En Tokio no todo gira en torno al barrio electrónico de Akihabara ni cada conciudadano es capaz de pagar el mejor menú del día. Por el contrario, de acuerdo a datos de la OCDE, los niveles de pobreza han subido considerablemente en Japón, país que siempre ha sido emblema del desarrollo. Es en aquel contexto que se puede entender una película como Somos una familia (2018), ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes.

Los entrañables protagonistas del filme de Hirokazu Kore-eda (1962) son una atípica familia que literalmente se las arregla con lo que está a la mano para llegar a fin de mes. Y lo que está al alcance de cualquier brazo rápido es el robo en los supermercados. En Tokio hay muchos y Osamu Shibata (Lily Franky) no está dispuesto a dejar pasar la oportunidad de hurtar para dar de comer a los suyos.

La película, cuyo título original se traduce simplemente como "ladrones de tiendas", se estrena mañana en salas locales, dos meses después de la exhibición en el país de Nuestra hermana menor (2015), otra historia familiar del director. También el año pasado, en mayo, se dio en el circuito local Después de la tormenta (2016), producción de Kore-eda sobre un detective privado que intentaba reconectar con su esposa e hija.

Como se ve, el tema de la familia es recurrente en el cineasta japonés del momento. Sus cuatro últimas películas estrenadas en Cannes desde 2013 son sensibles retratos de familias en problemas, siempre con algo de humor y un singular optimismo marca de fábrica.

Ya en De tal padre, tal hijo (2013), ganadora del Premio del Jurado en Cannes y exhibida en Chile en 2015, asomaba el conflicto de las afinidades electivas versus las impuestas. Ahí el drama se desencadenaba cuando un matrimonio se enteraba de que durante seis años había criado al "niño equivocado": su verdadero hijo fue entregado en el hospital por equivocación a otra pareja. Los acomodados Nonomiya iban en busca del chico, educado bajo el humilde techo de Yudai Saiki.

En Somos una familia vuelven los niños que no son los "reales hijos", pero a la larga Kore-eda deja en claro que los lazos son por elección, no por imposición: los Shibata han recogido muchachos abandonados en las calles o maltratados en orfanatos y les han dado dignidad familiar. Que, además, roben en tiendas es sólo un dato de la economía actual del gigante asiático.

"El índice de pobreza creció unos puntos, y el número de gente que necesita asistencia social aumentó drásticamente", decía Kore-eda recientemente en una entrevista al diario argentino Página 12.

Aún así, lejos de los índices de más o de menos en las finanzas niponas, el lazo familiar es el corazón de sus películas. Es un tema universal y no es raro que Steven Spielberg prepare un remake de De tal padre, tal hijo. Tampoco que el propio Kore-eda tenga una nueva película a punto de estrenar con Catherine Deneuve, Isabelle Huppert y Ethan Hawke. Otra vez hay familias a bordo: una actriz que nunca fue una buena madre se reencuentra con su hija.