El escritor español Alejandro Palomas (52) nació en Barcelona, pero su madre es chilena, por lo que siente que la mitad de su vida está en nuestro país. Incluso, vivió en Chile entre 1993 a 1996.

Su carrera como escritor tiene una trayectoria en Europa, donde ya ha publicado varios textos, sin embargo, por su raigambre familiar, sentía que tenía pendiente el llegar a Sudamérica.

Por ese motivo, es que junto a Editorial Planeta acaba de editar en nuestro país su novela Una madre. Originalmente lanzada en 2014 bajo etiqueta Siruela, es la primera de una trilogía que además completan Un perro y Un amor (ambas serán publicadas más adelante en Chile). Se trata de una serie de novelas sobre una familia, que tiene mucho que ver con la suya. "Mi idea es escribir como autor local, para luego expandirme por el cono sur", cuenta.

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Una madre en la edición de Destino.[/caption]

-¿Por qué elegiste escribir este tipo de relatos sobre familias?

-Pues, no sé. Yo siempre escribo sobre familias. Me he dado cuenta de que utilizo la familia porque es como un microespacio en el que se refleja todo el macromundo. Todo el macromundo puede reducirse al universo familiar, pero pequeño, entonces, es mucho más manejable. Yo practico en el ámbito familiar cosas que luego voy a emplear fuera de ese recinto de seguridad, y sobre todo porque son relaciones no elegidas, creo que son muy interesantes a nivel sicológico, porque son reactivas. Tu desde que naces reaccionas al entorno familiar. No accionas, porque ya está en marcha aquello. Tu tienes que estar reaccionando a lo que te dice tu madre, reaccionando a lo que te dice tu padre. A la ausencia de tu madre, a la hiperpresencia de tu padre, a tus relaciones con tus hermanos porque, en el fondo, siempre van a ser tus hermanos aunque no te hables con ellos. Entonces, todas esas presencias, omnipresentes, conforman la personalidad de todos, y es importante ver hasta qué punto estamos impregnados de eso.

Como su nombre lo indica, la novela tiene como protagonista a Amalia, la matriarca de un clan que además componen sus hijas Siliva y Emma, además de Fer, quien es el narrador. La mujer, algo inocente y cándida, es quien finalmente trata de mantener unida a su prole ante todos los problemas que van sucediendo.

-¿Te basaste en alguien en específico para crear el personaje de Amalia?

-Amalia tiene mucho de mi madre, y Fer tiene muchísimo de mi, y Silvia es mi hermana mayor, y Emma es mi hermana mediana. Somos los arquetipos, no es que nos haya pasado lo que les pasa a ellos. Todos tienen mucho de nosotros. Si tengo que hablar sobre una familia, lo más fácil para mi, y lo más lógico, es escribir sobre la que yo conozco. No puedo escribir sobre algo que no conozco, no puedo inventar sobre nada. Yo conozco muy bien a mi familia porque somos una familia muy cerrada, muy próxima. Y sobre todo porque cuando escribo soy muy ceramista, necesito tener a mis modelos muy cerca, para ver cómo se mueven, qué hacen, cómo evolucionan, los tonos de voz, ¡todo! Es un compendio de colores y de música.

-Un rasgo interesante es que los personajes están bien perfilados. Cada uno tiene sus rasgos muy claros. Silvia es obsesiva, Emma y Olga son parecidas y buscan la paz, Amalia es inocente, el tío Eduardo un vividor y Fer es aterrizado. ¿Cómo trabajaste esa parte?

-Eso es lo que somos, no tuve que inventar demasiado. Tuve suerte de tener todo el material en casa. A ver, es cierto que puedes tener el material en casa, pero si no sabes alquimizarlo y convertirlo en base de datos no sirve de nada, porque se te difumina mucho y se empastan unos con otros, pero yo tengo la suerte de que seamos así, muy diferenciados los tres y tenemos características muy reconocibles. Eso me ayudó mucho, luego yo tuve que hacer el trabajo de etiquetar, diferenciar y compaginar este tipo de personalidades porque a veces no compaginan nada, entonces a veces chocan, tuve que encontrar unos túneles por donde pudieran comunicarse. Esto es trabajo mío, pero la caracterización venía hecha, yo solo tuve que transcribir, no tuve que escribir.

Estas caracterizaciones van evolucionando a lo largo de la trilogía. "Cuando tu lees Un perro, entiendes bien por qué en Una madre los personajes son así, porque no solo explica por qué eran así, sino también cómo eran antes de Una madre. Entiendes mejor Una madre. Luego llegas a Un amor y te explicas por qué en Un perro son así, y por qué antes de Una madre eran como eran. Todo se reexplica, y todo se intraexplica también", señala Palomas.

-¿Qué fue lo que más te costó al escribir Una madre?

-Mira, hay una cosa que me costó mucho, pero que me costó mucho por inseguridad. Yo siempre temí que mi sentido del humor, que es el que aparece aquí, no se entendiera. ¿Sabes? Yo creí que era muy mío y que nadie lo iba a entender, (todos) iban a pensar que yo era un friki y que estaba loco. Curiosamente, fue al contrario, fue lo que realmente hizo que la identificación del lector y la lectora con el tono fuera muy rápido. Eso, todavía hoy me alucina mucho, porque yo desde niño siempre pensé que el sentido del humor de mi familia nos hacía totalmente ajenos al resto, y es al revés, nos hace partícipes del resto.

Al leer Una madre, se percibe un texto en donde el narrador va siempre explicando al lector cada cosa que ocurre, hay pocos espacios vacíos, pareciera que está todo muy calculado. Sin embargo, Palomas asegura que, pese al resultado final, su forma de trabajar la escritura es más bien intuitiva y lejos de la planificación. "Yo nunca se lo que voy a escribir, nunca tomo notas. Me gusta la escritura como deporte de riesgo, porque sino, siento que no estoy dando todo, que de alguna forma, estoy engañándome… nada está calculado, eso es lo fuerte, yo tengo mucha fe en el inconsciente. Trabajo mucho el inconsciente y me conozco súper bien. Hay un proceso anterior a la escritura como tal, unos seis o siete meses antes, en lo que todo va girando dentro de mi, todo ese panorama va girando como una especie de tormenta, como las tropicales, que van girando y luego se transforma en huracanes, y luego tocan tierra y estallan. Ahí es cuando me pongo a escribir todo ese bagaje. Entonces, sale siempre súper ordenado. Toda la información sale como yo necesito contármela para entenderla, pero yo nunca he pensado en esa información. Es muy raro… el trabajo se hace antes, pero no lo ordeno yo, hay algo en mí que tiene esa capacidad de ordenar".

Debido a este proceso tan intuitivo, es que reconoce que nunca pensó que Una madre sería el inicio de una trilogía, y que Un perro iba a ser la segunda parte. "Eso se dio solo", dice.

También adelanta que habrá una película de Una madre, pero que aún está en etapa de guión. "Estamos viendo cómo contar la historia", dice.

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Alejandro Palomas.[/caption]

Libros made in Chile

A la hora de ser consultado sobre sus principales referentes literarios, Alejandro Palomas cita a los autores franceses David Foenkinos, Phillipe Claudel y a la inglesa Jeanette Winterson (Su novela La pasión es "LA novela en el mundo", dice). Pero debido a su ya citado antecedente familiar, y por el hecho de querer posicionarse en nuestro país, es inevitable inquirirle sobre los autores chilenos que le gustan.

"Yo me crié con las primeras novelas de Marcela Serrano, quien era como una novedad para nosotros. Luego, cuando viví aquí, una autora que me fascinó fue Pía Barros. Ella publicaba en inglés y en español. La conocí y me encantó. Leí dos cosas suyas en aquel momento y fue como 'Dios mío, qué tía, qué moderna'. De alguna manera, ella, en ese momento aceptó conocerme. Ella tenía una editorial en aquel momento y yo fui a verla. Me gustaba esa forma de plantear el espacio literario en una novela".

-¿Y a Roberto Bolaño? Él vivió en Cataluña…

-¿Sabes lo que pasa? Es que a Bolaño lo leí muy mayor, no me hizo como escritor, me hizo lector si. Claro, lo descubrí y me enloquecí, pero es que yo lo doy por hecho, es un tío muy grande, es una bestia, me flipa, me encanta. Tengo casi todo de él.

-¿Y alguno de las nuevas generaciones?

-Alejandro Zambra. Fíjate que yo he dado clases de escritura creativa y siempre he utilizado a Zambra, pero hay una novela de él que me gusta, Bonsai. Para mí, es la novela de Zambra, no he entrado mucho en lo demás. Bonsai me gusta por lo pequeño, es una cosa muy original lo que hace este tío, y marcó mucho porque creo que tiene una voz única. Me parece una de las mejores novelas que he leído, la he tenido en todas mis mudanzas. Una vez la perdí, y la recompré.

En todo caso, Palomas agrega que quiere descubrir a más autores locales. Consultado por nombres latinoamericanos, agrega al argentino Manuel Mujica Lainez y al colombiano Gabriel García Márquez, "aunque no me influenció tanto".

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El autor de Una madre.[/caption]

"No voté por Vox"

En su condición de español, es inevitable consultarle a Palomas sobre los últimos acontecimientos que se han vivido en su país. Desde el auge del feminismo, el autonomismo catalán, las últimas elecciones y el surgimiento de la ultraderecha, representada por Vox.

"Yo creo que (España) está igual de caldeada que en todas partes, no está más caldeada que en otras partes del mundo. Si vas a Argentina, la crispación en la calle es tremenda. En España está todo muy crispado, pero creo que era necesario que se mostrara lo que hay y que no haya mentiras. Y bueno, si hay gente de Vox, que se muestren y que sepamos que existen, porque lo que no puedes hacer es hacer política sin saber lo que hay. No es más que poner las cartas sobre la mesa y decir 'nuestro país está compuesto de esto, ¿qué vamos a hacer para entendernos?'. Si existe la ultraderecha, que desgraciadamente existe, vale, pero está bien que se muestre, porque si lo ocultas es mucho más peligroso", señala el escritor.

"En todo caso creo que es un momento súper interesante, porque está todo el mundo expresándose, y eso es la democracia, expresar. A ver si somos un país tan avanzado democráticamente para gestionar esto, o no lo somos", agrega.

-¿Votaste en las últimas elecciones generales?

-Yo voto siempre, y tengo mi opción política muy clara, pero no te voy a decir cuál es (ríe). Desde luego, no es Vox. Nada que ver.

* Foto portada: Daniel Mordzinsky.