¿Se saben la historia del famoso último disco de The Cure? Es un as bajo la manga que Robert Smith saca cuando está harto de las obligaciones de su éxito inesperado. O si está medio cansado de sus compañeros de turno. Aunque tampoco habría que descartar de plano el recurso publicitario. O quizás, efectivamente, crea que es el epitafio de su banda y de los arrepentidos es el reino de los cielos (grises).
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En 2000, The Cure había editado Bloodflowers, un regreso al sonido menos gentil de la banda, con temas extensos y sin singles a la vista. Y era, como se imaginarán, "lo último que editarían", según su líder. Acorde con el tono del disco, el Dream Tour de aquel año evitaba los hits más coloridos (sólo "In between days" y "Just like heaven" para recordar a tu grupo pop favorito) y se acercaba a indisimuladamente a dos de sus obras capitales: Pornography (Fiction, 1982) y Disintegration (Fiction, 1989).
Considerando esa conexión, no fue extraño que en 2002, The Cure en su formación de la época (Junto a Smith, el eterno Simon Gallup al bajo; los ya conocidos Roger O'Donnell en teclados y Perry Bamonte, en guitarra; además del relativamente nuevo Jason Cooper en batería), decidieran tocar aquellos 3 discos en orden, en Bruselas y Berlín.
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No importa si todos morimos
Existen los que saltan de alegría con "Why can't I be you?" y los que abrazan a sus parejas con "Friday I'm in love". Pero también están los que cantan exultantes aquello de "It doesn't matter if we all die", de "One hundred years", primer tema de Pornography, como se puede ver en el dvd de Trilogy. Ya se sabe, para gustos, tonalidades de grises.
Escuchando esa versión de alta fidelidad, algún purista dirá que se pierde la tensión y claustrofobia del original, y no están del todo errados. El espíritu fiero persiste (también una mejor ejecución, siendo sinceros), pero sólo se atisba ese sonido que fue calificado como un "Phil Spector en el infierno", según New Musical Express o "el equivalente sonoro a un dolor de muelas", como diría Rolling Stone, al momento de la edición del disco.
https://www.youtube.com/watch?v=e4c6nNS8CFc
"Phil trataba de hacerlo muy bien…yo quería hacerlo virtualmente insoportable. Necesitaba que esta grabación fuera nuestra gran declaración y hacerla sin mucha atención de algo o alguien". Phil se apellida Tornalley y era el desgraciado productor que se preguntaba qué diablos hacía tratando de organizar al caótico trío (Smith, Gallup y Tolhurst) que había requerido sus servicios.
El de la declaración es el cantante y guitarrista de The Cure, quien en la reedición del disco en 2005, rememoraba una época en que la mezcla de alcohol, drogas y confusiones personales, daban como resultado un sonido aún más oscuro y opresivo que el de los anteriores Seventeen seconds (Fiction, 1980) y Faith (Fiction, 1981).
https://www.youtube.com/watch?v=3q2WO_3DHpg
"But it's too late/One more day like today and I'll kill you (…)/ I must fight this sickness/ Find a cure", dice "Pornography" y es inevitable no pensar en el posterior video de la muy pop "Close to me", donde la banda, apretada en un armario, caía desde un acantilado al mar. Y se hundían, por supuesto, que esto es The Cure.
Los relatos de la banda sobre la grabación y posterior gira, son como ese clip, pero sin ningún chiste incorporado: un clima opresivo y angustioso, que terminó con Smith y Gallup yéndose a los puños en Francia y suspendiendo la gira, con actuaciones ya pactadas. Pero como la gente oscura también tiene padres, el consejo-reto del Sr. Smith Senior puso a The Cure nuevamente en la ruta para cumplir con los compromisos pendientes. Y luego decirse adiós. Para siempre, decían.
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El fuego está casi extinto y no queda nada por quemar
Luego de Pornography, Robert Smith abrió las ventanas de su pieza, se reconcilió con su alma pop y alternó material perfecto para los charts con otro de tinte más oscuro. Con el primer tipo, invadió las listas de éxito y con el segundo, también; transformándose a su pesar en una banda de estadios, con Kiss me, kiss me, kiss me (Fiction, 1987), Disintegration (Fiction, 1989) y Wish (Fiction, 1992).
Entremedio, regresó Simon Gallup, subió de categoría el ex roadie Perry Bamonte y se instaló en la batería Jason Cooper. Y hubo quienes estuvieron en la puerta giratoria: Pearl (Porl) Thompson, quien regresó en 1984 para irse en 1992; Boris Williams integrante entre 1985 y 1992; y como niño símbolo de la movilidad laboral, Roger O'Donnel, quien entró en 1987 para irse en 1990 y retornar como si nada en 1996. Para luego irse. Y volver después. De verdad.
Con tanta transformación interna, Wild mood swings (Fiction, 1996) pecó de falta de homogeneidad y tuvo algunos de los peores singles ("The 13th", "Mint car") de la historia de la banda. Un par de temporadas después y ad portas de un nuevo cambio de folio, Smith decidió retomar el anterior espíritu, trabajando solo en varios momentos y sentando a la banda a escuchar Pornography y Disintegration, para (aunque suene algo paradójico) alentarlos.
https://www.youtube.com/watch?v=u8ZAokVFt8Y
Jeff Apter en Never enough: the story of The Cure (Omnibus Press, 2005) califica a Bloodflowers como el disco más subvalorado de la banda, probablemente porque más que brillar con canciones individuales, se sostiene como una larga meditación melancólica sobre un eje central: la pérdida de la juventud. Como buen ejemplo de ello, "39", compuesta ad portas de la inminente llegada de Smith a su cuarta década de vida. "I used to feed the fire/ but the fire is almost out", dice casi al finalizar el disco, aclarando por dónde van las reflexiones.
https://www.youtube.com/watch?v=km5Jf5Wg0Hs
Y ese era el final. Pero, no. Porque casi dos décadas después de presentar la trilogía en vivo, The Cure se encuentra, por suerte, con la mejor salud del mundo y anunciando disco nuevo para este año. Uno que volverá al sonido oscuro de antaño, según ha comentado Robert Smith. Además, ya está confirmada una serie de conciertos en Australia para celebrar los 30 años de Disintegration, junto con fechas en festivales europeos. Por suerte, el fuego está lejos de extinguirse.