Probablemente los creativos de la ceremonia del Oscar de hoy todavía estén pensando como estar a la altura de Stanley Donen, quien hace 21 años protagonizó uno de los momentos más creativos en la historia del show. Cuando el cineasta Martin Scorsese le entregó el Oscar honorario, el director de 76 años recibió la estatuilla cantando Cheek to cheek y bailando tap. En la platea del Shrine Auditorium los rostros de Sean Connery, Robin Williams o Arnold Schwarzenegger eran puro asombro.
Aquella escena puede resumir con cierta claridad la jovialidad y el encanto de las mejores películas del realizador que este jueves murió a los 94 años en Nueva York. Su deceso, producto de un paro cardíaco, lo confirmó ayer su hijo Mark Donen. De las 28 películas que hizo, la más exitosa fue Cantando bajo la lluvia (1952), musical que en rigor dirigió junto a Gene Kelly, con el que también creó otros dos (On the town e It's always fair weather). Hasta hoy, Cantando bajo la lluvia mantiene su estatus de clásico y, en las listas de críticos, acostumbra a encabezar la nómina de los mejores musicales de la historia.
Nacido en 1924 en Columbia, en la sureña Carolina del Sur, Stanley Donen era hijo de una familia judía. En sus entrevistas y biografías acostumbraba contar como había sufrido el antisemitismo en aquella provinciana urbe y cómo las películas y los musicales fueron siempre su refugio. En una de sus escapadas al cine vio el musical Flying down to Rio (1933), película con Fred Astaire y Ginger Rogers que decidiría su vocación a pesar de los intentos de su padre porque siguiera una carrera tradicional.
Donen fue precoz y a los 16 años participó en el musical de Broadway Pal Joey, protagonizado por Gene Kelly. El gran bailarín y realizador sería un arma de doble filo para Donen: con él llegó a Hollywood y dirigió sus primeras cintas, pero la lucha de egos los llevó a enemistarse para siempre en el rodaje de It's always fair weather (1955).
Donen hablaría sin tapujos en postreras entrevistas sobre su relación laboral con él: "Estar con Gene Kelly fue una pesadilla. Es imposible trabajar con alguien tan preocupado de sí mismo, tan pendiente de su propia imagen".
Aún así, algunos colaboradores de Donen solían reconocer que el realizador tampoco era un hueso fácil de roer. Su relación con Kelly fue, en definitiva, una curiosa simbiosis de talento que duró lo suficiente para crear Cantando bajo la lluvia, donde las coreografías de Kelly se unieron a la diestra técnica de Stanley Donen en la cámara.
Hijo de los 50
Los años 50 fueron la época de gloria de Donen . Fue también la última década en que el musical americano respiró con total éxito. En este género los dos grandes fueron Vincente Minnelli (1903-1986), responsable de Un americano en París, y Stanley Donen, que ya antes de Cantando bajo la lluvia había realizado Boda real (1951), famosa por la escena donde Fred Astaire baila en el cielo de la pieza.
Tras sus éxitos musicales, Donen probó ser un sensible realizador de comedias donde el humor y la elegancia eran parte del menú. Destacaron tres con Audrey Hepburn: Funny Face (1957), sobre una modelo en París; Charada (1963), referencial cinta de suspenso con Cary Grant; y Un camino para dos (1967), en la que Albert Finney y Hepburn sobrellevaban un matrimonio con más caídas que triunfos.
Aunque siguió haciendo cine hasta los 80, Donen tuvo su último gran éxito con Bedazzled (1967), comedia con Dudley Moore y Peter Cook sobre un mozo de bar que vende su alma al diablo para conseguir la atención de la mesera.
Respetado y querido por la comunidad de Hollywood, Stanley Donen fue recordado ayer por varias celebridades. Entre ellos destacó el cineasta Steven Spielberg que lo declaró su "amigo y temprano mentor". Y agregó: "Stanley Donen co-dirigió Cantando bajo la lluvia, que algunos consideran el mejor musical de Hollywood. Aún así mis favoritas fueron siempre Charada, Bedazzled y Un camino para dos".