Game of Thrones, la última guerra: las cosas que hacemos por amor
Las dudas, desconfianzas e intrigas rápidamente vuelven a la mesa al momento de planear la gran guerra. El bando Targaryen se ve debilitado ante la fuerza de la leona que aguardó en calma desde su trono.
Con el Rey de la Noche derrotado, la batalla de Winterfell cumplió su propósito y las fuerzas que se recuperan en el norte, pueden enfocarse en obtener el trono de hierro.
Tras llorar y enterrar a sus muertos, e intentar reestablecer el orden entre las filas Targaryen y Stark, surge la pregunta clave: ¿Daenerys seguirá defendiendo su derecho al trono o definirá junto a Jon Snow quien debe ostentar el título de monarca de los Siete Reinos?
Abundan las piras para incinerar a los caídos en batalla ante el respetuoso silencio de los sobrevivientes. Jon Snow da un sentido discurso antes de prender fuego a los dothraki, inmaculados y norteños que dieron sus vidas por enfrentarse a los caminantes blancos.
Aún en aquella tristeza gélida en que cada uno dijo adiós a quien más estimaba, Daenerys no pudo evitar ver con cierta desconfianza a Jon, su sobrino. Reunidos todos en el gran comedor, aquella distancia sigue presente, pero la Madre de dragones tiene otro plan en mente.
Daenerys interroga a Gendry respecto a su padre, Robert Baratheon, el Rey que usurpó el trono Targaryen. Comienza con el discurso de asesino que bien conocen todos, pero da un giro inesperado: aún siendo un bastardo, como único descendiente viviente de la casa de ciervos, Gendry es nombrado Lord Baratheon. Daenerys ganó otro aliado, un plan que no escapó a la suspicacia de Sansa.
Todos celebran entre brindis con vino e historias seguidas de vitores, pero la joven de cabello plateado se da cuenta que es una forastera, no encaja en aquel lugar donde incluso los hermanos Lannister encontraron un espacio entre amigos. No es la única. Sansa observa atenta todo lo que ocurre en el salón y -en conversación con El Perro- reafirma que ya no es una "pequeña avecilla".
En el éxtasis de la post batalla, las emociones se descontrolan. Gendry declara su amor a Arya y le pide matrimonio para desilusionarse rápidamente: "No soy una lady, nunca lo he sido, esa no soy yo". Jamie Lannister, en tanto, cumple el deseo de quienes quieren verlo con Lady -nombrada caballero- Brienne de Tarth.
No todo es celebración. Daenerys pretende conversar con Jon Snow a solas, pero tras una rápida demostración de amor, le ruega entre lágrimas que no le cuente a nadie su verdadera ascendencia. Su plan: continuar su romance y seguir luchando para ella ostentar la corona de los Siete Reinos.
La nobleza de Jon le impide hacer caso ciego a su solicitud: "Tu eres mi reina, nada cambiará eso. Y ellos son mi familia", le dijo asegurando que debe decirle la verdad a Sansa y Arya, las hermanas con quienes se crió.
Sobre la mesa de estrategia, idean los próximos pasos para la batalla final. Un golpe directo en King's Landing es lo que se planea, pero Sansa se opone manifestando algo lógico, incluso obvio: los soldados y dragones deben descansar.
Daenerys no duda en disparar fuego. Ve el argumento de Sansa como una afrenta y le recuerda que luchó junto a ellos por el norte, no estaba dispuesta a posponer su objetivo de obtener trono. "Los hombres vivirán sin crueldad con su legítima reina", dijo Dany muy segura. Las miradas de desconfianza entre las mujeres Stark y la autoproclamada reina Targaryen, fueron seguidas por una reunión familiar de lobos.
Sin pelos en la lengua Sansa y Arya dijeron que no están de acuerdo con el plan de Daenerys. Jon parece entre la espada y la pared, su familia versus la lealtad que juró a su reina y amante, en simultáneo con su verdadera identidad. Era una bomba de tiempo que puso en manos de Bran para ser detonada.
De nada sirvió que Jon les hiciera jurar que no revelarían que en realidad es hijo de Raeghar Targaryen y Lyanna Stark, bastó una conversación en que Tyrion intentaba convencer a Sansa de aliarse con Daenerys para que Lady Stark manifestara que hay un mejor candidato al trono de hierro: su medio hermano -primo, más bien-.
Siguiendo las órdenes de la reina Targaryen, los batallones se preparan para abandonar Winterfell y encaminarse a Dragonstone por mar y vía terrestre. Todo parece calmo en la travesía marítima, hasta que el vuelo de dragones comandado por Dany se ve interrumpido por la perfeccionada ballesta que -con aparente facilidad- derriba a Raeghal.
El siguiente blanco de Euron Greyjoy, quien aguardaba oculto con una emboscada, fueron los barcos. No había más alternativa que lanzarse al mar y nadar como pudieran a la costa. Poco a poco se reconocen, pero hace falta una integrante fundamental para la madre de dragones: Missandei, su amiga y consejera.
Desde King's Landing, no descansaron en los laureles mientras en el norte combatían a los Caminantes Blancos. Cersei se aferró con fuerza a Euron Greyjoy y su estrategia consiste en "proteger" a su gente en la Fortaleza Roja, para que la mujer Targaryen quede como la sanguinaria que disparó fuego contra los inocentes.
"No se convierta en lo que se ha esforzado en derrotar", dice Lord Varys a una furiosa Daenerys. "Si hay cómo evitar una masacre hay que intentarlo", agrega Tyrion. Pero la dragona está determinada a atacar: "Que sepan a quien culpar cuando el cielo les caiga encima", fue su respuesta, cediendo únicamente a exigir la rendición de Cersei antes de llegar a King's Landing y destruirlo todo.
En un escenario en que Varys y Tyrion conocen la verdad respecto a Jon Snow, y tras la reciente derrota de Daenerys, la posibilidad de traición a la joven monarca es cada vez más tentadora. Tyrion le ruega a quien era conocido como 'La araña' que se mantenga fiel en el equipo Targaryen, pero incluso él sabe que es un bando frágil.
Desde Winterfell, aquella determinación que movió a Jaime también caía a pedazos. La inminente caída de Daenerys trajo las dudas al león dorado, quien decidió alistar su caballo y abandonar el norte. "Cersei es aborrecible, y yo también", respondió a Brienne cuando intentó convencerlo de que es un buen hombre.
Daenerys ya había perdido a un segundo dragón y no estaba dispuesta a llorar otra muerte. Ella misma fue en compañía de Tyrion, Varys y unos pocos inmaculados a enfrentarse a Cersei. Su idea de que ella se rindiera no provocó nada en quien se sabe poseedora de un ejército poderoso y una ciudad rodeada por una fortaleza.
La apelación por el lado emocional que Tyrion intentó con su hermana pareció surtir cierto efecto, pero fue solo una ilusión de minutos. Sin piedad Cersei le dice a Missandei que elija sus últimas palabras y "Dracarys" fue lo último que se escuchó de la boca de la chica de Naath antes de ser decapitada por La Montaña.
La madre de dragones dejará caer su furia aunque no sea la mejor estrategia. Inocentes pagarán las decisiones de dos mujeres que se niegan a ceder su corona.
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