Se cuenta que Richard Strauss (1864-1949), el gran compositor alemán conocido por su poema sinfónico Así habló Zarathustra (1896), se hizo construir una gran villa en el pueblo alpino de Garmisch-Partenchirchen con el dinero que ganó tras el éxito de su ópera Salomé (1906). Había encontrado en el género lírico a la gallina de los huevos de oro y no le hizo falta romperse el espinazo dirigiendo orquestas, como sí lo hizo su contemporáneo Gustav Mahler (1860-1911). Es más: en la mencionada aldea bávara Strauss vivió el resto de su larga vida. Mahler, por contraste, murió en 1911 a los 50 años en un sanatorio de Viena.
En ese mismo año, el músico germano estrenaba triunfalmente su quinta ópera. La tituló El caballero de la rosa, después de llamarla hasta el día previo al estreno Ochs auf Lerchenau, nombre que aludía a uno de los protagonistas: un tosco, misógino y bastante torpe barón de apellido Ochs. En la historia, ambientada en la Austria de 1740, Ochs es objeto de las maquinaciones de la princesa Marie Thérèse von Werdenberg, conocida como Mariscala, y de su amante Octavian.
El apellido Ochs no es casual. Existe como tal y en alemán significa "buey", un juego de palabras que alude a la naturaleza rústica y poco refinada del barón, primo de la Mariscala. Por el contrario, ella es puro gusto, tacto y, sobre todo, sabia experiencia: engaña ocasionalmente a su esposo, pero sabe que su hora ha pasado y que deberá eventualmente dejar ir a Octavian.
El caballero de la rosa se ha presentado apenas dos veces en Chile, la última de ellas en 1987, y desde mañana estará de regreso en el Teatro Municipal en una producción escénica del argentino Alejandro Chacón. Es la más extensa de las 15 óperas de Richard Strauss, con una orquestación opulenta y una gran presencia de voces femeninas en escena.
Opera moderna
Se sabe que Strauss, heredero musical de Wagner, era un admirador de las tesituras de mujeres, capaz de darle una relevancia única en cada una de sus óperas, entre ellas Salomé (1905), Elektra (1909), Ariadna en Naxos (1912) o La mujer sin sombra (1919).
Con libreto del dramaturgo austríaco Hugo von Hofmannsthal (1874-1929), El caballero de la rosa funciona como un elogio del aplomo, pero al mismo tiempo ingenio femeninos. Después de que el propio Barón Ochs se encarga de fanfarronear con que pronto se casará con la joven heredera Sophie von Faninal y que además la engañará con cada muchacha que se le presente en el camino, la Mariscala idea un plan singular: envía a Octavian con una rosa de plata a modo de invitación para aceptar la propuesta de matrimonio del barón.
Para desgracia de Ochs, tal encuentro propiciará un súbito flechazo de amor entre los jóvenes. De alguna manera, la Mariscala busca que Octavian se desligue de ella y al mismo tiempo desea que Sophie no caiga en las garras de Ochs.
La dirección musical de la ópera correrá a cargo de Maximiano Valdés, quien la define de esta manera: "Es una obra en la que convergen todo el conocimiento, técnica y experiencia que Strauss había acumulado hasta ese momento. Todo fluye en un continuo, sin pausa desde principio a fin de cada acto. En esto radica, en parte, su dificultad".
En el rol de Octavian, el Teatro Municipal se dará el lujo de recibir a la mezzosoprano francesa Sophie Koch (1969), una de las mejores intérpretes de Richard Strauss del momento. Lleva 20 años cantando el rol, que cae en la categoría de los papeles "con pantalones", es decir aquellos personajes masculinos a cargo de mujeres. Como Cherubino en Las bodas de Fígaro, de Mozart.
"Me atrae Octavian porque es variado, tiene muchos colores. Es joven, es un poco arrogante. Pero también es tierno. Y, por supuesto, también es divertido", dice Koch sobre este rol, que acaba de hacer en mayo en la Opera de Dresde e interpretará el próximo año en la Opera de Viena.
La intérprete gala también hace hincapié en la relevancia de los roles femeninos de la obra: "Creo que el personaje de la Mariscala es muy fuerte, pero al mismo tiempo es hábil. Esa audacia le viene de su experiencia en la vida, lo que le da una cualidad especial: idealmente debería ser interpretado por una cantante madura. En ese sentido, El caballero de la rosa es una ópera muy moderna. Por otro lado el personaje del barón Ochs parece en principio algo caricaturesco, pero creo que va más allá de eso: aunque no lo parezca, puede llegar a ser un tipo ingenuo".
De sus presentaciones con esta obra, dice que recuerda especialmente dos: "Me acuerdo de mi primer Octavian en Viena hace 20 años. Apenas tuve dos días para ensayar. La otra producción de la que tengo grandes memorias es la que en el 2014 hicimos en Salzburgo con la dirección escénica de Harry Kupfer. El tenía claridad absoluta de cada escena y de cada rol. Eso es algo que muchas veces no se encuentra en los directores de escena".