La más ambiciosa edición de La Cumbre ha sido también la más accidentada. Programada originalmente para enero pasado en el Club Hípico de Santiago y luego reagendada para el 18 de mayo, la sexta edición del evento, que reuniría a nombres como Los Vásquez, Javiera Mena y Ana Tijoux, vuelve a aplazarse y suma nuevas modificaciones artísticas y estructurales, en un panorama inédito para el mayor espectáculo en vivo dedicado exclusivamente a la música chilena.
Hasta este jueves en la mañana, a casi un mes de su realización, la mayoría de los artistas confirmados para la cita de mayo -o sus representantes- no habían sido contactados por la producción, en una muestra de la incertidumbre que ha reinado en torno al evento en los meses recientes. Tampoco en las últimas semanas se ha promocionado en los medios o en redes. Pero en las últimas horas, el escenario se fue despejando y los organizadores tomaron la decisión de volver a modificar la fecha del festival, ahora re-programado para octubre y por primera vez divido en dos jornadas, el sábado 5 y domingo 6 de ese mes.
En paralelo, la programación volverá a repartirse en sólo dos escenarios -y no en cuatro, como se definió en un principio-, retomando su formato tradicional. Esto último, según la organización, debido a que muchos asistentes resistieron la nueva dinámica al tener que escoger entre un show y otro en el mismo horario.
Movimientos significativos para la que a mediados del año pasado se comenzó a publicitar como la edición más transgresora en la historia de la cita, con una serie de modificaciones en pos de la adecuación a los tiempos: desde el cambio de nombre a La Cumbre a secas, ya sin el apellido del "rock chileno" que cargó desde su debut de 2007, hasta el anuncio de un cartel paritario con 50% de bandas y solistas femeninas, además del debut de un escenario destinado a la comedia.
Una serie de nuevas señales identitarias que pretenden mantenerse de todas formas según el gestor de La Cumbre, Juan Andrés Ossandón, quien según su versión el segundo cambio de fecha obedece a factores climatológicos: "Nos pasó algo que no estaba en nuestros planes. Estábamos convencidos que mayo estaba bien, al ver que no había habido lluvias en ese mes en los últimos cinco años. Pero luego fuimos notando que mayo viene muy lluvioso este año, y el riesgo que representaba esa fecha no nos dejó mucha alternativa", explica.
En cuanto al daño a la imagen de La Cumbre que este nuevo aplazamiento puede significar, el productor asegura que "a nivel de reputación lo mejor para La Cumbre hubiese sido mantener la fecha, claro, pero teníamos el riesgo de que cinco días antes hubiésemos tenido un reagendamiento con un daño reputacional mucho más potente".
En lo concreto, la organización comenzaba anoche a informar masivamente a los más de 55 artistas sobre este cambio de fecha, buscando, según Ossandón, "parecerse lo más posible a la versión original de enero", aunque reconoce que estas conversaciones y la definición del nuevo cartel son "una tarea de aquí para adelante".
¿Por qué no se informó antes a los músicos de estos cambios? Según el productor, recién ahora están en condiciones de comentar internamente otra novedad estructural del evento: por primera vez éste recibirá fondos públicos para su realización, lo que "modifica y complementa el modelo que teníamos para sustentar La Cumbre, va a mejorar las condiciones del festival y hará que dependamos menos de la venta de entradas".
Por esta misma razón no se ha terminado de definir si la cita se mantendrá en el Club Hípico o se trasladará. Ossandón adelanta que quienes ya adquirieron su entrada podrán asistir con la misma a los dos días del evento.