De tiempo en tiempo, el dorado universo de Hollywood se ve opacado por situaciones que van más allá de lo artístico, donde lo moralmente correcto se ve sobrepasado. Entre los ejemplos más recientes se cuenta el movimiento Me Too y su búsqueda por aquellos que abusaron de mujeres de la industria del espectáculo.
Sin embargo, hay un apartado antiético que ha estado presente desde los inicios de la cinematografía: el racismo, representado por la falta de oportunidades laborales para las minorías, como también por las desafortunadas expresiones que han emanado de algunas de sus figuras.
Entre los casos más recordados está el de Mel Gibson, quien fue considerado como persona non grata después de efectuar declaraciones homofóbicas, racistas y antisemitas a mediados de la década del 2000. Poco después y defendiendo a su colega, el británico Gary Oldman también emitió expresiones racistas y sexistas en una entrevista con Playboy, donde además afirmó que "los judíos eran responsables de todas las guerras".
Un camino de declaraciones poco afortunadas por el que, a inicios de febrero pasado, comenzó a deambular Liam Neeson, tras efectuar un comentario que no dejó indiferente a nadie: su deseo de matar a un hombre afrodescendiente, luego de que una amiga fuera violentada. A pesar de argumentar que sus dichos fueron malinterpretados, esto provocó la suspensión de la alfombra roja del estreno de Venganza (2019), cinta que este jueves llega a salas locales.
En la película de acción, el irlandés encarna a Nels Coxman, quien trabaja manejando una barredora de nieve para despejar los caminos de una localidad montañosa en Colorado. Su tranquilidad termina cuando su hijo aparece muerto debido a una sobredosis de heroína. Lo único que Coxman tiene claro es que el joven no era drogadicto, por lo que debe estar alguien más detrás de su muerte. Con la venganza como su motivación esencial, Coxman va eliminando uno a uno a los involucrados en el asesinato.
Y fue precisamente en una entrevista promocional de la cinta con The Independent que el actor de 66 años, quizás inspirado por las motivaciones de su personaje, recordó una "anécdota" de hace 40 años, cuando estuvo deambulando por las calles para "matar" a un "negro bastardo", después de enterarse de la violación de una amiga.
En el momento también afirmó que había "aprendido una lección" tras su violenta reacción, que culpa en parte al hecho de haber crecido durante un período de gran inquietud social en su nativa Irlanda del Norte, y que entendía que el impulso primordial de la venganza solo conducía a más derramamiento de sangre.
La respuesta ante sus controvertidos dichos no se hizo esperar, y a pesar de haber dado disculpas al día siguiente, las críticas en su contra se multiplicaron. Para la directora afroamericana Ava DuVernay, Neeson es un símbolo del "privilegio blanco", mientras la actriz Regina King le mandó otro mensaje: "No te sorprendas si alguien ya no quiere trabajar contigo".
Sin embargo, hasta el momento ninguno de sus proyectos laborales parece estar amenazado, menos después de que ayer hiciera una tranquila aparición en el estreno en Londres del drama The white crow. Para especialistas como Mark Hass, profesor de comunicación estratégica de la Universidad de Arizona, las celebridades gozan generalmente de gran tolerancia por parte del público. "Creo que la tormenta mediática va a dispersarse tan rápido como se formó", afirmó el docente sobre el impasse, en una entrevista con ABC.
Además, muchos hacen notar el buen momento actual de Gibson y Oldman. Este último fue premiado en 2018 con el Oscar como Mejor Actor por su interpretación de Winston Churchill en Las horas más oscuras (2017), y el primero, después de casi una década desaparecido de la vida pública, regresó en 2016 y volvió a ser parte de la gran y disfuncional familia de Hollywood.