"La existencia del documental era un secreto, obviamente todo lo que teníamos era esencialmente un spoiler", cuenta al teléfono, y ya sin preocupaciones, Jeanie Finlay, la autora de uno de los filmes más inesperados de la TV del último tiempo. A la vez complemento y una historia independiente a Game of Thrones, su documental The last watch -estrenado el último domingo por HBO y disponible en HBO Go- aborda la compleja trastienda y el difícil adiós de la temporada final de la ficción, el acontecimiento más esperado de las series de esta década.

En conversación con Culto y otros medios latinos, Finlay cuenta que antes de recibir el ofrecimiento de realizar el filme no era una gran seguidora. Pero ya implicada, llegó cuatro meses antes que los actores a Belfast, Irlanda del Norte -donde están los estudios en que se realizó la mayor parte de la serie-, y experimentó el rigor de las medidas de seguridad. "Editamos material encriptado, teníamos una línea asegurada, HBO New York fue a mi oficina para asegurarla, todos los que trabajaron tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad. Mantuvimos el secreto, lo que significaba que si alguien venía y tomaba los computadores tampoco podría revelar los secretos de la serie", explica.

The last watch sigue a personajes invisibles para el público general, pero vitales en la producción. Fuera de las grandes estrellas o la dupla de creadores, David Benioff y D. B. Weiss, figura el veterano productor ejecutivo Bernie Caumfield, el encargado de la nieve o la mujer que atiende una solicitada van con el café de la serie. También el actor y doble de riesgo Vladimir Furdik, El Rey de la Noche en la historia.

"Sentí que era importante que incluyéramos a algunos del elenco, pero también enfocarnos en los héroes anónimos, porque ahí podría haber más historias de las que no hemos escuchado, para realmente conocer esa pasión y cómo hay tanto corazón puesto en llevar la serie a la pantalla", dice. La cineasta detalla que tuvo acceso a los guiones de los primeros cinco episodios antes que cualquier actor, y que hasta último momento no había certeza en que pudiera grabar la muy comentada lectura de guión de la última temporada, en que Kit Harington se entera del desenlace entre Jon Snow y Daenerys. "La atmósfera era una montaña rusa de emociones", señala sobre ese momento.

-¿Qué fue lo más difícil de la filmación?

-La escala y duración del documental. Filmamos casi 50 horas en un mes, era el equivalente a The long night (el tercer capítulo del último ciclo). Era mucho aguante y mantenerse enfocado. Uno de los desafíos más grandes fue que había cosas muy arriesgadas sucediendo todo el tiempo, hombres en llamas y cosas así. La pregunta que siempre me hacía era "¿este tema es atractivo para uno de mis personajes o afecta a Game of Thrones?", y si era solo acerca de la trama entonces no era necesariamente relevante para mi filme.

-¿Cuál cree que es el legado que deja Game of thrones?

-Hay un aspecto físico del legado, como los sets en Belfast que la gente está explorando y mirando. Lo que me impresiona y encuentro fascinante es cómo la audiencia ve el show, lo hacen juntos, realizan reuniones para verla, o hacen memes. Esa entretención y pasión es extraordinaria.