Más allá de su premiere o una conferencia de prensa de la que el ídolo se ausentó, los días cruciales de Mi amigo Alexis partían ayer. Debutando en cerca de 60 pantallas, el filme se estrenó en todas las regiones del país, contando con una cálida recepción de la crítica local, a gusto con una historia que incluye a Alexis Sánchez como actor, pero que no es una película biográfica; se centra en Tito, un niño que lo conoce, y su familia.
Pablo Marín, crítico de cine de Culto, advierte la particularidad del filme al señalar que "en el caso del cine chileno no conozco nada parecido", pero que "la película tiene con qué responder. Es lo que antiguamente llamaban una película familiar, una historia que apela a públicos concretos de distintas edades, de distintos intereses".
"En su propio concepto funciona bien. Creo que cumple con lo que uno podría esperar, pensando que es una producción con intención más masiva, y supera bastante el promedio de películas de este tipo que normalmente se hacen en Chile", dice Joel Poblete, crítico de cine de Cooperativa y Publimetro.
Isabel Plant, conductora de radio Pauta, detalla que "aunque se basa en una fórmula que hemos visto varias veces, un niño que tiene que sortear obstáculos para llegar a su destino, lo que funciona es que no es obvia dentro de todas sus opciones narrativas".
"Creo que Alexis Sánchez hace lo que puede con la actuación. Pero contando sus errores, es una película que flota sola, y que como cine infantil chileno está bien", añade. Sobre la actuación de Sánchez, René Martín, crítico de La Tercera, asegura que "tiene encanto, chispa, hay momentos en que dice sus diálogos bien. No sé si va a volver a actuar, pero lo que hace me parece que es bastante decente, más allá de un par de escenas. Lo mal que está a ratos no afecta lo bien que está la película en su conjunto".
Donde también hay coincidencia es en la buena actuación de Daniel Muñoz, el desempeño de los niños protagonistas (Luciano González como Tito y Marco Baeza como Alexis de niño) y la mirada que le imprime el director Alejandro Fernández Almendras, elogiado por títulos como Matar a un hombre y Aquí no ha pasado nada, y que nunca había dirigido una cinta decididamente masiva.
Marín señala que "en la construcción de los personajes hay algo más atractivo que en la película de vocación popular promedio. En ese sentido es superior".