El fotógrafo Stéphane Nöel (Liege, 1969) está acostumbrado a trabajar a su propio ritmo, sin prisa. Sabe que la vertiginosa celeridad del siglo XXI no es lo suyo y por eso se refugia en lugares olvidados; se rodea de gente detenida en el tiempo; explora técnicas casi extintas con las que suele encontrar una belleza oculta.

Claro que durante 20 años, para Nöel la fotografía fue un pasatiempo practicado en los ratos libres que le dejaba su trabajo en una empresa siderúrgica, hasta que hace sólo una década decidió invertir los papeles. Fue casi al mismo tiempo que emprendió un viaje a Cuba donde realizaría su serie más celebrada sobre los últimos carboneros de la isla: ex veteranos de guerra que terminaron sus días haciendo otra afanosa labor y que el fotógrafo se dedicó seis años a registrar.

Desde el jueves pasado y hasta el 28 de abril, el Centro Cultural Las Condes exhibe Los últimos carboneros de Cuba, más de 80 imágenes trabajadas por Nöel con una peculiar técnica: la goma bicromatada que se originó en el siglo XIX y con la que el fotógrafo puede intervenir las imágenes imprimiéndoles una textura especial que acentúa su dramatismo.

"Comencé a trabajar este procedimiento en 2005 y me enamoré de él. Fue una especie de magia descubrir esta mezcla entre pintura y fotografía. Con él puedo darle mi propia interpretación a una impresión y cada impresión es única. Me tomó cerca de 10 años de práctica y error para llegar a lo que quería. Hoy, después de adaptar el proceso a mis necesidades, tengo un gran placer de trabajar este proceso manual", cuenta Nöel, quien vino a Chile para inaugurar su muestra y dará una charla abierta en el centro cultural junto al fotógrafo local Luis Poirot, el miércoles 3 de abril, a las 19.30 horas.

Labores afanosas

Las imágenes de Nöel son en su mayoría retratos que muestran los resultados del trabajo duro: pieles surcadas por las arrugas y marcadas por el sol y el tizne del material, manos callosas por el uso de las herramientas, ojos cansados pero vivaces.

La muestra, apoyada por la Embajada de Bélgica y gestionada por la curadora Verónica Besnier, es un tributo a este grupo de veteranos de guerra, hombres que actuaron como refuerzos revolucionarios contra la invasión anticastrista de 1961 en Bahía de Cochinos y que terminaron como obreros trabajando de sol a sol y con bajas remuneraciones. Claro que en los últimos años la extracción artesanal del carbón vegetal (proveniente de la espinosa planta marabú) se ha vuelto a levantar y en 2017 se convirtió en uno de los primeros productos exportados a EEUU después de 50 años.

"Vi un documental sobre ellos y tuve el impulso de conocerlos en persona y aprender de su vida. Fui a Cuba a buscarlos y me encontré con la última generación de ellos, fue una experiencia fantástica, son personas humildes y generosas", cuenta el belga. "Mi forma de trabajar es muy lenta, me gusta dedicar tiempo a observar y desarrollar una relación antes de hacer las fotografías. Después de entablar una amistad es todo más fácil", agrega.

Stéphane Nöel se ha vuelto conocido fundamentalmente por el uso de la goma bicromatada - una técnica que convierte a la fotografía en piezas únicas y de muy larga duración- y sus trabajos se han expuesto sobre todo en espacios de Europa como Londres, París, Milan, Arles y Budapest. "No me gusta el trabajo digital y estar frente a la pantalla, pero este proceso me da mucho placer. Es largo y exigente, y en mi caso me toma entre una semana y diez días hacer una impresión, pero realmente lo disfruto".

Exposición

Los últimos carboneros de cuba

Hasta el 28 de abril en el Centro Cultural Las Condes (Apoquindo 6570).

Martes a domingo, de 10.30 a 19 h.

Entrada liberada.