A Gabriel García le gustaba el cine. Tal vez demasiado. Durante sus años de periodista, además de abordar la crónica roja y los deportes, fue un crítico de cine regular en el diario El Espectador de Bogotá. Luego pasaron los años, llegó a México y en los años 60 alimentó sus bolsillos con los guiones de al menos tres películas, entre ellas El gallo de oro (1964), basada en un cuento de Juan Rulfo, o En este pueblo no hay ladrones (1965), donde incluso actuó junto a Luis Buñuel, Juan Rulfo y Carlos Monsiváis.
En 1967, sin embargo, aquel García Márquez que se ganaba la vida como guionista en México publicó Cien años de soledad. Es, por consenso, su obra maestra y él mismo escritor la protegió de por vida ante cualquier intento de transformarla en película. Las razones estaban a la vista: conocía mejor que nadie la mecánica del negocio fílmico y comprendió que una duración promedio de dos horas nunca le haría justicia a su caudalosa novela.
A casi cinco años de la muerte del Premio Nobel colombiano, el cada vez más en auge formato de las series parece estar cambiando las coordenadas de la industria y lo que hace una década parecía un disparate hoy es perfectamente plausible. Es en ese contexto que se entiende el anuncio realizado ayer por el hijo mayor del escritor, quien afirmó que sus herederos habían dado luz verde a Netflix para que realice una serie sobre Cien años de soledad.
Rodrigo García Barcha (1959) adelantó además al diario colombiano El Tiempo que la producción será en español y se filmará en Colombia. "El idioma español siempre fue una condición para nosotros, también fue lo que llevó a que Gabo no quisiera vender el libro a Hollywood", afirmó García Barcha, quien es cineasta y ha dirigido en Estados Unidos filmes como Mother and child (2009) y Albert Nobbs (2011). Y agregó: "También tuvimos otra condición: filmar parte de la obra en Colombia. Claro que no fue absoluta porque yo comprendo que la producción de una serie es un aspecto complejo. Que se haga en español y en Colombia cumple con dos de los deseos más importantes para la familia".
Particularmente cuidadoso con los resultados que pudiera tener la saga de los Buendía en el formato audiovisual, García Márquez fue mucho más permisivo con sus otras novelas y cuentos. Se transformaron en películas, por ejemplo, El amor en los tiempos del cólera (1985), Crónica de una muerte anunciada (1981) o El coronel no tiene quien le escriba (1961).
Así explicaba Rodrigo García las precauciones paternas: "Hubo intentos de adaptación de cineastas, pero nunca hubo realmente ningún progreso porque Gabo nunca creyó, primero, que se pudiera hacer en una película o incluso en dos. Que la obra se compusiera en tres o cuatro horas le parecía imposible, y luego por los gastos de producción y las necesidades de distribución, siempre había la sugerencia de hacerla en inglés, con actores de Hollywood. Y como nunca sintió la necesidad de hacer una película, pues entonces siempre se fue posponiendo, y nunca sucedió mientras él estaba en vida".
El proyecto de Netflix aún está en fase inicial y se planea un estreno para el año 2020. Según The New York Times, los hermanos Rodrigo y Gonzalo García asumirán la producción ejecutiva, apoyarán en la búsqueda de locaciones y elenco, pero no intervendrán más allá en el proceso creativo. "Estamos abiertos a opinar y a dar un punto de vista, pero no queremos estar involucrados al punto de que eso sea un obstáculo para los artistas, quienes serán los que van a llevar la adaptación", sostuvo Rodrigo García.
Acerca de las razones para aprobar la oferta de Netflix, el hijo de García Márquez se refirió al cambio de paradigma en la industria audiovisual: "Varios de los contenidos que, podría decirse, son para un público sofisticado, ya no se hacen en cine. Por lo menos los estudios en Estados Unidos ya no hacen dramas adultos porque apuestan a las películas de animación y las de superhéroes. Son apuestas financieras más seguras. Pero el nacimiento de las nuevas plataformas, la calidad de las series de ahora y el hecho de que la gente ya está acostumbrada a ver producciones de gran calidad posicionaron un formato que hay que tomar muy en serio".
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Realismo mágico
Con las influencias de Faulkner, las Crónicas de Indias y la obra esencial de Juan Rulfo, entre otras lecturas, Cien años de soledad relata la historia de la familia Buendía durante siete generaciones en el pueblo ficticio de Macondo. Los elementos fantásticos son capitales en una obra que ha vendido más de 50 millones de ejemplares y que le dio relevancia universal al realismo mágico.
Justamente las innovaciones en el manejo del tiempo, los monólogos y los componentes sobrenaturales lucen como las evidentes vallas que según el escritor una adaptación cinematográfica no podía superar.
En ese sentido, Rodrigo García sostenía ayer que los altos niveles de producción en las series fueron determinantes para aprobar una adaptación. Tal vez incluso la hubiera respaldado su padre, quien en su momento dijo haber rechazado una oferta de un millón de dólares del actor Anthony Quinn. "Con sus millones de dólares y todo, él no será nunca para mí ni para mis lectores el coronel Aureliano Buendía", afirmó el autor de El otoño del patriarca (1975).
Probablemente toda la desconfianza que sintió en ese momento hacia el cine la revirtió en 1986. Ese año nació la influyente Escuela de Cine de San Antonio de los Baños en Cuba. Fue una idea de él y le bastó comentársela a su amigo Fidel Castro para que se hiciera realidad.
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