Doce kilómetros al sureste de Glasgow, la ciudad más poblada de Escocia, se encuentra East Kilbride, urbe de 75 mil habitantes donde hace dos años cerró la vieja fábrica de motores Rolls-Royce que en los años 70 protagonizó un singular acto de apoyo a la causa política contra el gobierno de Pinochet. En marzo de 1974, cuatro trabajadores de la planta se negaron a reparar los motores de aviones Hawker Hunter llegados desde Chile, como protesta por el golpe de Estado de 1973. Este modelo de jets británicos, se sabe, fue el utilizado por la Fuerza Aérea Chilena para bombardear el Palacio de La Moneda la mañana del 11 de septiembre de aquel año.
Los protagonistas de la acción fueron Bob Fulton, Robert Somerville, Stuart Barrie y John Keenan, amigos, compañeros de trabajo y de juerga, pero además personajes centrales del documental Nae Pasaran, del realizador chileno Felipe Bustos Sierra (1977). Hoy, hace mucho tiempo jubilados, son septuagenarios, octogenarios y hasta nonagenarios, en el caso de Bob Fulton.
Seis meses después del 11 de septiembre de 1973, los empleados de Rolls-Royce (la compañía que fabricaba los motores de los Hawker Hunter) recibieron las órdenes de reparar varios motores que traían la inscripción "Chile engine".
Uno de los trabajadores, Bob Fulton, recuerda en el documental su reacción del momento. "Eran unos ejes de compresión. Decían que eran de Chile. Y yo pensé y luego expresé en voz alta: 'Soy cristiano y voy a boicotear estos motores por razones morales'". Fulton fue justamente quien inició la acción, que fue seguida por sus colegas en East Kilbride.
La película, que contiene material de archivo y entrevistas actuales a Fulton, Somerville, Barrie y Keenan, se estrena la próxima semana en Chile, en salas del circuito de documentales del programa Miradoc, de Arica a Punta Arenas, incluyendo en Santiago la Cineteca Nacional y Matucana 100, entre otras salas.
Nae Pasaran hace alusión en su título a la expresión fonética en inglés del famoso grito de guerra de los republicanos en la Guerra Civil española y el año pasado ganó el premio BAFTA de Escocia a Mejor película. Además de los escoceses, el filme contiene testimonios de ex presos políticos chilenos e incluso una entrevista al ex comandante en jefe de las Fuerza Aérea Fernando Rojas Vender (1995-1999).
Condecorados en Chile
Los motores Hawker Hunter se mantuvieron durante cuatro años a la intemperie, sufrieron los daños de la herrumbre y una cinta negra los cubría para indicar que no debían ser intervenidos. De acuerdo a los obreros de Rolls-Royce hubo otros países que hicieron mantención aeronáutica a la Fuerza Aérea Chilena en aquella época (India, Israel y Sudáfrica), pero la mejor reparación posible siempre sería en el lugar donde fueron fabricados los motores: en East Kilbride.
Fulton y sus compañeros también recuerdan que una noche de 1978, poco antes de que asumiera Margaret Thatcher en el gobierno británico, los fierros aeronáuticos desaparecieron. La hipótesis del director Felipe Bustos Sierra es que retornaron a Chile, donde habrían sido reincorporados a sus aviones, funcionando hasta los años 90. Al parecer, Rolls-Royce se los habría devuelto a la Fuerza Aérea Chilena.
Los obreros de la fábrica creen que los motores se estropearon para siempre al estar a cielo descubierto durante cuatro años. Lo dicen repetidamente en la película y parecen no creer que hayan podido volver a andar.
Tampoco parecen poder creer lo que les sucedería en 2015: viajaron 12 mil kilómetros al sur de su país para ser condecorados por el gobierno chileno con la medalla Bernardo O'Higgins, una de las más importantes reservada a los extranjeros.
Su episodio ha traspasado varias fronteras e incluso inspiró a artistas de otras áreas: una de las obras que actualmente expone el destacado premio Turner británico Anish Kapoor en la Fundación CorpArtes se inspira en la historia de 1974.
https://www.youtube.com/watch?v=DfvjMnbejug