teniendo un buen listado de artistas, pero hace rato dejó de ser lo más importante, basta con ver como las entradas en verde de Lollapalooza se agotan en horas. Los festivales dejaron de ser productos y se convirtieron en experiencias. Los productores deben asegurarse que toda la experiencia sea satisfactoria (digna de posteo en Instagram) y que tenga cierto grado de exclusividad (si todos pueden tenerlo, es absurdo "sacar pica" de ello en las redes sociales).

https://www.youtube.com/watch?v=uZ0KNVU2fV0

La vida que quieres mostrar en Instagram

Debo admitir que me encantan las redes sociales y soy consciente que paso una buena cantidad de tiempo en Instagram. Dicho esto, saben que no odio las redes sociales.

Creo que todos conocemos a alguien que siempre la está pasando bien en Instagram. Siempre está de viaje, comiendo rico, haciendo ejercicio (y pasándolo bien mientras lo hace) o cualquier cosa bacana. Es una persona que es tan feliz que te genera dudas de si su felicidad es real o envidia de que tenga una vida tan bacán. No sé en qué momento Instagram se convirtió en una red social extremadamente exitista, donde cada vez es más común pensar el post, el filtro, el hashtag y todo lo que permita generar likes.

El spot promocional de Fyre Festival era 70% de modelos famosas en bikini disfrutando la playa. Sumemos a la estrategia de cientos de famosos e influencers posteando la imagen 'misteriosa' del Fyre Festival al mismo tiempo. ¿Resultado? Miles de personas deseando asistir al evento más exclusivo de la historia (sin saber el line up de artistas). El festival prometía ser una fábrica de likes para quien asistiera.

Nadie se preguntó cómo se producía este festival. De hecho, uno de las primeras personas que huele la estafa crea una cuenta en Twitter para denunciar este hecho. Nadie lo pescó. Cuando hay 10 mil cuentas hablando sobre lo bueno que será un evento, nadie pesca al amargado solitario. Pero ojo, Bella Hadid está en el spot, Kendall Jenner publicó la imagen… "ellas saben de eventos, van a Coachella y esas cosas… obvio que este evento será bacán". No podemos culpar a los inocentes que confiaron en el evento, especialmente cuando los productores se colgaron de la fama y credibilidad de cientos de famosos e influencers de todo el mundo.

Si bien el documental nos narra todo el proceso de fracaso del Fyre Festival, se detiene poco en el tema de las redes sociales y cómo uno intenta constantemente parecer feliz en ellas aunque la vida sea miserable (y cómo vieron una oportunidad de negocios en esta flaqueza humana). Sólo uno de los productores hace el mea culpa sobre esto, y reconoce que mientras la pasaba pésimo en la producción, posteaba hermosas imágenes de las Bahamas. Su vida en Instagram parecía perfecta.

Siempre hay dos versiones

¿Por qué el documental no se hace cargo del tema de las redes sociales? No es una decisión al azar. Una de las empresas productoras del documental es Jerry Media, quienes fueron los encargados de las redes sociales del Fyre Festival. El lado bueno es que la plataforma Hulu también tiene su documental sobre el festival, llamado Fyre Fraud. En este último incluso sale el testimonio de McFarland. Así que si la estafa primermundista-millenial del Fyre Festival se roba su corazón, pueden seguir armando su propio puzle sobre lo que pasó.

https://www.youtube.com/watch?v=ljkaq_he-BU