Qué grandes noches tuvo Frutillar. Ni lo malos pronósticos atmosféricos pudieron amedrentar el arte en mayúsculas que se vivió durante este fin de semana. Porque el Teatro del Lago fue escenario de grandes figuras. En su sala principal, del eximio violoncellista Yo-Yo Ma; y en su anfiteatro, del pianista Helmut Deutsch y la soprano Catalina Bertucci.

Es verdad que el interés se concentró en el intérprete asiático. Y no es para menos, porque ya no caben palabras para describir su maestría, su dominio absoluto del instrumento, su manera de comunicar, su carismática profundidad interpretativa.

En el marco de su su gira The Bach Project, el artista regresó a esta sala (debutó allí en el 2013) con las seis Suites para violoncello del compositor barroco. Un programa que para muchos podría ser percibido como denso pero que tiene un fin claro y que es el que ha buscado expandir: compartir estas piezas que lo han acompañado a lo largo de su vida, que son un hilo conductor de la historia conjunta y reflejan el importante papel de la cultura en la sociedad con "personas que buscan el equilibrio y el consuelo en un momento de cambio sin precedentes".

"Las Suites", de gran dificultad para ser tocadas, son de una estructura fija y de gran coherencia, pero por el mismo hecho de la poca información que hay de sus manuscritos y en los que Bach no habría dejado indicaciones de tiempos, la ejecución de ellas es muy variable, donde muchas decisiones interpretativas y técnicas quedan a merced del cellista. En el caso de Ma, su lectura se sumergió en honduras, concentrada, muy personal, y no dejó indiferente. Con su gran musicalidad, equilibrio y control, extrajo exquisitas sonoridades y armonías, recorrió todas las gamas colorísticas del instrumento y ahondó en las emociones humanas, en el dramatismo, en la intimidad y en una tensa alegría.

Una mirada musical profunda y una cautivadora interpretación que fueron coronadas con aplausos de pie que valieron un encore, "El canto de los pájaros", un tema popular catalán que popularizara Pablo Casals y que Yo-Yo Ma interpretó como homenaje a este violoncellista español que rescató las seis "Suites" de Bach del olvido y fue el primero en grabarlas.

En poco más de dos horas, sin intermedio, y sólo con algunos respiros, ya sea por aplausos o por palabras que el propio intérprete dirigió al público, Yo-Yo Ma entregó una experiencia única y de absoluto sobrecogimiento.