Tras sesenta años de carrera, Eduardo Ravani Vergara (Santiago, 1941) decidió abrir la caja de los secretos. El icónico Señor Zañartu de "La Oficina", ese gag cómico creado en el Jappening con Ja, se saca el maquillaje para tomar una bandera que considera propia. Más allá del personaje y ser "el payaso de la tele", quiere ser recordado como uno de los fundadores de la televisión pública en Chile y referente de una industria que hoy está en crisis.
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A través de un relato cronológico y detallado, Ravani escribe sobre sus días como liceano del Barros Borgoño —donde conoció a Fernando Alarcón, autor del prólogo del libro — y su vida actual, en la que permanece alejado de la televisión, su "amante por casi sesenta años".
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Ravani dirigiendo al elenco del Jappening Con Ja, en los ochenta.[/caption]
Su figura es fundamental para entender el desarrollo de la televisión en Chile. Desde formar parte del grupo seminal de Televisión Nacional —TVN— a finales de los sesenta, ser el modelo que dio vida a los movimientos de Tevito, aquel perro mascota de la señal durante el gobierno de la Unidad Popular, hasta la decisión de seguir trabajando en tiempos de dictadura como director del Festival de Viña y ser fundador del Jappening con Ja, el programa humorístico chileno más exitoso de la historia.
Las anécdotas que adornan la relación entre Eduardo Ravani y la televisión se multiplican por decenas en el libro. Algunas contadas con lujo de detalle como la vez que con libretos del Jappening, el elenco de El Chavo del 8 actuó para Dingolondango, un programa magazinesco que creó para Enrique Maluenda y que lo unió profesionalmente con Jorge Pedreros, en 1977.
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Miembros del Jappening con elenco del Chavo del 8, encabezado por Chespirito.[/caption]
También hay espacio para los episodios de su vida más apegados a su rol de director. Así emerge una desconocida historia entre el compositor mexicano Armando Manzanero con Maitén Montenegro durante una grabación. "Le tocó el trasero durante todo el viaje y ella, impertérrita, no dijo nada para que no fracasara esa toma irrepetible", rememora el también periodista. "Era atrevido con las mujeres. Muy osado".
Las crisis del Jappening
Aunque el autor ha sido claro en señalar que en Con ja y sin ja no cuenta "confesiones personales", sí hay espacio para explicar de primera fuente los constantes desencuentros entre los miembros fundadores del espacio.
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Eduardo Ravani con Jorge Pedreros a principios del 2000.[/caption]
Las famosas peleas con el fallecido Jorge Pedreros (icónico por su rol de Evaristo Espina, el empleado más fiel de Zañartu en "La Oficina") por sus contrapuestas visiones de cómo hacer televisión —que los tuvieron enemistados por varios períodos—, se suman a episodios recientes de alejamiento con Gloria Benavides y la mala evaluación que tenía el público en contra de los personajes de Gladys del Río.
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"Jorge y Gladys tienen una discusión de alto grado con la dirección del programa. Abandonan el estudio con la intención de renunciar (...) Alegan contra todos e, incluso, discuten violentamente contra el personal de seguridad, arrojando sus credenciales para luego abandonar el canal. Al irse, no nos permiten seguir usando 'Ríe', el himno del programa", relata Ravani sobre el primer quiebre del elenco a mediados de los ochenta.
Ríe cuando todos estén tristes: el mea culpa de Ravani
La historia de su carrera está marcada por el régimen de Pinochet. Durante esos diecisiete años, el director cosechó sus mayores triunfos en la televisión, pero carga hasta hoy el estigma de ser parte del "circo del dictador", algo que asume como una "dolorosa caricatura".
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En la foto, Eduardo Ravani junto a Javier Miranda, Jorge Rencoret y Marcelo Hernández (Cachureos) a mediados de los ochenta.[/caption]
En las cientos de pequeñas historias que recorren sus memorias, reconoce que tras el Golpe Militar siguió trabajando en Televisión Nacional.
"En ese tiempo todos nuestros actos eran seguidos. No podíamos creer en nadie ni emitir juicios críticos que afectaran al gobierno", confiesa Ravani, y cuenta que el General Pinochet era fanático de su programa. "Los escoltas, apurados, preparan los autos para volver a Santiago. Sale corriendo Pinochet. 'Se echó a perder el televisor y no hay señal. No me puedo perder el Jappening'", escribe el director, y añade que en su elenco convivían "demócratas cristianos, pro militares, izquierdistas y, en alguna oportunidad, hubo integrantes del MIR".
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Con la perspectiva del tiempo, Ravani cree que el programa humorístico fue visto por los militares como una forma de "aquietar y aletargar" a la gente.
Luego sigue: "Desde ese punto de vista sí creo que fuimos utilizados y pasamos a ser tontos útiles, sin quererlo ni desearlo, porque nosotros tratamos de ser apaciguadores del dolor, de las penas compartidas y de la angustia permanente (...) Nuestra intención jamás fue comprometernos con la dictadura".
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"Con Ja y sin Ja, mis archivos secretos" (Paparazzi Ediciones).[/caption]
* Con Ja y sin Ja, mis archivos secretos está disponible en librerías con un precio sugerido de $14 mil pesos. También se encuentra escribiendo al email: conjaysinja@gmail.com.