Desde su trabajo junto a The Beatles en sus dos últimos discos, Abbey Road (1969) y Let it be (1970), pasando por Al Stewart, Wings y The Hollies, hasta llegar a The dark side of the moon (1973), de Pink Floyd, Alan Parsons (1970) ha estado constantemente haciendo magia detrás de las perillas. Su retorno discográfico luego de 15 años es precisamente una obra conceptual inspirada en la magia, titulada The secret y estrenada el pasado viernes 26.

Sus casi 50 minutos -donde el inglés entrega aquella característica mezcla de pop rock con tintes de progresivo que fue patentada por su Alan Parsons Project durante dos décadas- comienzan justamente con una dramática versión de El aprendiz de brujo, la composición de Paul Dukas famosa por su uso en el filme Fantasía (1940) de Walt Disney. "El track de apertura es una versión rock, un remake, con Steve Hackett en guitarra y Jake Shimabukuro en ukelele, un virtuoso del instrumento. Una colección de superestrellas", cuenta a Culto, al teléfono desde su hogar en Los Angeles.

"La magia es mi pasión. He estado leyendo, aprendiendo, observando y haciendo magia desde que era un niño. Simplemente me pareció una gran idea hacer un disco basado en ello". Además de ser miembro de The Magic Castle -un club privado para magos-, el músico ha trabajado junto a la compañía japonesa Tenyo en libros de enseñanza y catálogos para sus trucos.

El primer single de su flamante trabajo, "The Miracle", cuenta con el cantautor Jazon Mraz en roles vocales. Junto a él, también está Lou Gramm (Foreigner) en "Sometimes"; y el propio Parsons en "As the lights fall", uno de los cortes más emotivos y con un leve gusto a la clásica Eye in the sky, de 1982.

La devoción por lo conceptual es para Parsons tan vieja como el gusto por los trucos, aunque, cuando comenzó el Project, en 1975, nunca tuvo en mente ser la estrella. El debut Tales of mystery & imagination (1976), basado en la obra de Edgar Allan Poe, iba a estar originalmente acreditado al escritor.

"No tenía aspiraciones particulares sobre el futuro. Solo quería hacer este disco experimental, no tenía idea que iba a salir mi nombre en el disco incluso. Pensaba que iba a ser el productor solamente, y el artista eventualmente sería Poe. Los músicos estarían ahí, pero como un trabajo de varios artistas. Pero el sello pensó que mi trabajo previo como productor e ingeniero tenía valor y querían que el disco se llamase 'The Alan Parsons Project'. Cuando nos firmaron para un segundo álbum, ya dejó de ser el nombre del disco y pasó a ser el nombre de la banda", explica.

Pero Parsons entiende que hoy es difícil que la gente dedique tanto tiempo a escuchar un LP completo. "Al final la música tiende a ser algo que pones de fondo", dice. "La música moderna, la que quieren escuchar los chicos hoy, está muy lejana del tipo de música que yo hago, pero le haría un llamado a la gente a aprender, a conocer cómo el audio trabaja, la ciencia detrás del sonido es importante para iniciarte en la industria".

Cuando Parsons comenzó a trabajar en los estudios EMI -aún no se llamaban Abbey Road-, conoció a eminencias como Geoff Emerick -el ingeniero de Sgt. Pepper- y una de sus primeras labores fue ser operador de cinta para el último show de los Beatles, sobre el techo de Apple Corps. "Nos decían 'presionadores de botones', así es como llamaban a los ingenieros asistentes, aunque en realidad comencé como operador de cintas. En esos días, cada experiencia era nueva y emocionante. Más que todo, siento orgullo de haber trabajado grabando un espectro tan diverso de música y de artistas".

-¿Aprendía observando lo que hacían los demás?

Fue un trabajo que se aprendía haciendo, en la misma experiencia. No solo viendo cómo trabajaban los buenos productores, sino que también viendo a los malos (se ríe). Todo fue una gran influencia en mi carrera.

-¿Qué tan responsable se siente de The dark side of the moon?

Yo era el ingeniero titular, y no era como que ellos me estuvieran dando instrucciones en cada parte del proceso, así que me siento ampliamente responsable de cómo suena. Hasta hoy es uno de los discos que mejor suenan en la historia. Y eso es grandioso, estoy honrado de haberlo hecho. Nadie se hubiera imaginado que estaríamos hablando de él casi cincuenta años después.

-Ha venido muchas veces a Chile. ¿Tiene planes de presentar este nuevo trabajo?

No tenemos nada agendado en Chile aún, pero tal vez vayamos antes de fin de año.