Mistral, entre la espada y la pared del feminismo
El 10 de mayo debuta en el GAM Mistral, Gabriela (1945), una ficción histórica escrita por Andrés Kalawski que enfrenta las ideas de la poeta con las de un grupo de mujeres, a solo días de ganar el Premio Nobel.
Petrópolis, Brasil, noviembre de 1945. Tiene 56, pero representa varios años más. Arrastra la pena por el repentino suicidio de su hijo Yin Yin, y desde mucho antes por el de su amigo, el escritor austríaco Stefan Zweig. Se le repiten los días, al paso de la diplomacia simplona y sus eventos sociales, y sin embargo una semana antes de que anuncien por la radio que acaba de ganar el Nobel de Literatura, la poeta y cónsul chilena Gabriela Mistral (1889-1957) es secuestrada por un grupo de mujeres encapuchadas en su despacho.
Parecen sacadas de otra época. Han venido, dicen, a ajustar cuentas con una de las mujeres más influyentes de su época y a exigirle que rompa su silencio: "Di que eres lesbiana, grítalo", la conmina la misma jovencita de chasquilla azul y zapatillas que le exigirá explicaciones. Porque a solo días de que la autora de Tala se dirija ante la Academia Sueca, esta puede ser su oportunidad de cambiar el mundo.
No hará del episodio un poema ni se lo contará por carta a un amigo intelectual. Tampoco lo consignará la prensa, porque el secuestro que marca el inicio de Mistral, Gabriela (1945), la obra de Andrés Kalawski que el 10 de mayo debuta en el GAM, dirigida por Aliocha de la Sotta, en realidad nunca ocurrió.
"Es una ficción histórica, pero no en el sentido de quienes buscan el intersticio en la historia. Por eso es una obra de Mistral con pistolas", explica Kalawski (1977). "Parte de un evento que sabemos que no ocurrió, pero me interesaba enfrentarla de otra manera. Gabriela Mistral no fue solo poeta, sino como una Hannah Arendt, una teórica política, intelectual, asesora y una pensadora. Yo quise rescatar esa otra parte, y no para saber quién era ella sino para saber quiénes somos nosotros", añade el autor y director del Teatro UC, quien fue asesorado en la investigación por la historiadora Mariana Hausdorf.
Ni feminista ni antifeminista
Cuatro focos encierran la acción. Frente a su captora (Valeria Leyton) está la Mistral que cualquiera reconocería: de pelo corto y canoso, vestida en un traje de dos piezas y con una expresión incómoda en su rostro. Irreconocible, Solange Lackington (1962) luce y se oye como la poeta: la actriz se somete a tres horas de maquillaje y caracterización. Una prótesis de silicona en su nariz y una peluca hacen aparecer al personaje sobre su cuerpo.
Esquivó siempre la pregunta: ¿es usted feminista? "No sostendré esta discusión sobre feminismo a la que desean llevarme algunas señoras y señoritas feministas", escribió Mistral por carta en 1927, desde Francia. En la ficción vuelve a ser acorralada por estos asuntos, pero ahora sus captoras saben más de lo que ella cree: la chantajean con una fotografía suya junto a la artista Laura Rodig, y le enrostran su romance oculto con Palma Guillén.
"Ser la Mistral hoy, con el movimiento femenino que hay en el mundo entero, es tremendamente importante", dice Lackington. "Ella no se sentía feminista ni antifeminista. Siento que su condecir con el feminismo es una cosa que se le escapa de las manos, porque entre las feministas están las mistralianas, que la defienden desde su ser femenina; maestra, educadora, poeta y madre. Pero también están las que la atacan desde ese punto de vista y lugar, el del feminismo más puro y duro, sobre todo por haber ocultado su lesbianismo", agrega.
"Hemos leído todo lo que has publicado. Es imposible encontrarte ahí. Es como leer a distinta gente", le dicen en escena. Mistral responde: "¡Es mi derecho! Y no es cierto: contra el fascismo he sido consistente. ¡Me expulsaron de Italia! (...) Insultarme es improductivo; soy chilena, estoy acostumbrada".
Tras investigar a la poeta, la directora Aliocha de la Sotta (Hilda Peña) cree que su figura se ha vuelto más compleja e indescifrable con los años: "El feminismo de los 80 quiso tomarla y fue imposible, porque la Mistral tiene también todo el rollo de la maternidad súper fuerte", comenta. "La chica que la enfrenta pivotea en la historia; pertenece al presente, pero también al 45. Entonces, son muchas épocas y mujeres las que la interpelan aquí, y de distintas generaciones. Saben que ella tiene las plataformas políticas para hablar, y sin embargo calla. Hacia el final sabemos por qué estas mujeres la secuestran".
Mistral, Gabriela (1945)
de Andrés Kalawski
10 de mayo al 22 de junio en el GAM (Alameda 227, Metro UC, Santiago).
Miércoles a sábado, 21.00 horas.
$6.000 general, y $3.000 estudiantes y tercera edad. +12 años.
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