Desde el año 2005 que los problemas financieros no golpeaban con tanta fuerza al Teatro Municipal. En ese momento, la deuda llegó a 5 mil millones de pesos y el alcalde Raúl Alcaíno, recurriendo al criollismo verbal, afirmó que "se había puesto la carreta delante de los bueyes" en las prioridades financieras.

Hoy, con una deuda de $ 6 mil millones, el esquema monetario recibe una nueva sacudida, aunque en esta oportunidad las razones serían diferentes: las subvenciones públicas (que ascienden a unos $ 9 mil millones) no están ajustadas a inflación y la empresa privada prefiere invertir en otros campos, asegura el director del teatro, Frédéric Chambert.

Con una temporada en ciernes que implica cantantes y músicos internacionales, Chambert se refiere a esta situación.

-¿A cuánto asciende la deuda del Teatro Municipal?

-Como muchas empresas, el Municipal debe recurrir a financiamiento bancario para su operación diaria. A la fecha, la deuda financiera de corto plazo del teatro asciende a 4.700 millones de pesos. Esta deuda consiste esencialmente en adelantos de los bancos de ingresos por llegar, tal como subvenciones o ingresos de boletería. A esta deuda financiera se agregan compromisos con proveedores, que no pasan del nivel administrable y que son $ 1.300 millones.

-¿A qué se debe esta deuda?

-A que existe un desfase entre las fechas en que llegan los ingresos y el calendario de los gastos. En enero y febrero contamos con pocos o ningún ingreso de boletería, pero igual debemos pagar los sueldos y los costos de funcionamiento. Asimismo, hay meses en que recibimos subvenciones y meses en los que no recibimos, pues se pagan en dos, tres o más cuotas. Entonces, cuando se publica un decreto o una decisión que autoriza y garantiza el pago de una subvención, la adelantamos mediante un crédito a corto plazo con el fin de poder cubrir regularmente los gastos que el teatro debe asumir diariamente. También los gastos se ven afectados directamente por la inflación. Dos tercios de las subvenciones que recibe el teatro no están indexadas al IPC: los ingresos se mantienen estables, mientras los costos siempre aumentan. El tercer factor que explica la estrechez de caja es que como sucede en todo el campo de la cultura, los aportes de las empresas sufrieron una baja en los últimos años: fueron $ 3.000 millones en 2014, $ 2.000 millones en 2015 y un piso de $ 1.200 millones en 2017.

-¿Qué mecanismos tiene el teatro para enfrentar esta situación?

-El Teatro Municipal, con muchos esfuerzos y con una gestión muy prolija, puede equilibrarse operacionalmente. Significa que sus ingresos pueden cubrir sus gastos. Primero, lanzamos en todas las áreas un "plan de excelencia" con el doble objetivo de bajar los costos donde sea posible y optimizar y diversificar los ingresos. La meta es mejorar la operación del teatro en $ 1.000 millones anuales a partir de este año.

-¿Hay algún modelo o experiencia de administración internacional a seguir en este tipo de situaciones?

-En general los teatros, sean de ópera o de teatro dramático, suelen conocer tensiones financieras e incluso problemas de financiamiento y frente a esta realidad, todos los teatros y también los gobiernos, buscan soluciones. En Madrid, por ejemplo, el Teatro Real se financia en tres tercios: estatal o subvenciones, aportes de privados y en último término, con ingresos propios. Además, en general, los teatros han debido diversificar sus unidades de negocio: venta de artículos, visitas guiadas, publicaciones audiovisuales e incluso restoranes y cafeterías. En el Municipal abrimos una tienda al final de la temporada pasada, ponemos énfasis en nuevas y variadas visitas guiadas y esperamos algún día abrir un restaurante.