El cine, como la historia, es cíclico. A fines de los años 90, la reina Isabel I de Inglaterra tuvo su momento de gloria con Elizabeth (1998), la película que lanzó a la fama a Cate Blanchett. Ese mismo año, Shakespeare apasionado se llevó siete premios Oscar con una candorosa historia de amor donde Shakespeare era protagonista e Isabel I, ya en sus últimos años, era un pilar de la trama. Hoy, con la renovada propulsión de los movimientos feministas, le tocó el turno a Mary Stuart, de Escocia. O María Estuardo, en castellano.
Desde el año 1971 que el cine no registraba una producción a gran escala sobre la trágica reina de los escoceses. Ese año, bajo la dirección de Charles Jarrott y producción de Universal Pictures, Vanessa Redgrave y Glenda Jackson fueron María Estuardo e Isabel I. Las actrices tenían 34 y 35 años respectivamente e interpretaban a personajes que al comienzo de la trama andan, correspondientemente, en los 19 y los 28.
Ahora, en épocas de mayor precisión histórica, María Estuardo e Isabel I son asumidas en la gran pantalla por la irlandesa Saoirse Ronan (Lady Bird), de 24, y la australiana Margot Robbie (Yo soy Tonya), de 28. La dirección es de la inglesa Josie Rourke (1976), quien tiene una larga tradición en el teatro de su país y que acá debuta como cineasta. Lo hace moviendo el eje y las perspectivas de estas dos figuras históricas: están más lejos del animal político con hambre de poder que el cine se encargó de difundir y son más bien víctimas de intrigas maquinadas por hombres venales y maquiavélicos.
La película, que este jueves entra a carteleras locales, postuló a dos premios Oscar (Mejor vestuario y maquillaje) y el guión es de Beau Willimon, el escritor de Secretos de Estado (2011) y de la popular serie House of cards (2013-2018). En la primera, George Clooney era un candidato presidencial corrupto y en la segunda, básicamente nadie estaba libre de polvo y paja. El mensaje pareciera ser que tras 432 años desde la decapitación de María Estuardo las cosas no han cambiado sustancialmente en la forma de manejar la política.
Líos de familia
Nacidas con nueve años de diferencia, María Estuardo (Saoirse Ronan) e Isabel I (Margot Robbie) tienen una curiosa relación de parentesco. Se llaman a sí mismas primas, aunque lo son en segundo grado: María es nieta de Margaret Tudor, la hermana de Enrique VIII, padre de Isabel I.
Tras 19 años de vida en Francia, donde creció como católica tras la temprana muerte de su padre James V de Escocia, María retorna a las islas británicas no sólo dispuesta a ser la reina de los escoceses, sino que a reclamar el trono de Inglaterra. Su linaje descendiente de Enrique VIII le permite desplegar tal amenaza ante la reina Isabel I, quien es presentada como frígida y no tendrá descendencia. Sólo basta con que María se case con un noble inglés para que pueda movilizar a las fuerzas políticas de ambos reinos. Lo hará más temprano que tarde con Henry Darnley (Jack Lowden), un hombre que le dará el buscado hijo, pero que no podrá ocultar su homosexualidad al tener relaciones con un confidente de María.
Pero el paisaje es demasiado complejo para que la carismática María sea doble soberana sólo con vitalidad y ambición. No ha tenido en cuenta la religión: en Escocia los protestantes son fuertes y en Inglaterra son los que gobiernan. Ella es católica y los enemigos pueden ir desde el fanático teólogo y fundador de la iglesia presbiteriana en Escocia John Knox (David Tennant) hasta el medio hermano de María, el conde de Moray (James McArdle).
Setecientos kilómetros más al sur, lsabel I de Inglaterra titubea una y otra vez en ir de frente contra Estuardo. Hay un viejo lazo de familia de por medio y aunque ella es protestante, ha preferido ser más tolerante que sus predecesores. Súbitamente atacada por la viruela y con el rostro horadado, Isabel I se blanquea la cara y se afeita la cabellera para usar peluca permanente. Su imagen es todo inseguridad y conflictos, en oposición a la determinación de carácter que sí parece exhibir María.
Finalmente, tras escuchar al viperino consejero William Cecil (Guy Pearce), Isabel I decide provocar una rebelión religiosa contra su prima en Escocia. Luego de ello, vendrá el lento y progresivo descalabro en el destino de María Estuardo.
A diferencia de la versión de 1971 y, sobre todo, de Mary of Scotland (1936) de John Ford, Las dos reinas escapa a los estereotipos de ambas reinas: ni Isabel es de hierro, ni María es una desquiciada. Los que sí parecen poseídos por delirios de grandeza y por la miseria moral son los hombres.
Tampoco, a diferencia de las propuestas anteriores, hay censuras impuestas por la industria o las convenciones: Josie Rourke filma las escenas de sexo entre María y sus pretendientes con total naturalidad. Es más, la muestra enfrentando un período menstrual, escena por la que debió dar una batalla ante los productores.
"Luchaba por exhibir un 'período' en una película de un período de la historia", afirmaba con ironía a comienzos de año al diario inglés The Guardian. Pero más allá aún, buscaba mostrar otro tipo de mujeres: "No soy fan de la imagen de María Estuardo de la Tate Gallery. Ella no era como esa imagen de los pintores prerrafaelistas, donde aparece siempre como una mujer fatal gobernada por apetito sexual o condenada a morir. Tampoco me convence aquella idea de Isabel I como una mujer calculadora y con voluntad de hierro".