-Numerosos analistas, especialmente españoles, acusan a AMLO de hacer uso político de la historia al exigir que el rey de España pida perdón por los crímenes cometidos en México por esa monarquía durante la Conquista y los siglos coloniales. ¡Vaya hipocresía! ¡Todos los Estados hacen uso político de la historia! Lo relevante en este caso es que, independientemente de ello, es un hecho probado que la invasión europea de América (no solo española, también británica, portuguesa, francesa y holandesa) significó matanzas, torturas, servidumbre y esclavitud de los pueblos originarios, saqueo de sus riquezas, aniquilación de su desarrollo autónomo, genocidio cultural y uno de los mayores desequilibrios demográficos de la historia de la humanidad. Ante ello, pedir perdón es solo un pequeño gesto simbólico que, si bien no reparará el daño provocado ni mejorará en nada la situación de los indígenas del continente, podría servir para hacer avanzar la conciencia universal de respeto a los valores de la dignidad humana y de los DD.HH. Aunque es preciso señalar que las clases dominantes latinoamericanas (herederas de los colonizadores) y sus estados, que han perpetuado la dominación y opresión de los indígenas, afrodescendientes y mestizos pobres, no son quienes están mejor situadas para exigir perdón a las antigua potencias coloniales. Son los pueblos, sus organizaciones y movimientos sociales, la intelectualidad crítica quienes tienen todo el derecho a exigir perdón y políticas de reparaciones que no sean meros rituales de lavado de imagen.
Sergio Grez, historiador.
-España, las repúblicas latinoamericanas y la ciudadanía del siglo XXI deben avanzar en la reparación a los pueblos originarios. La ausencia de derechos colectivos, la pobreza extrema en las localidades indígenas del continente (Chiapas en México, Formosa en Argentina, Araucanía en Chile) que persisten no son un problema de España, son de las repúblicas actuales. Dicho eso, si un país latinoamericano siente que aún una monarquía debe pedir perdón por los hechos cometidos, el acto que debe efectuar dicha autoridad no es negarse, sino asumir que las violencias no se niegan, se reparan. Aquel fue el peor acto del Rey de España una vez más: negarse a ello. Y la ausencia de Andrés Manuel López Obrador de excluir la historia de la república en las tragedias indígenas actuales. El zapatismo se levantó en armas en 1994, así como sus antepasados a la expansión hispana.
Fernando Pairican, historiador.
-Sin duda. No se puede apelar al contexto, ellos mismos en su tiempo detectaron y consideraron abusivas las conductas de sus enviados y establecieron leyes y criterios blandos de díficil aplicación. No fueron responsables con aquello de lo que se hicieron cargo a la fuerza: el genocidio, la esclavitud, los abusos, la crueldad y la violencia existieron y no hay aporte civilizatorio que los exculpe o justifique.
Jorge Baradit, escritor.
-Pienso que no es un tema de deber o no, sino que es un gesto meramente político para dar una señal civilizatoria, una suerte de «nunca más». Lo que me parece más interesante acá es más bien la revisión del período histórico en cuestión. Volver a hablar de él y no necesariamente de una cuestión moral, sino que también revisar los procesos particulares de la época y sus complejidades. Históricamente es un sin sentido revisar todo desde el presente.
María José Cumplido, historiadora.
-Creo que todo parte por lo simbólico de dejar de decir conquista y hablar derechamente de invasión. Eso fue y desde esa mirada sería un valioso gesto el pedir perdón. Por supuesto hay perspectiva histórica y no podemos desconocer que sin el descubrimiento es probable que el curso de la civilización del continente sería muy distinto, de hecho en esta mirada resulta hasta paradojal pedir disculpas. No podemos desconocer que el aporte hispano fue tremendo y a la larga constructor de nuestra identidad continental, tampoco culpar a los españoles de hoy por hechos de hace medio milenio. Además hay culpas compartidas, como en todo. En absoluto sería un lindo gesto, pero sólo eso, un reconocimiento a culpas y abusos... No se trata de hacer revisionismo histórico, ni de condenar lo sucedido o tratar de reescribir los últimos 500 años, sino de empatía, ni más ni menos.
Francisco Ortega, escritor.