La vuelta de Los Tres a Lollapalooza podría haber engrosado un cartel que constantemente sabe de repeticiones. Pero las circunstancias personales de su vocalista, que por salud en 2018 tuvo en vilo a medio país, hicieron de su inclusión en algo especial. Este regreso pudo nunca haberse concretado.

Aunque volvió a los escenarios oficialmente en septiembre pasado, volvió a tocar su único disco como solista después de quince años y se embarcó en una gira veraniega que se cerró recientemente con una participación en el Vive Latino mexicano, Álvaro Henríquez volvió a estar en forma para hacer lo que lo pudo mantenerlo vivo: música.

Si bien de la formación original del cuarteto sólo sigue compartiendo escenario con Titae Lindl -un bullado reencuentro en backstage con el guitarrista Ángel Parra marcó la jornada-, tras su trance médico la banda agarró un nuevo aire fresco.

Solapadamente reprochados por montar su catálogo en "modo automático", ahora surge la necesidad de echar mano a nuevas versiones y éxitos pasados que, por inercia, no eran considerados en los shows. Así, en Lollapalooza los fanáticos más acérrimos de la banda penquista recibieron con sorpresa canciones como "Camino" (2006) o "La respuesta", un olvidado single que pronto cumplirá dos décadas.

El silencio apareció de frentón cuando los históricos folcloristas Pepe Fuentes y María Esther Zamora aparecieron como aliados en el espacio que el conjunto dedica a versionar cuecas. Aturdidos por el calor, el público reaccionó cuando Zamora llegó a despertarlos: "Ya pues, arriba las palmas niñitos". Una risa cómplice de Henríquez terminó de cerrar el cuadro.

Con Pedropiedra como sorpresivo invitado, el grupo dio nuevos pasajes sonoros para "Olor a gas" y "Bolsa de mareo" que se erigieron frescas, acaso como previa a la celebración en directo que tendrá Fome (1997) en un teatro de Santiago fijada para mayo próximo.

En sesenta minutos cronometrados con hidalga precisión, Los Tres no se olvidaron del karaoke automático que surge cuando cartas como "Amor violento", "He barrido el sol" y "La espada y la pared" entran en escena.

Y es que cuando un recuperado Henríquez vuelve a jugar en las grandes ligas, no puede dejar de escuchar el eco de sus goles en las gargantas de un par de miles de fanáticos.