Game of Thrones: el triunfo de la comunidad
La gente se junta para ver la serie, se arman eventos en bares, se debate a través de grandes hilos de Twitter, se comparten memes y hay cientos de columnas de opinión en Internet. Más allá de evaluar la calidad técnica y de la historia en la última temporada de GoT, la serie triunfó en crear una comunidad que vivió cada capítulo como si fuera la final de un mundial.
Game of Thrones empezó como un fenómeno tímido. Se destacó primero por ser una de las series más pirateadas en Internet en sus primeras temporadas. También demostró que podías matar al protagonista y seguir creando buenas historias, jugando constantemente con la sorpresa del espectador (para bien o mal, otras series decidieron seguir esta premisa).
El universo de la serie se construyó durante cuatro temporadas con fuerza para recién en 2015 contar con transmisión simultánea en todo el mundo. Los seguidores ya reservaban sus domingos para la serie, Internet se dividía entre los seguidores del libro y la serie, y HBO comenzaba a poner más empeño en la protección de los capítulos ante las inminentes filtraciones.
El abanico de personajes que presenta la serie y las distintas tramas paralelas en desarrollo creaban un rompecabezas complejo y que se armaba lentamente. Sin embargo, la gran precisión en los detalles siempre fue agradecida por los fanáticos. Las series, curiosamente, también entablan una relación con nosotros como espectador. Y todos hemos escuchado que "los detalles hacen la diferencia en el amor". Todos los detalles en la construcción del mundo de Game of Thrones, que si bien citaba a la idea de lo medieval, también incluía fantasía y mística, lograban enamorar y profundizar nuestro lazo con la serie.
Pienso que esta clase de universo permite a su vez que confluyan audiencias de distintas nacionalidades, colores e historias. Los inicios de Game of Thrones conllevan mucha intriga política, al igual que House of Cards. Pero quizás es más universal la imaginería medieval que el congreso de Estados Unidos.
De ahí que la espera entre la séptima y la octava temporada haya generado un espacio no sólo para la expectación, sino para la creación por el lado de la fanaticada, cada vez más grande. GoT es una serie en la que quizás funciona la "teoría de 90-9-1", donde 90% de los usuarios son pasivos, el 9% crea contenido de manera ocasional y el 1% es tan fanático que destina parte de su tiempo para crear contenido y participa activamente en relación al material original. Digamos que el 1% de GoT es lo suficientemente grande como para viralizar desde teorías serias a memes en la web.
La última temporada de Game of Thrones ha sido objeto de conversación durante el último mes y medio. Fue portada de diarios nacionales como de webs específicas. Fue conversado entre fans y quizás más de uno se lo explicó a un pariente que no entendía el escándalo. Durante los seis capítulos las opiniones sobre lo "bueno" y lo "malo" estaban completamente dividas, pero incluso los decepcionados esperaban el siguiente capítulo, porque durante todo este período GoT fue tema de conversaciones profundas y casuales (casi sustituyendo el tópico del clima).
Así, la comunidad y el deseo de participar en ella hizo que nadie abandonara GoT porque es triste no poder ser parte de la conversación. HBO se encargó de darnos una final del Mundial cada semana, donde el comentario, el tweet, el mensaje de whatsapp o el meme se hacía en tiempo real. Y como muy pocos productos en la era del streaming, logró congregar a las personas frente a una pantalla a la misma hora en distintos lugares del mundo.
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