Marge Simpson: una madre y mucho más

Fue en el vestíbulo de una oficina donde Matt Groening dibujó por primera vez a la familia amarilla de Springfield, los Simpsons. Apresurado, sudado y nervioso, por la presión de presentar una nueva historia al productor James L. Brooks, el artista creó una familia muy disfuncional. A la matriarca decidió darle el nombre de  Marge, inspirado en el de su madre, Margaret. Por cierto, ella -y la película la Novia de Frankenstein- inspiraron su particular peinado.

Marjorie Jacqueline Bouvier, cuyo apellido de soltera se tomó de la ex primera dama Jackie Kennedy, a menudo es presentada como el estereotipo convencional de madre. Compuesta y racional, frente a la espontaneidad y caos de su esposo Homero. Cándida, y sobreprotectora por sus hijos Lisa y Bart (¿quien no recuerda cuando en un halloween les dice a los niños que "las frutas son dulces naturales").

Aunque habitualmente se le presenta dentro del espacio del hogar, la serie ha imaginado a Marge en diferentes situaciones, en que se la inserta en el viejo conflicto de realización personal, versus lo que la sociedad le exige en su rol de madre y esposa. Por ejemplo, en el episodio Contacto en Springfield, de la sexta temporada, ella decide ingresar al corrupto e ineficiente cuerpo de policía de Springfield. "Marge, si eres policía serías como el hombre y yo sería la mujer, y no tengo ningún interés en eso", le dice su esposo cuando, de mala gana, se entera de sus planes.

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Una lógica similar se da en el episodio Los brazos fuertes de mamá, de la temporada 14. Tras ser asaltada por un hombre y padecer de un trauma que le impedía salir de la casa, Marge supera sus temores e inicia un riguroso entrenamiento físico, el que le da un gran estado de forma y por cierto, mucha fuerza. Así se encuentra nuevamente con quien la había atacado, y en un claro guiño a la paliza que Santino le da a Carlo en El padrino (tiene el grifo roto, los niños acercandose, etc), le da una golpiza que le entrega ánimos. Nuevamente la tensión por los roles será el elemento con que se intenta resolver la trama.

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En otras ocasiones el conflicto gira hacia las convicciones. Como una crítica hacia los estereotipos de la sociedad estadounidese, en el capítulo Pokemamá, de la duodécima temporada, Marge muestra empatía hacia un convicto, Jack Crawley, quien muestra evidente talento para las artes, una disciplina que también desarrolló en su juventud (y retomó cuando debió pintar al Señor Burns). Finalmente todo acaba mal y Jack debe volver a prisión.

Pero aquel episodio es un interesante ejemplo de que la candidez de la madre no es  para hacerla ver boba, sino que en este tipo de instancias, se puede comprender de forma más profunda su sistema de valores. En ese sentido, tal vez junto a Lisa, son los personajes que muestran mayor profundidad emocional en toda la serie.

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