Nadya Tolokonnikova (29) recuerda sus dos años de cárcel con una escena algo lapidaria: "Las mujeres a mi alrededor tenían que trabajar durante 16 horas al día. Si estás muy enferma, entonces tienes muy pocas probabilidades de sobrevivir". Una imagen que la hace retroceder a 2012, cuando llegó a prisión con otras dos compañeras de grupo, luego de intervenir con una plegaria punk y con consignas contra Vladimir Putin el altar de la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, en el hecho que las catapultó al ojo público bajo el nombre de Pussy Riot.

Desde ese momento, el colectivo ruso pasó a ser sinónimo de feminismo, resistencia, activismo político, shows donde se les veía encapuchadas y una propuesta musical al servicio de su discurso. Es lo que vienen a mostrar este 17 de abril en el centro de eventos Blondie (entradas en blondietickets.cl).

"Será (un concierto) político, musical y con muchas visuales, porque me emociona mucho crear contenido visual, a pesar de que a algunos les gusta referirse a este show como puramente musical. Es una combinación de géneros diferentes, como punk, pop e incluso metal, porque no nos gusta definirnos con un sólo género", dice en torno a su debut en el país.

-Tras dos años en una cárcel en Rusia, ¿cuál es el recuerdo que le queda de esa experiencia?

-Es muy diferente una prisión de otra. Cuando se trata de estar en una colonia, para mí fue todo como trabajo de esclavos, porque las mujeres a mi alrededor tenían que trabajar durante 16 horas al día, sin días libres, y los equipos eran muy antiguos. Todo estaba rodeado de guardias, y las prisioneras tenían que comer comida podrida con un olor terrible y no había comunicación con el exterior. Si tenías SIDA por ejemplo, a veces te decían 'oh, no tenemos terapia por el momento, tenemos para los oficiales, pero no para los pacientes'.

-Cuando estaban en la cárcel recibieron apoyo de McCartney, Madonna y Red Hot Chili Peppers. ¿Esperó que fuera así?

-En ese momento se sintió como un milagro. Fue muy raro, porque jamás pensé que iba a estar en la cárcel y después estaba en el peor lugar posible, porque no estás en la clase más baja, estás aún más bajo que la clase más baja. Eres un prisionero, y cuando estás en ese momento de tu vida eres apoyada por mucha gente a la que escuchas y admiras, que me abrazaron y me tocaron. Muchos de ellos no escuchan punk, y defendieron mi música y mi estilo y nos apoyaron.

-¿Cómo describiría hoy su vida en Rusia?

-Me encanta vivir en Rusia, porque estoy rodeada de gente que quiero, y siento que tenemos a muchos que defienden los cambios. Pero al mismo tiempo, también tengo mucho miedo, porque después de haber salido de la cárcel fuimos atacadas físicamente, así que a veces cuando voy por la calle me acuerdo de esa sensación.

-¿Cómo ve al feminismo hoy?

-Me considero una feminista socialista. Y creo que algo que nos falta en el discurso masivo es que en los países del primer mundo tienen un feminismo más liberal. Pero últimamente el movimiento está cambiando, con Bernie Sanders y la gente que lo apoya.

-¿Cómo lleva la relación entre el activismo y su hija?

-Me convertí en madre a los 18 años. Incluso entre los artistas, me pararon de llamar a juntas y eran como 'oh sí, ya no puedes ser parte de nuestra comunidad, porque eres madre, y tienes que hacerte cargo de tu hija'. No depende de las mujeres cuidar a los niños en Rusia, pero estamos trabajando en eso. Mi hija es una activista actualmente. Por ahora ella está dedicada a la causa y es parte de Pussy Riot.

-¿Cómo se planificó la invasión a la cancha en la final del Mundial?

-No fui, pero sí estaba al tanto. Desafortunadamente, la policía es una fuerza muy poderosa en Rusia y la gente le tiene miedo, entonces, si usas un uniforme, puedes hacer casi cualquier cosa.

-Muchos músicos hacen alusiones políticas. Pero esta semana, McCartney en su show en Chile saludó al Presidente y detonó las pifias del estadio. ¿Cree que hoy puede ser un error mostrarse cercano a un mandatario?

-Diría que los músicos tienen que mostrar responsabilidad y puedo entender que a veces no tienes mucho tiempo para explorar y solo dices cosas estúpidas, por eso tengo mucho cuidado cuando hablo en otros países. A veces hablo de lo que pasa en Rusia, pero prefiero no hablar de cosas de otros países, porque qué mierda sé yo (se ríe). Prefiero hablar de esas cosas después de conocer a alguien. Así que si fuese Paul McCartney intentaría ser más cauteloso.