Pesan sobre ella toda clase de mitos y supersticiones. Días antes de su estreno en 1861, en el Teatro Bolshói Kámenny de San Petersburgo, la soprano Caroline Barbot, elegida para interpretar a Leonora, protagonista de La fuerza del destino de Giuseppe Verdi (1813-1901), cayó enferma y el debut tuvo que aplazarse un año.

Inspirada en el libro Don Álvaro o la fuerza del sino (1835) de Ángel Saavedra, la ópera de Verdi debutó en San Petersburgo en el verano boreal de 1862. Al término de la cuarta función, el zar Alejandro II se acercó para felicitar al compositor, y así y todo el músico italiano parecía insatisfecho.

El encargo le había llegado por carta desde Rusia en 1859 y, como pago, la suma de 60 mil francos. No pudo negarse. La ópera narra en cuatro actos un trágico romance que acaba por destruir a una familia en la Sevilla del siglo XVIII. Tras presenciar desde un palco la primera temporada, a Verdi le pareció que el final escrito por el autor en el relato original -que termina con el suicidio de su protagonista- no era del gusto de la audiencia.

"Debemos buscar la forma de evitar tantas muertes", le escribió Verdi a su libretista, Francesco Maria Piave.

Siguiendo sus órdenes, Piave cambió el final y resaltó escenas y personajes que contrastaban la tragedia con humor. Así debutó nuevamente en 1869 en la Scala de Milán, pero La fuerza del destino ya arrastraba fama de maldita: Piave sufrió una parálisis que lo llevó a la tumba en 1876. No fue todo. La obra cobraría otra víctima: el 4 de marzo de 1960, el barítono estadounidense Leonard Warren comenzó a toser y a escupir hacia el final del tercer acto, cuyo inicio recitaba: "Morir, tremenda cosa". El cantante simplemente se desplomó sobre el escenario del Metropolitan Opera House de Nueva York. Murió apenas con 49 años. Al tanto del halo oscuro que rodeaba y aún rodea a la obra, incluso Luciano Pavarotti evitaba cantarla.

"Seguramente un poco de inseguridad hay, porque sí tiene fama negativa. Yo espero que Verdi me escuche desde el cielo y no me mande una lámpara a caer encima", dice el director de escena italiano Stefano Vizioli (1959), quien hoy abrirá la temporada lírica del Municipal de Santiago con una nueva versión de La fuerza del destino, la primera desde 1959.

El director artístico de la Ópera de Pisa ha montado varias obras de Verdi, de La Traviata e Il Trivatore, hasta dos versiones de Rigoletto en Chile, en 1997 y 2004, ambas en el Municipal. Ahora se enfrenta por primera vez a La forza, y no elude sus inseguridades: "Como buen italiano del sur y hombre de teatro, además, soy muy supersticioso. Esquivo a los gatos negros, viajo de ida y vuelta con la misma camisa y uso calcetines que me traen suerte. Pero no es que me haya resistido a dirigir La forza, es solo que es primera vez que me la encargan", cuenta.

El escenario luce en ruinas, y a ratos se dibujan sobre él una serie de cuadros que aluden a la guerra y la destrucción, inspirados en Francisco de Goya.

Interpretada alternadamente por dos elencos y bajo la conducción musical de Giuseppe Grazioli y Pedro-Pablo Prudencio, La fuerza del destino tiene de protagonistas a Leonora, una noble española, y a Álvaro, un mestizo e hijo de una princesa inca, cuyo intento de fuga precipita la muerte accidental del padre de ella. Este hecho desencadenará la venganza del hermano, don Carlo. Hoy subirán al escenario la soprano rusa Oksana Sekerina (Leonora), el tenor chileno Giancarlo Monsalve (Don Álvaro) y el ucraniano Vitaliy Bilyy (Don Carlo).

Moderna y oscura

"El escenario refleja una cultura destruida, como la situación que tenemos ahora mismo en el mundo", apunta el director. "Yo soy muy antiguerra y antidictadura, y además vengo de un país con militares que está yéndose hacia un extremo político que no me gusta, una derecha más oscura, fascista y antiliberal. La cultura como valor moral, ético y social es una defensa muy fuerte contra todo esto", agrega.

Para Vizioli, La fuerza del destino es la obra más exigente de Verdi: "Su mayor complejidad radica en la dramaturgia. Es un acto de coraje hacerla, primero por su duración (3 h. y 40 min.), además de la exigencia artística, pero aquí realmente están a muy buen nivel", comenta. "Toda la obra es una broma del destino. Sus personajes viven una casualidad absoluta y está llena de leitmotiv; el símbolo del destino, la redención, el amor, la soledad. Esa contradicción constante entre la tragedia y el humor hace que sea una de las obras más modernas, oscuras y difíciles de descifrar en Verdi", agrega.

La fuerza del destino de Giuseppe Verdi

Entre hoy y el 24 de abril, a las 19.00 horas, en el Teatro Municipal de Santiago.

Entre $ 4.000 (elenco estelar) y $ 7.000 (elenco internacional).

Duración: 3 horas y 40 minutos.

Dato

El 4 de marzo de 1960, durante una función de La fuerza del destino en el MET de Nueva York, el barítono estadounidense Leonard Warren (49) murió mientras cantaba . Se desplomó en el tercer acto y el público creyó que actuaba.