Capitana Marvel: auspicioso inicio

Con más de 20 películas a su haber, era tiempo de que el Universo Marvel tuviera su propia superheroína. Esta llega dos años después del éxito de Mujer Maravilla y, al igual que en esta, la dirección recae en una mujer: Anna Boyd codirige junto a Ryan Fleck, y se las arreglan para entregar una solvente historia de origen de uno de los más poderosos superhéroes del universo, Capitana Marvel.

En el distante planeta de Hala conocemos a Vers (Brie Larson), una amnésica y poderosa guerrera Kree. Aun en entrenamiento, sigue paso a paso la dura instrucción de Yon-Rogg (Jude Law), amigo y mentor. Su planeta está en una guerra contra los Krull, una violenta raza capaz de cambiar de apariencia a voluntad. La batalla lleva a Vers y un grupo de krulls a la Tierra en 1995. Aquí continuarán su batalla, Vers hará equipo con un joven Nick Fury (Samuel L. Jackson con 20 años menos) y descubrirá que toda historia tiene matices.

Aunque la nostalgia por los 90 es el manto que cubre el relato, Capitana Marvel no festina de esto. Su preocupación es descubrir el origen de cada uno. Vers siempre ha sufrido de sueños que la atormentan, y en la Tierra descubre que esos sueños eran recuerdos. Familia, trabajo, amigos, regresan a su memoria, así como el origen de su poder. Lentamente, Carol Danvers, piloto de la fuerza aérea y quien sufriera un accidente años atrás, vuelve a la vida. Capitana Marvel bien puede ser una las cintas más políticas del estudio. Así como las segundas lecturas abundaban en

Pantera Negra, acá el empoderamiento, la inmigración, la defensa del desvalido contra un gobierno dictatorial, están presentes. Y aunque toda historia es política, el secreto está en la forma de entregar el mensaje. Afortunadamente, esta Capitana lo hace con humor, buenos diálogos e ingenio. Brie Larson resulta una sólida protagonista, que inyecta actitud y seguridad a un héroe que va entendiendo que lo que te define no son las caídas en la vida, sino lo que haces después de que caes.