A Juan Venegas (1967-2019)

The Velvet Underground & Nico, de Joe Harvard, fue publicado originalmente en 2004 y tuvo sucesivas reediciones, hasta que este año dos editoriales argentinas, Dobra Robota y Walden, decidieron publicarlo este año en coedición. Si bien ha habido muchos libros sobre la legendaria banda liderada por Lou Reed, este en cuestión tiene la particularidad de ser escrito por un músico, y de que las fuentes originales de todos los mitos, rumores y datos duros aparecen debidamente consignados: autor, primera vez que fueron mencionados, etcétera. Es decir que se trata de un exhaustivo trabajo dividido en tres partes (contexto, canciones y repercusiones), pero además el libro fluye, se deja leer y la traducción está a la altura.

Los primeros mitos que se derriban es que Velvet Underground (VU) fue una banda con un impacto inmediato en el rock estadounidense. Según Harvard, "hasta el día de hoy, las radios mainstream prácticamente no pasan canciones de VU", y es que fue una banda marginal y la industria musical de la segunda mitad de los 60 no sabía cómo lidiar con ese tipo de música. "Sumado a la falta de interés mostrada por la crítica, es fácil ver por qué VU, siempre luchando por sobrevivir, nunca recibió recompensa económica alguna". Pese a ello, en un campo cultural como el estadounidense, esa marginalidad podía convertirse en centralidad, cosa que efectivamente sucedió para todos los grupos punk que vinieron una década después.

Resulta inquietante saber que el éxito de Velvet Undergrund se debió a una extraña mezcla de las letras de Lou Reed, que abordaban temas que el rock hasta entonces no había tratado (droga, orgías, travestis o, como dice el autor del libro, "la vida criminal, lo perverso, lo atroz y lo bello"), y para lograr eso se basó en su autor de cabecera, Raymond Chandler. De ahí que Joe Harvard asegure que "Raymond y Lou Reed se hubieran llevado muy bien", ya que entre otras cosas "ninguno aceptó el statu quo artístico. En lugar de conformarse con el orden establecido, ambos lograron redefinir los campos elegidos y lo hicieron aplicando el detallismo y la matización propios de un periodista, habilidad que Reed obtuvo gracias a su formación académica y que Chandler dominó sobre la marcha".

En cuanto al sonido además de los cinco integrantes del primer disco –con el famoso plátano en la cubierta–; cinco porque incluyó a Christa Päffgen más conocida como Nico, habría que agregar a los productores Norman Dolph y Tom Wilson y a los ingenieros de sonido John Licata y Omi Haden, y desde luego el manager más singular que podía tener una banda de la época, Andy Warhol. Todo eso creó un combo explosivo. Da la sensación de que ni que si se lo hubieran propuesto, el resultado hubiera sido el mismo, porque en este primer disco, que pasó a formar parte del mito, hubo mucha improvisación y también azar.

En aquel 1966 la banda la conformaban John Cale, con formación de música clásica; Sterling Morrison, que Reed había conocido en Siracusa y que "consideraba que el rock debía generar en la gente ganas de destrozar todo"; Maureen "Moe" Tucker, que tocaba la batería de una manera muy contenida y que "estaba por convertirse en una de las pocas bateristas completamente originales del rock", y por supuesto el mencionado Reed.

En su libro Warhol, el filósofo del arte Arthur C. Danto habla de la injerencia del famoso artista pop en el grupo, en The Velvet Undergrund & Nico se da una versión diferente sobre su participación. Harvard señala que Paul Morrissey, amigo y encargado de negocios de The Factory de Warhol, fue quien le presentó la banda al artista: "Apenas un tiempo antes el mismo Morrissey había logrado alquilar un club –gracias a la influencia de Warhol– y andaba buscando una banda fija para el local. Tras ver tocar a VU, creyó haberla encontrado". En poco tiempo Warhol y Morrissey se convirtieron en sus representantes bajo una sociedad llamada Warvel. Velvet Underground pasó entonces a formar parte de los happenings que Warhol estaba planeando, y que consistían en proyectar sus películas, añadirles música en vivo y luces psicodélicas.

Pero más allá de introducir a VU en el mundo de The Factory, lo más importante que hizo la sociedad Warvel fue meter a la banda en un estudio de grabación cuando su sonido aún estaba fresco e intacto. Las otras dos cosas fueron no intervenir durante las grabaciones, mantener alejado a "los chacales del negocio" e imponer a Nico como quinto integrante. Alejar a los chacales no fue cosa menor para Reed, quien dijo que de algún modo Warhol sí produjo el álbum, "porque era como un paraguas que absorbía todos los ataques que recibíamos cuando no éramos lo suficientemente grandes aún como para ser atacados". Hay que recordar que hacia fines de los 60 se estaba convirtiendo en el artista más famoso de Estados Unidos y estaba por cambiar el arte en el mundo.

Por su lado, "Morrissey tenía serias dudas con respecto a la capacidad de Lou Reed de convertirse en líder de la banda", de hecho propuso a Nico como cantante principal y Lou Reed casi se atraganta cuando escuchó eso. Nico no era una improvisada en la música: había grabado en Europa un single folk que contenía dos canciones, pero además su productor había sido nada menos que Jimmy Page y lo había lanzado por el sello Immediate, propiedad del mánager de Rolling Stones, Andrew Loog Oldham. Además a su llegada a Nueva York se había involucrado brevemente con Bob Dylan, hoy Premio Nobel de Literatura pero en aquel tiempo un músico folk en franco ascenso.

La otra cosa característica de la banda fue su sonido, que varios ingenieros de sonido calificaron como "ruido y basura". Por suerte dieron con John Licata, que ya trabajaba con Dione Warwick y Burt Bacharach y que era ingeniero a tiempo completo en el estudio donde grabaron el álbum. Se suele decir que el responsable del sonido fue John Cale, pero el mismo Cale dijo que "el sonido de la grabación en sí misma es en gran parte mérito de John Licata… Yo era más lo que hoy en día se llama 'productor en línea'".

La idea musical de VU era dejar atrás el blues; como influencia, recibieron la de Booker T. & The MG's, especialmente de su guitarrista, Steve Cropper, quien había sido músico de estudio para figuras del soul: Otis Redding y William Bell. Otra influencia fue la del también guitarrista Mickey Baker, de Mickey & Sylvia. Además los primeros shows de la banda incluían covers de Chuck Berry, como 'Little Queenie'. Otro punto que ayudó a generar el sonido tan particular fue el gusto que tenía Lou Reed por el jazzista Ornette Coleman. "cuyas técnicas de improvisación Reed creía que podían aplicarse también al rock". Eso produjo que todos improvisaran, y en eso fue fundamental la batería de Moe Tucker. Como dijo Doug Yule, que reemplazó a John Cale cuando Reed lo echó: "Había mucha improvisación en vivo, algo posible sólo si la sección rítmica es continua. Maureen no usaba muchos cambios de ritmo". Sin embargo, para Joe Harvard todos improvisaban en VU, incluida Maureen Tucker.

La grabación de The Velvet Underground & Nico es un tema en sí mismo. Se sabe que se hizo en Scepter Records en Manhattan, que había sido fundado por Florence Greenberg, una dueña de casa de New Jersey que se aburría cuando sus hijos estaban en el colegio. "Esas primeras sesiones neoyorquinas produjeron un disco de acetato que [Norman] Dolph envió a Columbia Records, pero que fue devuelto acompañado de una carta de rechazo redactada por el departamento A&R (Artistas y Repertorio)". El disco pasó de mano hasta que llegó a Tom Wilson, quien cuando abandonó Columbia y llegó a MGM, por fin consiguió que saliera por Verve, un sello subsidiario de MGM. Otra parte del disco fue grabado en Los Ángeles. Luego, Wilson decidió que el disco necesitaba de un tema más y se volvió a grabar en Nueva York. En cualquier caso, los días de grabación fueron muy pocos, algo así como una semana, entre otras razones porque no había mucho dinero.

Uno de los mitos más fuertes es que ese álbum se grabó con la banda tocando en vivo, o sea que lo que tocó Velvet Underground fue más o menos lo que salió. Lo cierto es que el autor de este libro explica que no fue así, ya que de ser de ese modo, John Cale hubiera tocado la viola y el órgano en 'Heroin'. Lo más probable entonces es que se haya usado la técnica de sobregrabación o bouncing: "A diferencia de la grabación multipista, cada bounce sucesivo (es decir, cada parte añadida) agregaba un silbido de fondo que los ingenieros en sonido llamaban 'ruido'. Demasiadas partes superpuesta de esa manera muchas veces saturaban la cinta y causaban distorsión".

Cuando termino de escribir esta nota observo una fotografía que compré en Chile y que tengo pegada en el costado de un librero; allí está la banda y en un primer plano Andy Warhol con los brazos cruzados; la foto originalmente es en blanco y negro, pero la mía está saturada de rosa y además un plátano la cruza. Abajo se lee la siguiente leyenda: "We are god!". ¡Somos Dios! Y arriba con letras más pequeñas: "We are the Velvet". Gugleo y descubro que la intervención de la foto es de la artista española Roberta Marrero y está fechada en 2010.

Me quedo pensando en los Velvet un minuto más y en aquel trabajo que hicimos en la universidad con Johnny Venegas, mi mejor amigo de esa época y que murió hace unas semanas. Era un trabajo sencillo. De un libro sobre Andy Warhol sacamos unas fotos sobre Velvet Underground y las fuimos grabando con la cámara de la escuela de periodismo, mientras teníamos puesto el tema 'Femme fatale', que escuchamos horas durante tres días. Al final fueron tres días para tres minutos. Estoy seguro de que este libro le hubiera gustado a Johnny.