Cuando se apagó la grabadora, Pedropiedra preguntó quién sería el próximo. Hace algunas horas lanzó "Amar en silencio", el primero de los singles de lo que será su próximo disco. "Vamos para la radio, es lo último", contesta su encargada de prensa. Ha dado casi una decena de entrevistas promocionando la canción. Casi siempre dijo lo mismo.
https://www.youtube.com/watch?v=TMmqgpkBm6k
El tema, grabado en febrero pasado, es un adelanto del álbum que espera lanzar entre "octubre o noviembre próximo" y que lo unirá por primera vez con Cristián Heyne, ese excéntrico productor que llevó a lo más alto a Javiera Mena y a Gepe. El mismo nombre que hace veinte años lideraba la factoría adolescente de grupos como Supernova y Stereo 3 y mucho antes lo intentó con su banda Christianes, lo más experimental del pop chileno en los noventas.
La decisión de entregarse a ciegas al trabajo de un productor cambió sus dinámicas de trabajo. "Yo tenía cerca de diez canciones pensadas para el disco y se fueron quedando atrás. Cristián me empezó a alentar. 'Haz más, para que tengamos que elegir'. Hice cuatro y me dijo 'haz una todos los días', Al final, teníamos más de cuarenta", explica.
Como prueba, a mediados del año pasado se unieron en el single "Perder ganar" que sirvió para afianzar la confianza y el trabajo entre ambos. "Nunca me habían exigido tanto", admite.
Dentro de esa exigencia, que tenía a la voz de "Vacaciones en el más allá" enviando ideas, estrofas y coros a diario al productor, apareció la canción que adelanta un disco que incluirá otras nueve pistas.
-¿Cómo fue la génesis de "Amar en silencio"?
-Salió muy rápido. Tenía a Heyne diciéndome "¡Haz más canciones, haz más canciones!", entonces pesqué tres acordes e hice un loop. Lo dejé corriendo y con un micrófono empecé. Ni siquiera alcancé a escribir la letra en un papel. Grabé de una, frase por frase. Por eso suena como rapeada entre dos personas.
https://open.spotify.com/track/1VzT9tQGhJIxfPo6ydPBiV?si=2wc1FEE-RJC0I0Q01B110Q
Una década de "Inteligencia dormida"
Cuando en 2009 editó su primer disco en solitario, Pedropiedra no sabía si el proyecto se trataría de una banda o si sería un cantautor. Aquel álbum, el de "Inteligencia dormida", "Sol mayor" y "Las niñas quieren", lo puso en un radar desconocido. Ahora tenía la responsabilidad de entretener. La gente lo iría a ver a él.
Aquellos que estuvieron en esos primeros shows pueden recordarlo. Pedro se movía estático en el escenario, con lentes de sol y con nula interacción cuando no estaba escudado por sus canciones. Una década más tarde, verlo en vivo resulta una experiencia distinta. Cumbias, solos de guitarras interminables tocados desde el suelo y chistes varios conforman el nuevo cuadro.
-¿Cómo ha cambiado el proyecto de Pedropiedra en estos diez años?
-Me di cuenta que la gente sólo quiere pasarlo bien. Hay que ser bien educado con ellos: si uno lo pasa bien, ellos lo pasan mejor. Aprendí a golpes a disfrutar arriba de un escenario porque al principio me costaba bastante. Ahora estoy contento de seguir sacando temas. Es bueno que le siga interesando a alguien.
En la misma década, además de sacar cinco discos, Pedro Subercaseaux (41) se casó, fue dos veces padre, vivió en carne propia los nuevos aires y el abrupto final de la carrera de Jorge González —como baterista de su banda— y ocupó el mismo rol con 31 Minutos, el fenómeno televisivo que ahora sobrevive como una banda de rock.
"Me han pasado un montón de cosas. Fui papá, viajé por muchos lados, formé Pillanes —la banda que tiene con exmiembros de Chancho en Piedra y Los Bunkers— y pude trabajar con harta gente nueva", rememora.
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Pedropiedra y Álvaro Henríquez en Lollapalooza 2019.[/caption]
González y Henríquez
Su nombre se ha cruzado bastante con tótems referenciales para la música chilena como el mismo González y Álvaro Henríquez de Los Tres.
Con el ex prisionero sigue manteniendo contacto tras el infarto isquémico cerebeloso que casi le cuesta la vida en 2015 y que lo obligó a dejar atrás su carrera como músico activo.
-¿Has visto a Jorge últimamente?
-Sí, está bien y siguiendo un nuevo tratamiento en Quilpué —más cerca del mar, en la Quinta Región— para mejorar su motricidad. Siempre de buen ánimo, pololeando y con un tratamiento que va increible. Nos juntamos con la banda a almorzar y está súper lúcido.
Con Henríquez, en cambio, la historia es reciente. A pesar de ser un fan declarado de su música y haber seguido su carrera de cerca, Piedra no lo conocía en persona. "No me parecía un tipo muy abordable para invitarlo o algo", confiesa.
Eso hasta 2014 cuando a un productor mexicano se le ocurrió juntar durante la misma jornada a Los Tres con Pedro y su banda.
Así recuerda el primer encuentro. "Una vez en México, en el Foro Alicia, tocamos antes que ellos y viene Álvaro al camarín. Yo no lo conocía. Me dice: "Oye ya, cantemos una canción, ¿o no? - "Ya pos" - "Olor a gas, ¿te la sabís?" - "Sí, me la sé" - "Ya, ¡vamos!".
https://youtu.be/osVjzZGmDy0
Cuatro años más tarde y tras el trasplante de hígado que le salvó la vida al compositor de "La torre de Babel", Pedropiedra fue uno de sus escuderos en la Yein Fonda, su vuelta oficial a los escenarios. "Después de la operación se le ve de buen ánimo, como con buena cara. Está flaco y súper sano. Estoy contento por él", apunta. La experiencia se repetiría en la reciente edición del Lollapalooza chileno.
Secretos de un disco en formación
El nuevo álbum de Pedropiedra —aún sin título— se encuentra en la fase final de producción con "un 75 por ciento armado, avanzado y grabado" y la idea es lanzar otros tres adelantos. "Aún puede colarse alguna otra canción o cosas así. El disco aún está en movimiento". Lo que pase con este single determinará el tono del próximo sencillo.
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Piedra y Heyne en el estudio.[/caption]
Semanas antes la dupla Heyne-Piedra había elegido una canción que aún no llega a buen puerto. Se trata de una de las tres colaboraciones de "importantes figuras latinoamericanas" que engalanarán el álbum y que aún no quieren revelar. "Mientras no tengan sus voces grabadas no quiero decir quienes son", explica en tono de misterio.
Lo cierto es que la placa tendrá un sonido marcado por beats programados —adelanta que "no hay ninguna batería tocada realmente"—, sintetizadores y varios otros elementos propios de la música urbana.
"El sonido del disco es bien siglo XXI", afirma el también miembro de Pillanes, "algo con pocos acordes y quiebres armónicos. Es sencillo y directo. Mucho más actual".