El apellido González, impreso en un adhesivo sobre el timbre del portón metálico, advierte al visitante ocasional lo que todos los vecinos de la cuadra ya saben: al otro lado del umbral está la casa que por más de medio siglo ha ocupado la familia de ese apellido, incluyendo al artista más popular que ha salido de la comuna de San Miguel.
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El padre de Jorge González frente al mural.[/caption]
Hoy, la casa, de fachada continua y baja altura, como es la norma en ese sector de avenida Salesianos donde el tiempo parece detenido en los años 80, es habitada por Jorge González Ramírez -o Coke Rey, para sus cercanos-, padre del ex líder de Los Prisioneros, quien tras algunos años cuidando a su primogénito en su departamento regresó recientemente a vivir a la que fue la casa de su madre, Zaida Ramírez. La misma que, a sus 81 años, sigue ocupando para confeccionar los timbres de goma que vende por todo Chile.
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De Coke Rey fue la idea y el diseño preliminar del extenso mural que hoy luce la fachada de su casa, con el rostro de su hijo bajo la leyenda "Nada es para siempre". De alguna forma, el título del primer sencillo de Trenes, el quinto disco solista de Jorge González Ríos, se ha transformado también en una suerte de mantra familiar, un lema que sintetiza los cambios que ha sufrido la carrera y la rutina del cantautor desde el accidente cerebrovascular que sufrió a comienzos de 2015.
Inicialmente, el padre del autor de "Amiga mía" contactó para el trabajo al diseñador gráfico y caricaturista Guillermo Galindo, conocido como Malaimagen, con quien entabló amistad luego que éste dedicara un par de ilustraciones a su hijo. Galindo lo derivó con César Vallejos (35), serigrafista y diseñador gráfico, quien luego de recomendarle a otros muralistas terminó él mismo encargándose de la obra.
"Coke tenía la idea de hacer un homenaje en vida a Jorge. Él quiso que llevara la frase 'Nada es para siempre'. La idea es que fuera algo alegre, con color, por eso elegí una imagen de Jorge sonriendo", explica Vallejos, quien en marzo comenzó a trabajar en el primer mural dedicado exclusivamente al cantautor, a punta de brocha, pincel, rodillo y esmalte al agua.
Con el correr de los días fueron surgiendo más detalles que completan la obra, como el bajo que ocupó el músico en el regreso de Los Prisioneros, el gato con audífonos de su tercer álbum en solitario y una mano sosteniendo un corazón, inspirada en la última escena del videoclip de "Maldito sudaca" según explica el autor, asistido en el proceso por Javiera Castillo y Patricio Bascuñán, además de otros amigos que se sumaron a la iniciativa y los vecinos que dieron ánimo y aportaron anécdotas de infancia de González.
Para Vallejos, dueño de un gato de tres años llamado Jorge Corazones y autor de diversos afiches dedicados al ex Los Prisioneros, el mural, al que le faltan los últimos retoques, es algo que parecía trazado de antemano en su destino. "Algo muy loco, como esas ideas o frases premonitorias del mismo Jorge que después terminan cerrando un ciclo personal de él", comenta.
Para Jorge González Ramírez, en tanto, se trata de la concreción de un viejo anhelo, el que culminará cuando pueda mostrarle personalmente a su primogénito el homenaje que le dedicó.
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