Conocido por firmar las secuelas de sagas como Scary Movie y The Hangover, Craig Mazin cambió el tono de sus guiones en la primera serie que lleva su firma como creador, una que además se convirtió en un fenómeno de HBO.
"La primera persona con la que hablé fue Carolyn Strauss, una amiga en común con la gente tras Game of Thrones. Con ella fui hasta HBO para poder escribir el guión", contó el estadounidense en Londres, a distintos medios de prensa, sobre el origen del proyecto Chernobyl.
"Escribí los guiones con Jared Harris, Stellan Skarsgard y Emily Watson en mente y todos dijeron que sí. Vimos estas miniseries extraordinarias de Johan Renck y pensé que él podría ser el director, y quiso sumarse. La serie es horriblemente angustiante, pero el proceso en sí fue una verdadera alegría", añade.
Todo comenzó hace cinco años cuando Craig Mazin encontró un artículo periodístico sobre la construcción de una unidad de contención sobre los restos de la planta nuclear de Chernóbil.
"Se me ocurrió que, como casi todos, sabía que Chernóbil había explotado, pero la mayoría de la gente no sabe por qué, y yo tampoco", confiesa.
Luego sigue: "Eso me parecía sorprendente, así que empecé a leer sobre Chernóbil y dos hechos saltaron de inmediato. Primero, que la noche de la explosión estaban realizando una prueba de seguridad. Pensé que lo irónico del asunto era alucinante: la prueba de seguridad hizo estallar un reactor nuclear. Lo segundo fue que el hombre a cargo de apagar el incendio, limpiar e investigar cómo ocurrió, se suicidó dos años después del día de la explosión. Cuanto más leía más historias encontraba. Era una cantidad imposible de historias de desolación, brutalmente reveladoras, inspiradoras y al mismo tiempo desalentadoras. Lo mejor y lo peor que la humanidad puede ofrecer".
Chernobyl, la serie en donde Craig Mazin figura además como productor ejecutivo, exhibe en su primer capítulo el suicidio de su protagonista y las imágenes de la explosión del reactor nuclear.
"Todo el mundo sabe que explotó. No voy a hacerlos esperar por eso", se defiende su autor, y explica que "la belleza terrible de Chernóbil viene precisamente en todo lo que ocurre después".
Según Mazin, "cuando un reactor nuclear explota, no es la explosión lo terrible, sino las consecuencias. Fue la belleza de las historias humanas lo que me conmovió, tan aterradoras y desgarradoras, pero también alentadoras".
En su investigación para el guión, Craig Mazin visitó la Universidad del Sur de California, "en donde un profesor de física nuclear me explicó cómo funcionan los reactores nucleares. Leí mucho. Fue esencial comprender detalles como, si un joven fue enviado a la zona de Chernóbil, ¿qué ropa estaba usando? Qué sabe él sobre la radiación o qué tipo de arma pongo en sus manos. Ese tipo de cosas", dice el guionista.
Aclara que dejó fuera de Chernobyl muchas historias terribles, porque "lo que realmente ocurrió era difícil de creer".
"Si hubiese escrito la serie como una ficción, la gente inmediatamente la hubiera considerado poco realista, porque el nivel de negación que se produjo, especialmente la noche de la explosión en el episodio uno, es profundo e impactante. Tuve que hacerlo realmente menos violento en ciertas partes", agrega.
Entre las historias que sí consideró, "están los médicos que trabajaron en Prípiat esa noche, los trabajadores de la planta de energía que pensaron que el edificio estaba bajo un ataque y los hombres anónimos reclutados para subir hasta un techo cubierto de grafito radioactivo y que recibieron una vida de radiación en apenas noventa segundos".
Luego dirá: "Contamos la historia de los bomberos y de cada una de sus esposas, como Lyudmila Ignatenko, quien ha hablado de manera elocuente y bella sobre ver morir a su esposo. Seguimos al académico Valery Legasov y al funcionario del gobierno soviético asignado para supervisar su trabajo. También tenemos al personaje de Emily Watson que representa esencialmente a muchos científicos de entonces, quienes no solo arriesgaron sus vidas quedándose cerca del reactor, sino que también arriesgaron su integridad al desafiar al Estado".
¿Por qué es importante hoy una historia como la de Chernobyl? "Vivimos una época en que las personas parecen estar volviendo a abrazar la idea corrosiva de que lo que creemos como verdad es más importante que la verdad. Es como si la verdad se hubiera convertido en una broma. Una de las lecciones más importantes de Chernóbil es que la verdad no se preocupa por nosotros. El sistema soviético estaba sumergido en este culto al relato, hasta que un día la verdad estalló. Por eso esta historia es más relevante que nunca".
Según Craig Mazin, "lo más hermoso de Chernóbil es que, incluso en tiempos de desastre, las personas se ponen de pie y siguen adelante de manera ejemplar y noble".
Ambición universal
"Como estamos contando una historia europea, y con Sky produciendo a la par de HBO, tenía sentido que nuestro hábitat fuera el Reino Unido", dice el guionista de Chernobyl.
Luego añade: "Sin embargo, para recrear los años de la Unión Soviética, necesitábamos filmar en Lituania, con un set a escala y una producción ambiciosa y asombrosa".
Craig Mazin asegura que todo lo que aparece en la serie es fiel a la hora y ubicación de los hechos, desde "los detalles más pequeños en el vestuario de los cientos de extras", hasta "la demolición de estructuras abandonadas para obtener escombros, como parte de las tareas por convertir los exteriores en el entorno de la planta nuclear de Chernóbil".
Llama la atención la pulcritud de las locaciones y los equipos utilizados en Chernobyl. Según Craig Mazin, "todos entendieron la importancia de hacerlo bien".
"Escribí Chernobyl sin ningún reparo por el presupuesto", dice el guionista.
"Mis únicas restricciones fueron del orden creativo y dramático, y bajo mis propios términos. Afortunadamente, nuestro equipo de producción pudo asociarse con HBO y Sky para obtener los recursos que necesitábamos para hacerle justicia a esta relevante pieza de la historia universal".