Sólo en las frías estadísticas, Raphael es propietario del show más colosal de los últimos años en el Festival de Viña: se subirá esta noche a la Quinta Vergara con 64 músicos de la Filarmónica de Chile, los que han ensayado en los últimos tres días durante cuatro horas por cada jornada.
Todo para correr el telón de RESinphónico, el espectáculo que hoy tiene de gira al artista más veterano del certamen (75 años). Desde Sting (2011) e Isabel Pantoja (2017) -con 60 y 90 músicos, respectivamente- que Viña no disfruta de un evento de tamañas proporciones escénicas.
Pero apartando los números, queda la intensidad y el detalle del ensayo que precisamente ayer desplegó el español junto al grupo de instrumentistas locales en el auditorio de la Universidad Central, situado en plena calle Lord Cochrane de la capital.
Con los ojos encima
Paula Barrientos es primera flauta de la orquesta y cuenta al finalizar la cita: "Estuvo bien. Él es bien sencillo, amable. Es muy atento".
Luego de llegar cerca de las 9 de la mañana en un vuelo comercial que despegó desde Madrid, el cantante se fue a su hotel, descansó y luego se trasladó en varias camionetas al recinto.
Ahí supervisó de cerca la preparación de su show, conoció a los músicos, entregó algunas sugerencias, marcó los tiempos de los temas y le dio el visto final a un montaje que también incluye visuales, arreglos electrónicos e iluminación especial para cada uno de los pasajes. Ayer se repasaron ocho temas, entre los que figuraron clásicos como Que sabe nadie, Promesas o Igual (loco por cantar).
"No estaba cantando, estaba marcando. Generalmente cuando los cantantes vienen al ensayo, nunca cantan con toda su voz; ellos siempre la guardan para la actuación", asegura Barrientos. Su compañero, Roberto Morales, primer oboe, agrega: "Ya lo habíamos hecho con él en 2017 en el Movistar Arena; no las mismas canciones, pero muy similar. Esa vez no fue con las bases electrónicas, era solo la orquesta".
Todo estuvo guiado por el director Rubén Díez, uno de los más connotados de España, en cuyo currículum aparecen algunas de las orquestas más destacadas de su país y de distintas ciudades de Latinoamérica. En el rubro cinematográfico ha participado como pianista en cintas como La cumbre escarlata, de Guillermo del Toro; y Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona. Junto a Díez había otros tres músicos que "er niño" trajo directamente desde su tierra natal.
Pero los ensayos no terminaron en el centro santiaguino. Hoy antes de su espectáculo -el que abre la velada, para luego seguir con Dino Gordillo y Yuri- se trasladará junto a la orquesta hasta la misma Quinta para ajustar los últimos detalles de su retorno al lugar.
"Seguramente mañana (hoy) en la prueba de sonido en la Quinta cantará una o media canción y nada más, porque se cuida mucho (la voz)", acota Morales ante un momento en que de alguna manera también será protagonista.