Versión uno. Como un adolescente temperamental Robert Smith cogió viejas fotos y videos personales y las eliminó tras leer el ensayo The Dark power of ritual pictures de Myra Poleo. Se arrepintió casi de inmediato.
Versión dos. Robert Smith pierde fotos familiares en una billetera.
Versión tres de los motivos tras "Pictures of you" según el líder de The Cure, no solo una de las mejores piezas de Disintegration, sino de todo el cancionero de la banda británica. "Se trata de la idea que tienes de alguien (...). Solo quieres aferrarte a lo que era".
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Otra de las canciones magistrales es "Closedown" y cuyo sentido resulta clave en el álbum publicado el 2 de mayo de 1989. "Se me acaba el tiempo" canta Smith en el primer verso, y es por una obsesión que enfrentaba ese año. Cumpliría 30 con la sensación de no haber compuesto un disco imprescindible (aunque los fans pensaban que Pornography de 1982 lo era), a una década del debut Three imaginary boys.
Sentía además que su capacidad para emocionarse retrocedía. "Creo que es horrible que te vuelvas insensible con la edad. Cuando eres joven e ingenuo siempre tienes sentimientos intensos. Todo lo que ganas con la experiencia te hace perder eso".
La diversidad y el colorido de Kiss me, kiss me, kiss me, que tanto éxito había reportado al grupo con singles cínicos y bailables como "Why can't I be you?" y la romántica "Catch", aburrían al líder. "No quería pasar seis meses viviendo con la idea de que éramos un grupo haciendo un álbum pop. Quiero involucrarme en algo con mucha más profundidad, muchas emociones, en lugar de algo como KMKMKM (...). Este álbum es un regreso al lado más atmosférico de The Cure (...) música que no escucharás si entras en la tienda de ropa".
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El despido de Lol Tolhurst, el amigo de Robert con escaso talento pero militante desde que se trataba de una banda escolar de Crawley, West Sussex, en la Inglaterra de comienzos de los 70, contribuyó a la atmósfera cohesiva y conceptual de Disintegration. Aunque Tolhurst figura en los créditos rotulado "otros instrumentos", su participación se remite a la idea base de "Homesick", luego desarrollada por el bajista Simon Gallup y el tecladista Roger O'Donnell, este último en su primer álbum como miembro oficial de The Cure.
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La bebida en una pandilla de bebedores se había convertido en un vicio incontrolable para él. El grupo se entretenía aplicando bullying en su contra. Las raras veces que estaba sobrio se encargaban de emborracharlo en el menor tiempo posible, o hacer dibujos obscenos de su figura en el computador que le habían obligado a comprar. Llegó un punto en que dejó de ser divertido. Tolhurst, que se sostenía al interior de The Cure por su ingenio humorístico, ni siquiera respondía los ataques. "No hubo peleas, solo una atmósfera de apatía. Su partida fue inevitable", contaría Smith a los periodistas que insinuaban su salida tan demoledora como si Charlie Watts fuera despedido de los Rolling Stones.
A Smith no solo lo tenía aburrido el alcoholismo de Tolhurst sino el ambiente de resaca habitual en The Cure, aunque bebía igual que el resto. "Creo que los miembros de la banda deben tener más que decir solo '¿cómo estás?' y '¿cuánto bebiste anoche?'". El músico amenazaba con acabar el grupo y lanzarse como solista, aunque la advertencia se repetía tras cada lanzamiento desde Pornography.
Pero los excesos también surtían de material a Robert Smith. Una de las canciones más emblemáticas de Disintegration, la enternecedora y siniestra "Lullaby", está basada en los períodos en que el líder se tomó en serio las drogas, sus años como guitarrista invitado en Siouxie & The Banshees en la primera mitad de los 80 y en el proyecto The Glove, especie de spin off narcotizado de los Banshees junto al bajista Steven Severin, donde la inspiración provenía del Álbum blanco y Yellow submarine de The Beatles.
"Quería ponerme a prueba, ver cuánto podía llegar y ver cómo se sentiría la muerte. Quería saber si mi supuesto amor por la muerte era real. Y una noche me di cuenta de que no quería morir. Tenía miedo e inmediatamente supe que era mejor tomarlo tranquilamente de ahí en adelante".
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Smith compuso pensando en la posibilidad de no tocar las canciones en vivo. Las giras se habían convertido en una experiencia claustrofóbica por la creciente fama. Por una parte estaban a punto de alcanzar categoría banda-de-estadios en Estados Unidos y la curemanía profesada por adolescentes adictos a la tristeza y la melancolía en todo el mundo contenía desbordes de fans que superaban al líder. "Es como si te soltaran una bestia", se quejaba Smith particularmente marcado tras el paso por Sudamérica en 1987 con shows caóticos en Buenos Aires. "La histeria latina puede ser muy violenta", contó a la prensa europea, "y no considera en absoluto la fragilidad del cuerpo humano".
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El guitarrista y cantante sentía que estar aún en el escenario a su edad en una banda de rock no calzaba. Creía que a los 30 "sería ese tipo de persona que nunca tiene que afeitarse y escribe algunas partituras de cine de vez en cuando".
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Campeón mundial en la categoría odio-a-Morrissey, Smith dedicó en 1989 varias perlas para ejemplificar por qué The Cure era mucho más interesante que su rival. "Morrissey canta la misma canción cada vez que abre la boca". Robert no soportaba ser clasificado en la misma casilla con el ex líder de The Smiths porque consideraba mucho más diversa su trayectoria. "He sido todo: punk, gótico, psicodélico, pop. Fue realmente genial demostrar que The Cure podría hacer singles pop".
Por esos días los dardos también alcanzaban a New Order. El músico estaba muy decepcionado del álbum Technic publicado en enero de 1989, que había logrado el primer número uno del grupo en Inglaterra. "Demostraron que podían ser como cualquier banda mediocre".
Tampoco le agradaban U2 y Simply Minds por sumarse a un rock que consideraba pomposo "a los grandes idiotas que eran Queen", ni la sofisticación de Pet shop boys. "Incluso si (...) hicieran buena música, yo no compraría un álbum de ellos. Porque odio a Neil Tennant".
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Disintegration fue el primer álbum que The Cure grabó pensando exclusivamente en el formato cedé, abarcando una docena de canciones en una hora y 12 minutos de música. Como una señal de lo que sucedería en las siguientes dos décadas para la industria discográfica, privilegiaron el formato compacto relegando al vinilo a una versión de mala calidad sonora con los temas en surcos apretujados.
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Foto: Georges De Keerle / Getty Images.[/caption]
El disco trajo sorpresas para The Cure. "Lovesong", una composición del bajista Simon Gallup que no entusiasmaba en lo absoluto a los músicos, se convirtió en el single más exitoso de su historia y fue interpretado en la reciente inclusión al Salón de la fama del Rock and Roll.
La banda ensayó y armó demos entre junio y julio de 1988 en las afueras de Devon sin sospechar el éxito que alcanzaría Disintegration. Mientras repasaban el material sentían que se trataba de un álbum más. Cuando terminaron las sesiones instrumentales nadie divisaba algo parecido a un éxito. "No hay singles, nunca se venderá", decía el batero Boris Williams. En octubre empezó el registro en una vieja mansión a las afueras de Londres que, vaya, también ocupaba Morrissey.
Las sesiones, dice la leyenda, no tuvieron un buen inicio. Un calefactor habría incendiado las letras de Robert Smith. El líder de The Cure no intervino sino hasta el final del proceso de grabación cuando puso voces, bajos de seis cuerdas y guitarras.
"Cuando empezó a cantar, fue increíble", escribiría 20 años más tarde Roger O'Donnell. "Verlo y escucharlo cantar todas esas canciones por primera vez es algo que nunca olvidaré".
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Hubo algunas discusiones menores. No todos estaban convencidos de algunos efectos utilizados en canciones como "Prayers for rain" donde resonaban lluvias. Parecía demasiado obvio, pero Robert Smith estaba engolosinado con unos samples y en The Cure el corte final corre por su cuenta.
El ambiente general de una obra símbolo de gótica melancolía y oscuridad existencial fue de risas, comidas bien regadas y grabaciones nocturnas por motivos más pedestres que estéticos, porque se levantaban tardísimo producto del carrete del día anterior. Robert Smith se declaraba feliz pero no contento. "Eso no es una contradicción", proclamó. "Me considero afortunado de poder dedicar mi tiempo a hacer las cosas que me gusta hacer, pero en el fondo los pequeños sentimientos desagradables roen".
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Aunque Lol Tolhurst casi no tuvo injerencia en Disintegration, su ausencia provocó un nuevo efecto. Una banda tensa. Ya no había con quien descargarse y las fricciones aumentaron. En la gira promocional Gallup y Williams sostenían fuertes conflictos, y a pesar de la magnificencia de la banda en directo con el álbum que mundialmente se reconocía como su obra maestra, sellando una década musical extraordinaria en su historia, los músicos apenas se hablaban. Roger O'Donnell se marchó a principios de 1990 y demoró 15 años en regresar. The Cure tras Disintegration se desmembraba y nunca más hubo un álbum a la altura.
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Foto portada: Mick Hutson / Redferns.