Frente a frente. Entrevistando, una emperifollada señora que probablemente no supera la treintena, con un outfit que hubiese envidiado mi madre. Siendo entrevistada, una joven que apenas supera los 20 y que, portando tenida negra y mirada desafiante, de forma gratuita recibe una reprimenda en formato cuestionario.

-¿Te imaginas casada?

-No. Sabes, no quiero alcanzar el "sueño americano" o algo así.

-¿Quieres tener alguna vez hijos?

-No. (Risas) Si quieres ser músico (…) tienes que decidir qué quieres hacer con tu vida.

La entrevistadora se ha perdido entre los humores de los salones de peluquería y no tenemos noticia de ella ahora. La chica desafiante, por el contrario, cuatro décadas después sigue firme. Se llama Joan Jett, formó una de las primeras bandas de mujeres dedicadas al rock, The Runaways, y alternando tiempos de gloria y olvido, sigue insistiendo en su manera de reivindicar el rol femenino, con más guitarras que discursos.

https://www.youtube.com/watch?v=lQYM-NJ0v8s

Bad Reputation (Kevin Kerslake, 2018), que recorre la historia de Joan Jett, es parte de la programación del 15° Festival In-Edit, a realizarse entre el 25 y el 30 de Abril. En él, la guitarrista y cantante, reflexiona sobre las dificultades del libre pensamiento en los 70s, del éxito a intervalos en los 80s y, en general, cómo es aquello de nadar en contra en aguas de la femineidad establecida.

Ángeles de neón

Siempre Bowie y el famoso rayo en la cara en 1972. Y la actuación en Top of the Pops, la androginia y el desparpajo. Incluyamos en el cóctel a Iggy Pop, T. Rex y la buena suerte de tener unos padres comprensivos que regalan una guitarra eléctrica a una chica de 13 años. Quienes, además no mandan a su hija a un convento a hacer mermeladas, cuando un productor pasado de revoluciones le propone algo escandaloso en pleno 1975 en Estados Unidos: formar una banda de rock exclusivamente de mujeres.

Para mejores señas se puede ver también The Runaways (Floria Sigismondi, 2010), biopic donde Michael Shannon da vida al retrato fiel de Kim Fowley, un tipo corto de escrúpulos y con un tremendo olfato para escandalizar. Él uniría a Jett, de 17 años, con la coetánea baterista Sandy West y, ante la timidez de la guitarrista, encontraría a Cherie Currie, una rubia (menor de edad, claro) para cantar letras destinadas a enrojecer a unos cuantos.

https://www.youtube.com/watch?v=_EBvXpjudf8

"Kim Fowley se veía como Frankenstein, si Frankenstein hubiese consumido crack", comenta Iggy Pop en el documental. Y continúa: "las chicas más duras hacían lo mismo que uno, pero siempre en el papel de acompañantes. Luego aparecieron The Runaways y Joan Jett no era acompañante de nadie".

Pero con 18 años y un entorno adverso en la industria, no se podía hacer mucho frente a las movidas de Fowley (dineros perdidos, sesiones escondidas de fotos de Currie para Japón, malos tratos y acusaciones de violación), quien promocionó, lanzó y dividió a la banda en tiempo récord.

Buena reputación

"Cuando la gente se dio cuenta que (lo del grupo) era serio y planeábamos hacer un álbum, una gira y todo lo que las bandas masculinas hacían, todo cambió. Y pasó de que nos dijeran 'qué bonito' o 'qué dulce' a que nos gritaran 'putas' o 'sucias'", recuerda la protagonista. Las botellas y pilas que comenzaron a recibir en los escenarios, terminaron de clarificar la idea.

Después de un fulgurante éxito en Japón y una constante desidia en Estados Unidos, vendría la salida de Currie en 1977, los frustrados intentos de Jett de mantener la banda viva un par de años y, como final de la primera parte, el difícil inicio solista luego del encuentro con su productor y manager histórico, Kenny Laguna.

Es el relato del vínculo con esta suerte de hermano mayor, némesis ocasional y confidente, lo que organiza el relato en la mayor parte del documental. Desde esta mirada conjunta, se narran las resistencias de la industria a inicios de los 80s (que los llevó a crear su propio sello, algo poco común en la época), el éxito oscilante y, sobre todo, una historia de insistencia y tozudez.

https://www.youtube.com/watch?v=gBRwZbAKMpU

El mismo sentido de comunidad se grafica en el apoyo que Jett ha dado, durante su carrera, a diversos movimientos musicales (la escena punk de LA a fines de los 70s, las Riot Grrrls en los 90s) y políticos (grupos animalistas y feministas, sobre todo). Derivado de ello, se agolpan para dar buenas impresiones gente diversa como Kathleen Hanna (Bikini Kill), Ian MacKaye (Fugazi), Billie Joe Armstrong (Green Day), Laura Jane Grace (Against me!), Miley Cyrus o Michael J. Fox. Brilla por su ausencia, eso sí, la ex compañera de The Runaways, Lita Ford, enemistada con Jett desde hace un buen tiempo.

Al final, Bad Reputation muestra que, en un camino escarpado, Joan Jett se ha transformado en referente no por su visita irregular a los rankings, sino por cómo ha desarrollado un camino siguiendo unos principios propios, sin preocuparse de las expectativas ajenas. Esto incluye, también, a quienes esperan más claridad en temáticas personales, como su lesbianismo, orientación que nunca ha sido explicitada por la artista.

Aunque ella piensa lo contrario. "Las personas no van a decirme qué hacer. Yo cuento mi historia todos los días en el escenario, fuerte. Si tú no quieres escucharlo, porque quieres que lo diga como a ti te parece, ok, no hay problema: no te voy a complacer", dijo a The New York Times el año pasado, a propósito de cierta molestia en redes sociales al respecto. Luego recordaría que, ya en 1982, cantaba aquello de "I don't hardly know her/but I think I could love her" en su exitoso cover de "Crimson and Clover". Ya se sabe, Joan Jett cree que la (buena) reputación se gana con acciones más que con discursos.

https://www.youtube.com/watch?v=ezcncUVJOlU

Bad Reputation se exhibe el Viernes 26 a las 20:00 en el Teatro Nescafé y el Martes 30 a la misma hora en Centro Arte Alameda.