Game of Thrones, la reina legítima: nada importa si estamos muertos
Ambientado únicamente en Winterfell, el segundo episodio de la temporada final representa el último día previo a a gran batalla contra los Caminantes Blancos. Aquellas horas que anteceden la muerte probable, significa cumplir deseos para algunos y descubrir la verdad para otros.
Con cada nuevo episodio de Game of Thrones, la respuesta a la interrogante ¿Quién se sentará en el trono? se acerca -si es que al final existe realmente un trono de hierro en el cual sentarse-.
Con solo cinco episodios restantes por emitirse, la ficción de HBO tiene a sus espectadores atentos a la continuidad de la historia, la cual dejó a Jaime Lannister en la entrada de Winterfell de cara a Bran Stark, el niño que dejó lisiado en la primera temporada.
Sin rodeos
La serie no pierde el tiempo. El juicio a Jaime Lannister anunciado en el adelanto, comienza inmediatamente con Daenerys liderando la lectura de cargos en su contra. El odio contra quien asesinó a su padre -Aerys Targaryen II- está en sus ojos. Jaime no pretende disculparse por ello. Si viajó a Winterfell solo, fue para confirmar las sospechas de Sansa: Cersei no pretende enviar sus tropas al norte.
Tyrion defiende a su hermano, pero no es una sorpresa. En principio Sansa tampoco da muestras de compadecerse de Jaime, menos tras la enigmática intervención de Bran: "Las cosas que hacemos por amor", dijo recordando aquella frase enunciada previa ser lanzado por la alta torre.
"Esto va más allá de la lealtad, es sobre supervivencia", explicó Jaime. La siempre noble Lady Brienne, salió en defensa del 'León dorado', enunciando todo lo que él hizo por ella. Causó efecto inmediato en Sansa: si Brienne confía en Jaime, entonces ella también.
¿Qué dice el guardián del norte? Jon Snow fue práctico y simplemente señaló que necesitan la mayor cantidad de hombres que sea posible. Daenerys Targaryen quedó sola en su oposición al 'Matarreyes'.
A solas frente al árbol sagrado, Jaime se acerca a conversar con Bran para disculparse. Bran, con su calma de siempre, le responde que entiende que lo hizo para proteger a su familia. "Ya no soy esa persona", dijo Jaime. "Pero aún lo serías si no me hubieras empujado por la ventana", dijo el joven cuervo de tres ojos. Tiene claro que todos los sucesos ocurrieron porque debía ser así.
Desconfianza
La Madre de dragones llegó a Winterfell confiada cabalgando junto al Rey en el Norte, pero su seguridad se vio resquebrajada tras el juicio fallido contra Lannister. Tyrion -su mano derecha- fue reprendido por su reina que no le perdona haber confiado en las palabras de Cersei: "Eres un traidor o un tonto (...) O me ayudas a obtener el trono o me conseguiré otra mano que sí pueda hacerlo".
Al verse desautorizada en cierta forma, solicita audiencia con Sansa, para buscar directamente -sin Jon como intermediario- su apoyo en el proceso para recuperar el trono. Apelando a la fuerza femenina, intenta ganar su confianza. Lady Stark se mantiene fría y firme, manifiesta defender a Tyrion y crudamente expresa que "los hombres hacen cosas estúpidas por las mujeres", al afirmar que su hermano está enamorado de quien considera su reina. Hubo un atisbo de esperanza cuando Dany dice que su único anhelo siempre ha sido recuperar el trono, y sin embargo, está al otro lado del mundo peleando por Jon.
El problema surgió cuando Sansa le pregunta: "¿Y después qué?". Si derrotan a los Caminantes Blancos y derrocan a Cersei Lannister ¿El Norte será un reino autónomo bajo la custodia de los Stark o será regido por la dinastía Targaryen? Las mujeres deshicieron rápidamente el lazo que las estaba uniendo cuando esa pregunta salió de los labios de la loba.
Ad portas de la batalla
Todos quieren pelear. Arya insiste a Gendry en que forje el arma específica que le encargó, una pequeña niña le pregunta a Sir Davos qué puede hacer para contribuir en la guerra y la joven Lyanna Mormont responde ferozmente a Jorah -su primo- que va defender su casa peleando junto a los hombres con quienes entrenó. La guerra ya no es solo cosa de hombres, nunca lo fue.
Theon Greyjoy retornó a luchar junto a los Stark tras confirmar a Daenerys que Yara estaba a salvo en las Islas de Hierro. También los escasos sobrevivientes en el muro se unen en un abrazo fraternal mientras se acumulan las nuevas armas de acero valyrio y vidriagón.
El momento se acerca y hay que determinar el plan de batalla. Si el Rey de la Noche controla a todo el ejército, lo primero es derrotarlo a él para acabar con todos. "Quiere venir por mí", declara Bran, el nuevo cuervo de tres ojos. Reticentes a usar a su hermano como señuelo, rápidamente se entregan a la idea de que no hay otra salida.
"Desearía que mi padre estuviera aquí", manifestó Tyrion en uno de los salones de los Stark en compañía de Jaime. "Para ver a sus dos hijos defender Winterfell". Frente a una chimenea aguardaban el anuncio de la batalla bebiendo vino. Brienne y Podrick se unen, así como Tormund y Davos. No podían hacer mucho más.
Allí, en medio de la tensa espera por la muerte -altamente- probable, Jaime nombra 'Caballero' a Brienne, un título que como mujer jamás podría tener. En paralelo, Arya tomaba -una vez más- las riendas de su vida, manifestando directamente a Gendry que quería perder su virginidad con él antes de morir
Con Podrick entonando una triste canción, se hace un repaso por los rostros de quienes están a minutos de enfrentar el mayor desafío de sus vidas, cual viaje al interior del Titanic mientras los violinistas tocaban y el barco se hundía.
Como suele ocurrir en los episodios de Game of Thrones, fue en los últimos 10 minutos que se dio lo más impactante. Al interior de la cripta Stark, Jon le dice a Daenerys que Lyanna Stark se casó legítimamente con Raeghar Targaryen, que tuvieron un hijo y que él es dicho hijo: Aegon Targaryen.
"Es imposible", dijo Dany. Como es de esperar, desconfía de quienes informaron a Jon: su hermano Bran y su mejor amigo Sam ¿Por qué? "Porque si es verdad eres el último heredero varón de los Targaryen".
No hay tiempo para determinar quien merece o quiere el trono, la alarma suena y todos deben asumir sus puestos de batalla.
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