Cuesta descomponer Hats off!, la nueva propuesta del Ballet Nacional Chileno. Pues en ella convergen un cúmulo de estilos y variopintos mensajes que difícilmente se pueden diseccionar. Pero queda claro que hay una búsqueda certera de un nuevo lenguaje; de renovación; de amalgamar expresiones artísticas diversas como ha sido la tónica mundial. Y como resultado se obtiene un espectáculo que fluye y mantiene los ojos puestos en ella.
Con coreografía de Mathieu Guilhaumon y los Power Peralta, en la obra confluyen prácticamente todas las disciplinas del vaudeville norteamericano, del cabaret y el music hall inglés; del arte circense; de la comedia musical cinematográfica; del jazz, y el hip hop. Y por ende, los personajes que se suceden son o seres extraños -como la mujer barbuda o las siamesas unidas por el pelo-; o referencias claras a Charles Chaplin, Fred Astaire y Ginger Rogers o a recios bailarines urbanos u a otros de corte más divertido. Y entre todos van creando los números de un show con algunos entretelones y llamadas a escena.
Ambientada en un teatro de variedades, Hats off! transita -pese a los momentos alegres- por una atmósfera más decadente, dado ya sea por sus cuadros o por su universo sonoro, donde pueden escucharse desde una canción en vinilo con todo sus chirridos, sonoridades sombrías y tensas hasta Frank Sinatra o un tema del grupo St. Germain, lo que mantiene cierta expectación ante qué será lo próximo. Y, dependiendo de ello, es que 19 integrantes del Banch se abocan en dúos líricos -uno de los momentos más encantadores y refinados fue el Cheek to cheek de Astaire-Rogers-; o en coreografías grupales, en el que están presentes, por ejemplo, el tap o netamente la danza contemporánea. Sea como sea, la compañía, compenetrada y segura, sale airosa.
Pero donde la obra llega a su punto más álgido es cuando aparecen en escena los hermanos Raúl y Gabriel -los Power Peralta-, donde el baile urbano se muestra potente y corpulento. Ellos, vigorosos y sensuales, lo manejan perfectamente y lo amalgaman en esta propuesta donde se imponen por su sola presencia. Ellos son el motor de Hats off! y ese empuje se esparce y rebota en los demás integrantes para crear y recrear el espectáculo de variedades.