Ted Bundy y la última fascinación por las series de asesinos

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El homicida serial de los 70 protagoniza la última apuesta de Netflix, la que se une a otras que han abierto la polémica.


Exactos 30 años después de ser condenado a muerte en la silla eléctrica en Florida, la escalofriante sonrisa de Ted Bundy volvió a ganar inusitada relevancia en el último mes. ¿La razón? El debut el pasado 24 de enero en Netflix de Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy, la serie documental de cuatro capítulos que muestra lo que por años había permanecido guardado: las grabaciones de audio que registró en casete el periodista Stephen G. Michaud de las conversaciones que mantuvo con él en la cárcel.

Las más de 100 horas de material incluyen su defensa -"no soy un animal, no estoy loco, no tengo doble personalidad, sólo soy una persona normal"- y la posterior confesión en que revela que mató y abusó de 30 mujeres en la década de los 70, pese a que su aspecto y encanto podía hacer dudar a los escépticos.

Un estreno acompañado días después de las primeras funciones en Sundance del largometraje Extremely wicked, shockingly evil and vile, una ficción dirigida por el mismo realizador -Joe Berlinger- y con la exestrella juvenil Zac Efron interpretando a Bundy, que luego fue adquirida por Netflix.

La llegada de la serie ha vuelto a poner el ojo en la fuerte apuesta de la plataforma de streaming en las producciones documentales sobre crímenes reales, de larga tradición en la televisión convencional, y en este caso en particular, en la decisión de dedicarle una serie a lo que es básicamente la versión de los hechos de Bundy, con entrevistas actuales al periodista y las madres de sus víctimas, en un relato que no provee de grandes revelaciones ni marca un giro en lo que se ya conocía sobre uno de los mayores asesinos del siglo XX.

En ese sentido, no hay cabida para profundizar en las víctimas o en otras miradas que permitan una comprensión mayor de sus crímenes. "Que Conversaciones… aparentemente sea un preludio de una versión ficticia y de comedia negra de la historia de Bundy, con Zac Efron, es casi tan perturbador como el relato que hace la serie documental de crímenes de hace 50 años. Bundy puede haber sido un agujero negro de ser humano, pero estaba rodeado por una constelación de otras historias que también vale la pena contar", señaló el sitio Vulture sobre la serie, que ha dividido a la crítica.

El fenómeno de las producciones sobre asesinos en Netflix comenzó con Making a murderer en 2015, la serie centrada en Steven Avery, un hombre encarcelado injustamente que luego fue liberado y, tras eso, condenado nuevamente por un asesinato del que dice ser inocente. La historia fue retomada en un segundo ciclo estrenado en octubre, que se ubicó en el top 10 de los títulos favoritos de la audiencia para hacer maratón, según reveló la firma.

Un impacto similar logró con The keepers (2017), sobre el asesinato sin resolver de la monja Cathy Cesnik a fines de los 60 en Baltimore, mientras que en 2018 se intensificó con realizaciones como The staircase -que retomó con tres nuevos capítulos la serie francesa de 2004-, Evil genius, I am a killer y The innocent man, similar en algún sentido a Making a murderer. A partir del estreno de esta última, en diciembre, Forbes comentó: "Estas son historias importantes, pero el formato ha pasado de ser informativo a fetichista". La tendencia en cualquier caso parece lograr matices con series como ReMastered, que indaga en las historias de misterios y crímenes que implican a músicos como Víctor Jara y Bob Marley, y la ya anunciada serie antológica The story of a crime, que mostrará casos de diferentes partes del mundo, partiendo por la muerte del excandidato presidencial mexicano Luis Donaldo Colosio en 1994.

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