La novena edición del Lollapalooza chileno estuvo marcada por la inclusión del trap dentro de su cartel, con la inclusión de más de una decena de nombres importantes de la escena iberoamericana.
C. Tangana, un madrileño que hace una década combatía en el under del rap europeo, olfateó la tendencia y se transformó en un precursor del género en España con una visión de negocio envidiada por alguno de sus pares pero aprovechada a concho por nombres como Rosalía, quien firmó sus primeros éxitos codo a codo con él.
Aunque su nombre en Chile no ha podido posicionarse al nivel del fenómeno que sí consiguió su ex colega -y pareja- Rosalía, el "pucho" logró llenar el Lotus Stage, espacio que pasará a la historia por el histórico marco de público que logró convocar Paloma Mami, la chilena que en los próximos meses estrenará una inédita colaboración precisamente con Tangana.
Con la dirección musical de Alizzz, el productor barcelonés que ha reenfocado su sonido hacia nuevos niveles, participando activamente en escena, el karaoke no demora en armarse con "Caballo ganador", "De pie" y "Persiguiéndonos", canciones que se adentran en el trap más duro. Las letras hablan de drogas, sexo y el alardeo de los logros, aunque sean mínimos. La cosa es siempre demostrar que se es el mejor.
"En mi puta vida me hubiera imaginao' que estaría aquí", piensa en voz alta.
Aunque repite al menos tres veces más la fórmula básica del estilo, sus coqueteos con el reggaeton y el flamenco fueron lo más aplaudido de un set que no incluyó varios de sus más grandes éxitos.
En esa línea "Llorando en la limo" ("Me ha cogío' la depresión en un Ferrari, llorando a 180 parece un tsunami", dice la letra más coreada de la tarde), "Booty" a dúo con una Becky G presente virtualmente en las pantallas y "Un veneno", pieza de flamenco firmada junto a Niño de Elche, un cantaor con dotes de leyenda, pone a Tangana en una liga sonora superior al promedio. El español entiende que no basta con ponerle play a una pista y ponerse a cantar como en el living de la casa.