No lo capturaron las cámaras, pero no hizo falta: si hay algo que no aplica en Hollywood es el principio de la discreción. Hacia el final de la ceremonia del Oscar del domingo, cuando Julia Roberts anunció a Green book como Mejor película, Spike Lee tomó su estatuilla al Mejor guión adaptado por El infiltrado del KKKlan, caminó a la salida y, ante la negativa de los guardias a abrirle las puertas del Dolby Theatre de Los Angeles, retrocedió y sostuvo una conversación con el director Jordan Peele (¡Huye!). De vuelta en su butaca, Lee le dio la espalda al escenario durante el discurso del director Peter Farrelly.

"Esta es mi sexta copa de champán y saben por qué", declaró después ante la prensa el director estadounidense, quien competía en otras cinco categorías. "Cada vez que alguien conduce a alguien, yo pierdo", añadió molesto, aludiendo a Green book y la ganadora de 1990, Conduciendo a Miss Daisy (entonces Lee había rodado Haz lo correcto y ni siquiera fue nominado). El director dijo que prefería que Roma ganara. A su vez Farrelly, el director de cintas como Loco por Mary, señaló que su filme era "sobre el amor a pesar de las diferencias", mensaje que se repitió durante esa noche.

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Imagen: AFP, Valerie Macon.[/caption]

Aunque los pronósticos decían que Roma de Alfonso Cuarón arrasaría en la premiación con sus 10 nominaciones, la Academia se inclinó por la ecuménica cinta con Viggo Mortensen y Mahershala Ali, quien volvió a ganar el Oscar de reparto por su interpretación de Don Shirley (fue premiado también en 2017 por Moonlight). Para muchos, sin embargo, la derrota de Roma como Mejor película fue un rayado de cancha a Netflix por parte Hollywood.

"Los Oscar ya no son lo que eran. Y Netflix no es el único culpable", publicó ayer el periódico español El País. "La Academia de Hollywood ha dejado de ser esa institución creada para premiar el talento de la industria del cine que imaginó Louis B. Meyer, y se ha convertido en un tabloide contra el gobierno de turno. Si no es el de Obama", añadió la crítica Lucía Cabanelas.

Cuarón, en tanto, quien subió al escenario en las tres ocasiones en que Roma fue premiada -Mejor fotografía, película extranjera y director, este último entregado por su compatriota y también ganador del Oscar, Guillermo del Toro- dio un mensaje conciliador: "Quiero agradecer a la Academia que haya hecho visible una historia que gira en torno a una mujer indígena, sobre una de las 70 millones de trabajadoras domésticas del mundo que no tienen derechos laborales. Un personaje históricamente renegado".

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Alfonso Cuarón recibiendo uno de los tres premios Oscar que Roma obtuvo en la jornada. Imagen: Reuters / Mike Blake.[/caption]

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La del domingo será también una noche de imágenes imborrables: desde el estridente homenaje de Queen a Freddie Mercury hasta el comentado coqueteo entre Lady Gaga y Bradley Cooper, y el incrédulo rostro de Glenn Close, quien volvió a quedarse sin el Oscar a la Mejor actriz por La buena esposa tras una racha de siete frustradas nominaciones. El galardón recayó en Olivia Colman por La favorita.

Los Oscar del 2019 marcaron también la victoria de un puñado películas que instalaron perspectivas raciales y culturales: si en la ya mencionada Green book se denuncia el racismo, el empoderamiento femenino quedó impregnado en los premios que ganaron el corto de animación Bao, de Pixar, y en el cortometraje documental Period End of Sentence, disponible en Netflix y que retrata a un grupo de mujeres que luchan contra el estigma de la menstruación en una aldea rural de India.

La premiación número 91, sin un presentador oficial y con la mayor audiencia de los últimos cinco años (casi 30 millones de espectadores, 12% más que en 2018) confirmó una tendencia: el premio a Mejor director y película a menudo no coinciden, y no suele haber una ganadora absoluta, como ocurrió hasta Gravedad (7 premios en 2013), o antes, en la época de El señor de los anillos ( 2003) o Titanic (1997), ambas con 11 Oscar.

No se entregó el anunciado premio a la película más popular, pero Pantera negra, la cinta más taquillera del año en EEUU y única producción mayoritariamente afroamericana, se llevó tres premios: Mejor diseño de vestuario, diseño de producción y banda sonora.

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Imagen: Reuters, Mario Anzuoni.[/caption]

Además, 12 de los 41 presentadores son de raza negra. Y si hasta este año solo se había premiado con 42 estatuillas el trabajo de profesionales afroamericanos -sin contar 7 honoríficas-, el domingo otros 7 consiguieron las suyas: Regina King (Mejor actriz secundaria por El blues de Beale Street); Ruth Carter y Hannah Beachler (Mejor vestuario y diseño de producción por Pantera negra); Peter Ramsey (Mejor película de animación por Spider-man, un nuevo universo), y Kevin Willmott y el propio Spike Lee por el guión adaptado de El infiltrado del KKKlan.

"Es un avance real que cualquier película sobre raza logre ganar", declaró Willmott, tras la polémica campaña #OscarSoWhite de 2015. Junto a él, Lee recordó, además, que hace 400 años sus "antepasados fueron robados desde la madre Africa y comprados y esclavizados en Jamestown, Virginia". También hizo un llamado de cara a las elecciones presidenciales en su país en 2020: "Hay que ponernos del lado correcto de la historia", dijo.

Esta mañana, el mandatario estadounidense Donald Trump dijo a través de Twitter que las palabras de Lee fueron un "ataque racista" contra el presidente que "ha hecho más por los afroamericanos".

Los actores Diego Luna y Javier Bardem emplazaron también al gobierno de Estados Unidos por las tensiones con la comunidad migrante: "No hay fronteras ni muros que frenen el ingenio y el talento". A las palabras de ambos se sumaron las de Rami Malek. Tras recibir su Oscar al Mejor actor por su rol de Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, que resultó la más premiada de la noche con cuatro estatuillas, el intérprete de 37 años declaró: "Soy hijo de inmigrantes de Egipto. Soy un estadounidense de primera generación, parte de mi historia se está escribiendo en este momento y no podría estar más agradecido".