"Tenía muchos escrúpulos, cuestionamientos morales y también miedo" dijo alguna vez Bruno Ganz al momento de aceptar el papel de uno de los personajes fundamentales en la historia del siglo XX.
Y es que cuando encarnó el rol de Adolf Hitler, jamás imaginó que sería la actuación que lo llevaría a obtener la fama mundial. Ganz fue parte de La Caída o Der Untergang en su título original, filme escrito y producido por Bernd Eichinger.
La película es una adaptación del libro homónimo del historiador Joachim Fest, el cual fue visto por Eichinger en un estante de una librería. Éste, al conocer dicho texto, supo que había dado con el elemento dramático necesario para la película que llevaba décadas soñando con hacer.
Al igual que el libro de Fest, la trama de este largo de 155 minutos se centra en el hundimiento del Reich, reflejando el colapso del imperio que alguna vez dominó gran parte de Europa. En entrevistas de la época, el productor explicó que "los últimos días nos muestran claramente cómo el fanatismo de masas funcionó en los primeros años del régimen y cómo siguió reinando hasta su triste final". El relato es visto desde la historia de Traudl Junge, la secretaria personal de Hitler, quien fuera una de las personas que acompañó al líder hasta las últimas consecuencias.
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Imágenes de La Caída.[/caption]
Esta cinta es vital en la historia cinematográfica alemana, ya que es la primera película que vuelve a hablar públicamente del régimen nazi desde 1956, por lo que el rol de Bruno Ganz era importante en el desarrollo de esta historia, la cual volvía a abrir una herida irrecuperable en el corazón germano.
El fallecido actor suizo fue la primera opción del director Oliver Hirschbiegel para interpretar al personaje. Hirschbiegel le envió el guión junto con un ejemplar del libro de Joachim Fest. Este artista aceptó el trabajo, tomando en cuenta las consecuencias que podría conllevar: "Meterse con el nacionalsocialismo y aún más con Hitler es como pisar terreno prohibido. Uno pisa esa zona prohibida casi bajo riesgo de perder la vida", dijo el intérprete quien pese a la negativa de su círculo cercano, se aventuró en los hechos de la Segunda Guerra Mundial.
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En palabras de sus compañeros de reparto, Ganz logró caracterizarse de inmediato en la figura del 'führer'. "Bruno estaba un poco preocupado, y le sugerí que probara a hacerlo caracterizado. Y funcionó enseguida. Cuando la sesión de maquillaje terminó, el efecto fue tan impresionante que todo el equipo se quedó en silencio" señaló Eichinger.
La producción de esta cinta los llevó a construir una réplica perfecta del búnker, además de grabar distintas locaciones que representaran el destrozado Berlín de 1945, llevando al equipo a instalarse irónicamente en Rusia, país que aún cuenta con lugares que no han sido afectados por el paso del tiempo. Incluso, llegaron a contar con 700 extras que se caracterizaron como militares alemanes.
El éxito de La Caída la llevó a ser considerada una de las cinco películas internacionales más importantes del 2004. Medios especializados como El País o ABC la llenaron de comentarios positivos, destacando tanto su rigor histórico como la capacidad crítica para reflexionar ante un hecho que sigue avergonzando a la identidad alemana. Y también le permitió a Bruno Ganz vivir eternamente como el actor que se atrevió a revivir a un personaje que cambió el rumbo de la sociedad.
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