"Daenerys Targaryen de la Tormenta, la que no arde, rompedora de cadenas, madre de dragones, Khaleesi de los Dothraki, Reina de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señora de los Siete Reinos y Protectora del Reino", un extenso título para una mujer y sin embargo, merecedora de gran parte de ellos.
La única Targaryen sobreviviente tras el asesinato del Aerys II 'El rey loco' Targaryen -exceptuando a Jon Snow-, lucha desde la primera temporada por recuperar el trono que le fue usurpado a su padre. Sí, Daenerys tiene claro que su padre estaba desquiciado, pero su discurso sigue firme: ella no es como él y merece reinar.
Méritos no le faltan. Aprendió a ser fuerte desde que su hermano la vendió como esposa de Khal Drogo a cambio de un ejército. Superó la muerte de su esposo y de su hijo, y aprendió a comandar no solo a los dothraki, también a los Inmaculados, sin dejar de ser bondadosa y establecer que en su reinado no habrá esclavitud.
Su ambición no es el poder, sino alcanzar lo que cree le pertenece por derecho legítimo. Sin embargo, aún respetando la sucesión al trono por herencia, no es ella quien debería tener el título de Señora de los Siete Reinos y Protectora del Reino, sino Jon Snow, su sobrino (y según el último episodio, amante).
Hace muchos años, en un reino muy lejano...
Los Targaryen lideran Poniente hace 300 años, desde que Aegon I "El conquistador" -con su familia nativa de Valyria- llegó con tres dragones tras conquistar el conjunto de islas denominadas Dragonstone. Todos los reinos, exceptuando Dorne, fueron invadidos exitosamente hasta situarse en el trono de hierro.
La situación cambió cuando Robert Baratheon comandó una rebelión en contra del Aerys II no solo porque se le consideró demente y una amenaza para Desembarco del Rey, también porque su amada prometida -Lyanna Stark- supuestamente fue secuestrada por Rhaeghar.
No pudo salvarla, pero sí quedarse con el trono y eliminar a casi todos los Targaryen. Solo sobrevivieron Viserys y Daenerys -quienes huyeron a Pentos- y el Maestre Aemon, quien renunció a su derecho al trono en favor de su hermano Aegon V para unirse a la Guardia Nocturna.
En alianza con los Lannister, Robert Baratheon gobernó durante 14 años casado con Cersei, y a partir de ahí, sus "hijos" -en realidad fruto del incesto entre Cersei y Jamie- heredaron la corona.
Con toda su familia asesinada y viéndose obligada a vivir escondida lejos de su hogar, es lógico que Daenerys se considere la legítima dueña de la corona. Sin embargo está obviando el hecho que su familia perdió ese derecho de la misma forma en que obtuvo el poder en primer lugar: dando inicio a una guerra usando el fuego y la sangre como herramientas de persuasión.
Si bien en la fantasía la historia se centra en un régimen monárquico, con las rebeliones ocurre un fenómeno parecido a los golpes de Estado en democracia. Tal como se debe regresar a la soberanía popular una vez sofocada la crisis que causó el golpe en cuestión, ¿Es regresar a la línea de sucesión lo justo tras la toma de poder a la fuerza?
Aún si la respuesta a la pregunta anterior fuese "sí" -que no lo es-, las últimas temporadas nos han mostrado no solo que Jon Snow, Beric Dondarrion y Daenerys postulan a ser "el príncipe o princesa prometida" de la antigua profecía de Asshai, también que si de derecho sanguíneo se trata, Jon tiene prioridad por sobre Daenerys.
Poco importa escandalizarse por un sobrino involucrado con su tía considerando que los Targaryen cometieron incesto desde tiempo inmemoriales, pero probablemente la nobleza y carácter conservador de Jon Snow le impedirá seguir adelante con aquella "relación", más no necesariamente pretender obtener el trono.
En el universo de Game of Thrones, finalmente resulta irrelevante quién debería heredar qué o quién merece cierta posición. Tal como dijo Cersei Lannister a Ned Stark en la primera temporada, "En el juego de tronos ganas o mueres", regla que no da lugar a buenas intenciones y la priorización del honor, solo al más fuerte y -sobre todo- astuto.